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[XP] AYLEN, TOTAL Y LA COJUCHA ERECTORA

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[XP] [XP] AYLEN, TOTAL Y LA COJUCHA ERECTORA
Antiguo 29-Apr-2008, 17:58
AYLEN, TOTAL Y LA COJUCHA ERECTORA
UNA FICCION CON SEXO EXPLICITO REAL

-¡Larga todo y ven… es importante! Ya hablé con Andrea y esta todo arreglado.
- Pero…Total…
- Nada de peros, el dinero está y la comisión es muy jugosa…
- Es que, el nombre del lugar… tan lejos, me da no sé, un poco de miedo…
- Déjate de joder, lo más que puede pasar es que te violen en la choza del brujo,
-¡Ja!... vamos a ver quién viola a quién… Okey… en una hora estoy lista, espérame abajo.
Una hora después estacionaba el Chivo en la esquina de Parque Patricios acordada.
El viaje fue rápido. Aeroparque, Resistencia. Allí alquiler en Renta Car y partimos hacia Ingeniero Juárez, en el extremo oeste de Formosa.
Pirané, tirón hacia Comandante Fontana, cruzando el semiárido sector cubierto por bosques de vinal, con sus espinas como púas. Impenetrable. Espinas que impiden llegar al tronco formando un arbusto con agujas duras, de hasta veinte centímetros de largo. Algunas palmeras y plantas subtropicales tratando de sobrevivir. Tierra resquebrajada por el sol, producto de la tala indiscriminada que La Forestal hizo de los inmensos bosques de quebrachales formoseños.
De Comandante Fontana hasta Laguna Yema, con paisaje similar. Decenas de casas de barro y paja, al costado del camino y pobladores de dientes amarronados por el arsénico y salitre del agua que beben y extraen de pozos y bombas.
Ingeniero Juárez es una población chata, de casas simples, donde los barrios FONAVI son las zonas residenciales y miles de chicos y mujeres arrastran arcaicas carretillas armadas de maderas de embalaje, conteniendo bidones de variada procedencia, que se aglomeran en la estación de ferrocarril para recibir la ración de agua potable que el tren trae y que carga en un inmenso tanque donde, aún, con letras descascaradas se puede leer “Primer Plan Quinquenal”, resabio de la época dorada que produjo 75.000 obras públicas, en cinco años, en beneficio de la población postergada.
Aylén todo el viaje observaba ese paisaje increíble, como si se hubiese trasladado del cemento y derroche porteño, a un pasado de silencios, atraso irresponsable, educación entrecortada por la subsistencia y la ignorancia.
Al llegar, un descanso reparador y un baño con agua turbia (color té oscuro), en el hotel del Automóvil Club. Luego nos dirigimos hacia nuestra meta, la “casa” del chaman (brujo) Wichí (gente) al que llamaban con el pomposo nombre “blanco” de: Don Valeriano.
La “casa” era una choza de forma cupular hemisférica hecha de bloques de barro cocido, tirantería de troncos finos y paja atada con alambre de enfardar. Medía, aproximadamente, 6 metros de ancho, 10 metros de largo, por 3 metros de alto. No tenía puerta.
Una especie de galería de caña bambú la rodeaba por los cuatro lados y como puerta, colgaba una persianas de varillas de palo santo, atadas con i-sipó (enredadera parásito que abunda en la zona).
Los Wichí confiaban ciegamente en los pronósticos y las curas del chaman. Tanto el cacique como el brujo presidían la asamblea de varones, que discutían sobre el futuro inmediato del grupo. Las mujeres y los niños no tienen voz ni voto, a la hora de decidir. En esas reuniones se come carne, por lo general mal asada, charqui de pescado, frutas de algarrobo y poroto del monte (que necesitan hasta 7 ebulliciones para ser comestible). La sal, que cuando escaseaba, la obtenían del trueque o en comercio con tribus vecinas, a veces la extraen de una planta del género salicornia que crece en terrenos salitrosos; para ello acarreaban cantidades regulares de este vegetal y lo calcinaban, amasaban las cenizas con agua formando bollitos que luego raspaban sobre la comida para sazonar.
Luego del saludo protocolar, paso a describir mi misión.
