Con respector a lo afirmdo por Zayra, de tomar la leche, no dudo que toda llegó a su boca por obra y gracia de esta fantástica cogedora (y mamadora, claro) y siguió por su garganta hasta sus entrañas...
Recuerdo el momento del final: Yo acostado, boca arriba, ella entre mis piernas mirándome y chupando. Su cabecita iba y venía, hasta el momento final: yo debo haber gemido algo como ¡acaboooooo!. Ella presionaba firmemente su cabeza, mientras era yo el que me agitaba, el que cogía su boca. Zayra recibió firme mis embestidas. Mi pija en su boca estaba aprisionada por su lengua que intentaba sostenerla contra el paladar, para que no saliera de su boca. Y lo logró con la colaboración de sus labios, que apretaban la presa para que no escapara. Sus ojos, fijos en los míos, parecían sonreírme, ya que sus labios no podían hacerlo.Y así acabé todo lo que tenía para darle, agarrándome a las sábanas. Luego quedé como en otro mundo, en una dulce ensoñación, en éxtasis por unos minutos.
¡Que experiencia fantástica el conocerte, cordobesa! Seguro, Zayra se ubica entre las mejores!