Iniciado por La Cortesana
Esta es mi experiencia de lo acontecido el día jueves:
Con su deseo de explorar siempre nuevos sabores La Cortesana fué invitada a compartir este encuentro con un gran caballero, Giorgio, y una hermosa fémina, Rocío-Cerezita.
Al llegar al departamento de la dama fluían en mí los nervios propios de un encuentro distinto y el deseo de tocar una piel femenina.
Conversamos acompañados por un delicioso vino, nos reímos como conocidos de siempre, pero mi deseo de comenzar con el goce físico empezaba a hacerme entrar en calor.
Nuestro caballero decidió tomar una ducha y al rozarnos casi por casualidad con Rocío no pudimos evitar empezar a explorarnos. Nuestros labios se tocaron por primera vez, tímidamente al principio, fogozamente después. Yo besé su araña en el cuello, ella besó mi signo lésbico; sus manos recorrieron mis espalda y se plantaron en mi cola, mis manos levantaron su remera deseosas de esos pechos apetitosos.
Nuestro caballero al regresar compartió ese momento respetuosamente mientras observaba, luego cada una se duchó y amablemente Giorgio nos dió el permiso para que ese tiempo fuera nuestro, así fue, recostadas en la cama nos besamos con una mezcla de dulzura y desenfreno pocas veces vivída por mí, lamió mis pechos, contuvo mi pezón en su boca y jugueteó; bajó por mi centro, llegó a mi clítoris, lo consagró como a un cáliz, un cáliz del cual había que beber jugos y los jugos fueron bebidos en el momento exacto. Cuando ella se recostó me dispuse a saborear su piel delicada con sus pechos erectos, besé su abdomen rítmico y alcancé su presiado tesoro que entabló una lujuriosa batalla con mi boca y mi lengua, la sentí profundamente. Volvimos a chocar nuestras bocas, entrelazamos nuestras piernas y nos dimos otro éxtasis con el roce de nuestros montes de venus.
Luego de ese viaje invitamos a nuestro paciente caballero a recostarse con nosotras para empezar a besarlo donde las dos conocíamos como un lugar de placer del noble, llegamos a su falo que nos fuimos prestando y compartimos por turnos y al mismo tiempo, lo lamimos, lo introdujimos en nuestras bocas. Mi sed me llevó a dejarle el miembro a la dama y a ubicarme detrás de ella para beber más de su cavidad. Sabiamente cuando nuestro amigo deseaba explotar Rocío lo montó y cabalgó, mientras mi boca se iba entre su cuello y sus pechos hasta que llegó el clímax.
Nos tomamos un tiempo de descanso, pero las manos no descansaron, siguieron las caricias para que nuevamente entre ella y yo emanara nuevamente el deseo, que culminó en lamidas mutuas.
Yo deseaba tener al caballero dentro mío, por ello mis besos se extendieron hacia él, que no vaciló en responder regalando la rigidez necesaria para colocarme en esa posición profunda y penetrarme suavemente primero, salvajemente después mientra Rocío besaba mi espalda, yo lamía su sexo, ella me acariciaba y yo me perdía en la selva del placer.
Las hora apremiaban y debía partir, pero no dudo que el honor se va a repetir, nos despedimos con besos que fueron frenados por el reloj, caso contrario seguramente hubiéramos querido más......
Gracias Giorgio por esta aventura deliciosa !!!
Gracias Rocío por tu calidez, tu suavidad y tu lujuria !!!
Besos
La Cortesana
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