- El laboratorio Arpe, es un laboratorio argentino interesado en explotar la fórmula que Ud. Don Valeriano, descubrió…
- No. Valeriano no descubrió. Mi abuelo, que recibió de su abuelo, pasó bebida a mi padre. Mi padre me enseñó a fabricarla por que sólo familia de Valeriano tiene don en semen.
- Eso no lo saben en Buenos Aires… ¿La fórmula incluye su semen? –pregunté
- Lleva jugo de allipo, astillas de quebracho hervido, extracto de flor de m’burucuyá, dos yuyos más y mi semen…
- ¡Vaya! ¿Y tiene pociones para llevar? ¿Qué nombre le dio al producto?
- Mis wichís la reciben tres veces al año, según posición de Luna. Tengo varios litros a los que debo agregar semen. Aquí lo conocemos como “Cojucha Erectora”. Mantiene vigor sexual, aumenta tamaño de pija y hace feliz a pareja.
- El laboratorio al que represento desea utilizar una fórmula que reemplace al sildenafil que tiene varias contraindicaciones… Sabemos que la “Cojucha Erectora” no produce trastornos en quienes tienen problemas coronarios, o cardiacos…
- “Cujucha Erectora” favorece corazón y sangre, baja grasas malignas…y trae dicha a mujeres… -una amplia sonrisa semi desdentada cubrió el curtido rostro de Don Valeriano. Su pelo, apenas cano, no demostraba que acusaba más de setenta años. En cambio la piel cetrina, quemada por decenas de soles, se hallaba arrugada como vientre de parturienta.
Todos los presentes reímos. Incluyendo Aylén que estaba parada, a unos cuatro metros, respetando la cultura wichí, dada su condición de mujer.
- Pero hay advertencia –dijo Don Valeriano con rostro más serio- “Cojucha Erectora” es buen remedio, pero produce gases…
-¿Gases? ¿Durante el acto sexual? –pregunté asombrado por la revelación.
- Gases… muchos gases después del acto sexual…
- Lo pondré en el informe, no creo que sea un impedimento para el laboratorio.
- Para el laboratorio, no. Para quien lo beba –Don Valeriano lanzó una carcajada seguida en coro por el resto de los que me rodeaban.
- Don Total. UD. ser buena persona. Yo le obsequio esta porción para que hoy sea dichoso –sus dientes desparejos, con vanos en los premolares, se destacaron en la sonrisa. Todos aplaudieron mientras me levantaba y don Valeriano me entregaba una botellita de la famosa “Cojucha Erectora” -¿Cuánto paga el laboratorio…? –todos aguardaron silenciosos mi respuesta.
Miré alrededor. Sólo el cacareo de las gallinas y algún pájaro, rompía el silencio.
- Me autorizaron a ofrecerle dos millones de dólares y el 3% del producido por su venta.
- Yo responder mañana a esta hora. Si toma hoy la pócima, recuerde mi advertencia…
Partimos con Aylén hacia el “centro” de Ing. Juárez, almorzamos y nos refugiamos en el hotel del ACA. El sol partía la cabeza de quién no estuviese acostumbrado y el frescor de la habitación era imposible desdeñar.
- ¿Probamos? –le dije a Aylén, mostrándole el frasquito…
- Tomaste vino, no será contraindicado? –me preguntó mientras se quitaba las zapatillas.
- Sólo me advirtió por los gases… Te molestan unos peditos en el relax?
- ¡Jajajaja! Abrimos las ventanas y corremos las cortinas…
Higiene de ambos, incluyendo dientes, y allí comenzó lo mejor de la historia: abrí el frasquito y el olor dulzón del m’buruyá cacheteó mis pituitarias. Lo bebí de un sorbo.
Aylén es la suavidad de una amante. Las caricias te transportan a mundos fantásticos, irreales. Sus labios, besando, son como pétalos de caléndula, chocan contra los míos, los humedecen. Mi boca, recibe una lengua caliente, jugosa, viboreante, interrogante, atrevida.
Me termina de sacar la ropa y baja hacia los genitales. Lengua, labios, besos, garganta profunda, saliva, besos negros acompañados de pequeños chupones por toda la zona: testículos y pene.
Sentí calor. Encendí el ventilador al máximo. El calor venía por dentro, afloraba en mi piel e irradiaba de ella como una plancha recién enchufada. El ardor pasó a mi sexo. La bolsa de los genitales se agrandó mientras el miembro sentía una presión intensa.
Sorprendido me puse de pié. Aylén miraba la metamorfosis, que sucedía entre mis piernas con ojos agigantados. Pronto mi pene llegó a una longitud nunca vista. Sentía ardor y al mismo tiempo placer. Un hada con su varita mágica había tocado mis genitales requiriendo sexo como desesperado torbellino multicolor.
Tomé a Aylén y la cubrí de besos. Sus labios vaginales fueron lamidos y succionados sintiendo la vibración de una piel que respondía al preámbulo de una penetración irremediable. Mi tiré a la cama cuan largo soy. Aylén sobre mi vientre, buscó la penetración. La cavidad estrecha tragaba el glande y luego el tronco. La fémina apretaba sus dedos sobre mis hombros, mientras dibujaba –a ojos cerrados- una mueca de placer. Fue un jinete de antología. Ora suavemente. Ora con frenesí. Pequeños ronquidos salían de sus dientes apretados, hasta el momento supremo que un todo celestial guió a su destino. Acabamos al unísono. Suave y terrible a la vez. Una explosión de placer como ola gigantesca que golpea la roca de un acantilado. Todo giraba a mi alrededor hasta que pude recobrar el control de los sentidos. Empapado, exhausto. Paralizado por el tremendo momento vivido.
Aylén se duchó mientras normalizaba los latidos de mi corazón. Cuando salió ingresé al chorro oscuro y al jabón de lavar la ropa que estaba apoyado en la repisa. En esas condiciones, es el único que saca espuma y limpia la piel. El de tocador deja una pátina grasienta.
Volvimos a la cama con la intención de dormir la siesta.
Pero fue imposible. El efecto de la “Cojucha Erectora” no había pasado.
Un 69 que debería enmarcarse y exponerse en el Luovre. Más besos negros, más chuponcitos mimosos. Más caricias de ángel de sedosas palmas.
Se puso en cuatro y me ofreció la cola. Gel, mucho gel (tal vez en exceso) y le pedí que lo “guiara” ya que el tamaño y grosor de mi miembro hacía vaticinar un fracaso doloroso.
Solo el glande.
Lo juro.
Sólo el glande pudo penetrar ese orificio divino. Hasta que decidí volver a penetrar su vagina.
Me arrojé sobre ella y me abrazó con sus piernas. Movía su esbelto cuerpo como si fuese una boa tratando de ahogar su víctima. Volvimos a mezclar nuestras transpiraciones hasta la erupción mutua. Nos acostamos abrazados, exhaustos, relajados, tratando de recobrar la normalidad de nuestras respiraciones.
Fue en ese instante que sentí el burbujeo de mis tripas. Imaginé lo que vendría.
- Anda al baño primero, estoy cansado aún. – la inflamación de los intestinos iba in crescendo.
Aylen ingresó al baño. El dolor de la inflamación se hacía cada vez más agudo. Traté de expulsar el gas, pero apenas salió un pío de pollito.
- ¡¡¡Total!!! –gritó Aylén al ver que me elevaba del lecho. -¿Qué te pasa?
- No puedo… No puedo expulsar los gases…-me hallaba a más de treinta centímetros de las sábanas.
- ¿Qué hago? –suplicó asustada.
- ¡¡¡Agarrame que me voy al techo…!!! –grité
Observé trataba de tomar mi brazo, luego la pierna, pero ambas estaban ya a más de un metro y ochenta del suelo. En un tercer esfuerzo logra tomar el flácido miembro que colgaba de mi vientre. Con fuerza se cuelga del mismo para reintegrarme a la cama.
Fue en ese instante que los gases salieron con total libertad.
Tremendo. Atómico. Infrahumano.
El feroz pedo retumbó por la habitación, se coló por las hendijas y salió al exterior deshojando las plantas de malvón del jardín y espantando todo pájaro a cien metros a la redonda. Una nube de polvo gris se apreciaba desde todos los ángulos que mirase. No quedó tierra en las canaletas, ni en las tejas del techo donde los líquenes que la cubrían se desintegraron.
Cuando sentí que mi ano expulsaba el residual ya estaba sobre la cama. Allí observé a Aylén tirada bajo la ventana. Me arrojé sobre ella y le practiqué respiración boca a boca. Tosiendo y estornudando volvió en si. Abrí las ventanas para que ingresase aire fresco y oxígeno suficiente.
Me miraba con los ojos desorbitados.
- ¿Qué pasó? –pregunto mientras se incorporaba.
- Falló el calefón –le dije, aunque vi por su mirada que no me creía.
Al día siguiente volvimos a la casa del chaman. Firmamos un pre contrato. Recogí las botellas para el laboratorio y saludé a Don Valeriano.
Por la noche tomábamos el avión de las 20 directo a Aeroparque. Llegamos en una hora y media. Recogí el auto y Aylén llamó a Andrea para informarle que todo había ido bien.
El lunes, después de dejar algunas botellas en Laboratorios Arpe, pasé por el Divas Club. Tanto Aylén como yo, narramos lo sucedido en Ing. Juárez. Dejé una pequeña botella de “Cojucha Erectora” en la mesa de luz de la habitación Champagne. Con la luz mortecina parecía un adorno más de la breve aventura.
Estaba terminando mi narración con Andrea, encerrados en la pequeña cocina, cuando suena el timbre de calle.
- Espérame, es un cliente, enseguida vuelvo –me dijo la Diva Nº 1. Mientras saboreaba un mate y hablaba con Aylén, siento pasos y una puerta que se cierra.
- Es Aminobwana, que viene por Azul –me aclaró Andrea. Les di un beso a ambas y me retiré hacia la oficina.
A la hora, en plena locura de expedientes y documentaciones, escucho las sirenas y el volar de un helicóptero. Asomado por la ventana veo pasar, cual Zepelin humano, al pobre Aminobwana por el cielo de Buenos Aires perseguido de cerca por un helicóptero policial y, en tierra, por dos carros de bomberos, que trataban de enlazar su cuerpo, para bajarlo.
Y esta vez la explosión fue similar a la de un avión rompiendo la barrera del sonido.-

Total.esunratito
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#2  29-Apr-2008, 18:14
Avatar de Aylen DC
0 XPs
Cita:
Iniciado por total.esunratito
AYLEN, TOTAL Y LA COJUCHA ERECTORA
UNA FICCION CON SEXO EXPLICITO REAL

-¡Larga todo y ven… es importante! Ya hablé con Andrea y esta todo arreglado.
- Pero…Total…
- Nada de peros, el dinero está y la comisión es muy jugosa…
- Es que, el nombre del lugar… tan lejos, me da no sé, un poco de miedo…
- Déjate de joder, lo más que puede pasar es que te violen en la choza del brujo,
-¡Ja!... vamos a ver quién viola a quién… Okey… en una hora estoy lista, espérame abajo.
Una hora después estacionaba el Chivo en la esquina de Parque Patricios acordada.
El viaje fue rápido. Aeroparque, Resistencia. Allí alquiler en Renta Car y partimos hacia Ingeniero Juárez, en el extremo oeste de Formosa.
Pirané, tirón hacia Comandante Fontana, cruzando el semiárido sector cubierto por bosques de vinal, con sus espinas como púas. Impenetrable. Espinas que impiden llegar al tronco formando un arbusto con agujas duras, de hasta veinte centímetros de largo. Algunas palmeras y plantas subtropicales tratando de sobrevivir. Tierra resquebrajada por el sol, producto de la tala indiscriminada que La Forestal hizo de los inmensos bosques de quebrachales formoseños.
De Comandante Fontana hasta Laguna Yema, con paisaje similar. Decenas de casas de barro y paja, al costado del camino y pobladores de dientes amarronados por el arsénico y salitre del agua que beben y extraen de pozos y bombas.
Ingeniero Juárez es una población chata, de casas simples, donde los barrios FONAVI son las zonas residenciales y miles de chicos y mujeres arrastran arcaicas carretillas armadas de maderas de embalaje, conteniendo bidones de variada procedencia, que se aglomeran en la estación de ferrocarril para recibir la ración de agua potable que el tren trae y que carga en un inmenso tanque donde, aún, con letras descascaradas se puede leer “Primer Plan Quinquenal”, resabio de la época dorada que produjo 75.000 obras públicas, en cinco años, en beneficio de la población postergada.
Aylén todo el viaje observaba ese paisaje increíble, como si se hubiese trasladado del cemento y derroche porteño, a un pasado de silencios, atraso irresponsable, educación entrecortada por la subsistencia y la ignorancia.
Al llegar, un descanso reparador y un baño con agua turbia (color té oscuro), en el hotel del Automóvil Club. Luego nos dirigimos hacia nuestra meta, la “casa” del chaman (brujo) Wichí (gente) al que llamaban con el pomposo nombre “blanco” de: Don Valeriano.
La “casa” era una choza de forma cupular hemisférica hecha de bloques de barro cocido, tirantería de troncos finos y paja atada con alambre de enfardar. Medía, aproximadamente, 6 metros de ancho, 10 metros de largo, por 3 metros de alto. No tenía puerta.
Una especie de galería de caña bambú la rodeaba por los cuatro lados y como puerta, colgaba una persianas de varillas de palo santo, atadas con i-sipó (enredadera parásito que abunda en la zona).
Los Wichí confiaban ciegamente en los pronósticos y las curas del chaman. Tanto el cacique como el brujo presidían la asamblea de varones, que discutían sobre el futuro inmediato del grupo. Las mujeres y los niños no tienen voz ni voto, a la hora de decidir. En esas reuniones se come carne, por lo general mal asada, charqui de pescado, frutas de algarrobo y poroto del monte (que necesitan hasta 7 ebulliciones para ser comestible). La sal, que cuando escaseaba, la obtenían del trueque o en comercio con tribus vecinas, a veces la extraen de una planta del género salicornia que crece en terrenos salitrosos; para ello acarreaban cantidades regulares de este vegetal y lo calcinaban, amasaban las cenizas con agua formando bollitos que luego raspaban sobre la comida para sazonar.
Luego del saludo protocolar, paso a describir mi misión.
- El laboratorio Arpe, es un laboratorio argentino interesado en explotar la fórmula que Ud. Don Valeriano, descubrió…
- No. Valeriano no descubrió. Mi abuelo, que recibió de su abuelo, pasó bebida a mi padre. Mi padre me enseñó a fabricarla por que sólo familia de Valeriano tiene don en semen.
- Eso no lo saben en Buenos Aires… ¿La fórmula incluye su semen? –pregunté
- Lleva jugo de allipo, astillas de quebracho hervido, extracto de flor de m’burucuyá, dos yuyos más y mi semen…
- ¡Vaya! ¿Y tiene pociones para llevar? ¿Qué nombre le dio al producto?
- Mis wichís la reciben tres veces al año, según posición de Luna. Tengo varios litros a los que debo agregar semen. Aquí lo conocemos como “Cojucha Erectora”. Mantiene vigor sexual, aumenta tamaño de pija y hace feliz a pareja.
- El laboratorio al que represento desea utilizar una fórmula que reemplace al sildenafil que tiene varias contraindicaciones… Sabemos que la “Cojucha Erectora” no produce trastornos en quienes tienen problemas coronarios, o cardiacos…
- “Cujucha Erectora” favorece corazón y sangre, baja grasas malignas…y trae dicha a mujeres… -una amplia sonrisa semi desdentada cubrió el curtido rostro de Don Valeriano. Su pelo, apenas cano, no demostraba que acusaba más de setenta años. En cambio la piel cetrina, quemada por decenas de soles, se hallaba arrugada como vientre de parturienta.
Todos los presentes reímos. Incluyendo Aylén que estaba parada, a unos cuatro metros, respetando la cultura wichí, dada su condición de mujer.
- Pero hay advertencia –dijo Don Valeriano con rostro más serio- “Cojucha Erectora” es buen remedio, pero produce gases…
-¿Gases? ¿Durante el acto sexual? –pregunté asombrado por la revelación.
- Gases… muchos gases después del acto sexual…
- Lo pondré en el informe, no creo que sea un impedimento para el laboratorio.
- Para el laboratorio, no. Para quien lo beba –Don Valeriano lanzó una carcajada seguida en coro por el resto de los que me rodeaban.
- Don Total. UD. ser buena persona. Yo le obsequio esta porción para que hoy sea dichoso –sus dientes desparejos, con vanos en los premolares, se destacaron en la sonrisa. Todos aplaudieron mientras me levantaba y don Valeriano me entregaba una botellita de la famosa “Cojucha Erectora” -¿Cuánto paga el laboratorio…? –todos aguardaron silenciosos mi respuesta.
Miré alrededor. Sólo el cacareo de las gallinas y algún pájaro, rompía el silencio.
- Me autorizaron a ofrecerle dos millones de dólares y el 3% del producido por su venta.
- Yo responder mañana a esta hora. Si toma hoy la pócima, recuerde mi advertencia…
Partimos con Aylén hacia el “centro” de Ing. Juárez, almorzamos y nos refugiamos en el hotel del ACA. El sol partía la cabeza de quién no estuviese acostumbrado y el frescor de la habitación era imposible desdeñar.
- ¿Probamos? –le dije a Aylén, mostrándole el frasquito…
- Tomaste vino, no será contraindicado? –me preguntó mientras se quitaba las zapatillas.
- Sólo me advirtió por los gases… Te molestan unos peditos en el relax?
- ¡Jajajaja! Abrimos las ventanas y corremos las cortinas…
Higiene de ambos, incluyendo dientes, y allí comenzó lo mejor de la historia: abrí el frasquito y el olor dulzón del m’buruyá cacheteó mis pituitarias. Lo bebí de un sorbo.
Aylén es la suavidad de una amante. Las caricias te transportan a mundos fantásticos, irreales. Sus labios, besando, son como pétalos de caléndula, chocan contra los míos, los humedecen. Mi boca, recibe una lengua caliente, jugosa, viboreante, interrogante, atrevida.
Me termina de sacar la ropa y baja hacia los genitales. Lengua, labios, besos, garganta profunda, saliva, besos negros acompañados de pequeños chupones por toda la zona: testículos y pene.
Sentí calor. Encendí el ventilador al máximo. El calor venía por dentro, afloraba en mi piel e irradiaba de ella como una plancha recién enchufada. El ardor pasó a mi sexo. La bolsa de los genitales se agrandó mientras el miembro sentía una presión intensa.
Sorprendido me puse de pié. Aylén miraba la metamorfosis, que sucedía entre mis piernas con ojos agigantados. Pronto mi pene llegó a una longitud nunca vista. Sentía ardor y al mismo tiempo placer. Un hada con su varita mágica había tocado mis genitales requiriendo sexo como desesperado torbellino multicolor.
Tomé a Aylén y la cubrí de besos. Sus labios vaginales fueron lamidos y succionados sintiendo la vibración de una piel que respondía al preámbulo de una penetración irremediable. Mi tiré a la cama cuan largo soy. Aylén sobre mi vientre, buscó la penetración. La cavidad estrecha tragaba el glande y luego el tronco. La fémina apretaba sus dedos sobre mis hombros, mientras dibujaba –a ojos cerrados- una mueca de placer. Fue un jinete de antología. Ora suavemente. Ora con frenesí. Pequeños ronquidos salían de sus dientes apretados, hasta el momento supremo que un todo celestial guió a su destino. Acabamos al unísono. Suave y terrible a la vez. Una explosión de placer como ola gigantesca que golpea la roca de un acantilado. Todo giraba a mi alrededor hasta que pude recobrar el control de los sentidos. Empapado, exhausto. Paralizado por el tremendo momento vivido.
Aylén se duchó mientras normalizaba los latidos de mi corazón. Cuando salió ingresé al chorro oscuro y al jabón de lavar la ropa que estaba apoyado en la repisa. En esas condiciones, es el único que saca espuma y limpia la piel. El de tocador deja una pátina grasienta.
Volvimos a la cama con la intención de dormir la siesta.
Pero fue imposible. El efecto de la “Cojucha Erectora” no había pasado.
Un 69 que debería enmarcarse y exponerse en el Luovre. Más besos negros, más chuponcitos mimosos. Más caricias de ángel de sedosas palmas.
Se puso en cuatro y me ofreció la cola. Gel, mucho gel (tal vez en exceso) y le pedí que lo “guiara” ya que el tamaño y grosor de mi miembro hacía vaticinar un fracaso doloroso.
Solo el glande.
Lo juro.
Sólo el glande pudo penetrar ese orificio divino. Hasta que decidí volver a penetrar su vagina.
Me arrojé sobre ella y me abrazó con sus piernas. Movía su esbelto cuerpo como si fuese una boa tratando de ahogar su víctima. Volvimos a mezclar nuestras transpiraciones hasta la erupción mutua. Nos acostamos abrazados, exhaustos, relajados, tratando de recobrar la normalidad de nuestras respiraciones.
Fue en ese instante que sentí el burbujeo de mis tripas. Imaginé lo que vendría.
- Anda al baño primero, estoy cansado aún. – la inflamación de los intestinos iba in crescendo.
Aylen ingresó al baño. El dolor de la inflamación se hacía cada vez más agudo. Traté de expulsar el gas, pero apenas salió un pío de pollito.
- ¡¡¡Total!!! –gritó Aylén al ver que me elevaba del lecho. -¿Qué te pasa?
- No puedo… No puedo expulsar los gases…-me hallaba a más de treinta centímetros de las sábanas.
- ¿Qué hago? –suplicó asustada.
- ¡¡¡Agarrame que me voy al techo…!!! –grité
Observé trataba de tomar mi brazo, luego la pierna, pero ambas estaban ya a más de un metro y ochenta del suelo. En un tercer esfuerzo logra tomar el flácido miembro que colgaba de mi vientre. Con fuerza se cuelga del mismo para reintegrarme a la cama.
Fue en ese instante que los gases salieron con total libertad.
Tremendo. Atómico. Infrahumano.
El feroz pedo retumbó por la habitación, se coló por las hendijas y salió al exterior deshojando las plantas de malvón del jardín y espantando todo pájaro a cien metros a la redonda. Una nube de polvo gris se apreciaba desde todos los ángulos que mirase. No quedó tierra en las canaletas, ni en las tejas del techo donde los líquenes que la cubrían se desintegraron.
Cuando sentí que mi ano expulsaba el residual ya estaba sobre la cama. Allí observé a Aylén tirada bajo la ventana. Me arrojé sobre ella y le practiqué respiración boca a boca. Tosiendo y estornudando volvió en si. Abrí las ventanas para que ingresase aire fresco y oxígeno suficiente.
Me miraba con los ojos desorbitados.
- ¿Qué pasó? –pregunto mientras se incorporaba.
- Falló el calefón –le dije, aunque vi por su mirada que no me creía.
Al día siguiente volvimos a la casa del chaman. Firmamos un pre contrato. Recogí las botellas para el laboratorio y saludé a Don Valeriano.
Por la noche tomábamos el avión de las 20 directo a Aeroparque. Llegamos en una hora y media. Recogí el auto y Aylén llamó a Andrea para informarle que todo había ido bien.
El lunes, después de dejar algunas botellas en Laboratorios Arpe, pasé por el Divas Club. Tanto Aylén como yo, narramos lo sucedido en Ing. Juárez. Dejé una pequeña botella de “Cojucha Erectora” en la mesa de luz de la habitación Champagne. Con la luz mortecina parecía un adorno más de la breve aventura.
Estaba terminando mi narración con Andrea, encerrados en la pequeña cocina, cuando suena el timbre de calle.
- Espérame, es un cliente, enseguida vuelvo –me dijo la Diva Nº 1. Mientras saboreaba un mate y hablaba con Aylén, siento pasos y una puerta que se cierra.
- Es Aminobwana, que viene por Azul –me aclaró Andrea. Les di un beso a ambas y me retiré hacia la oficina.
A la hora, en plena locura de expedientes y documentaciones, escucho las sirenas y el volar de un helicóptero. Asomado por la ventana veo pasar, cual Zepelin humano, al pobre Aminobwana por el cielo de Buenos Aires perseguido de cerca por un helicóptero policial y, en tierra, por dos carros de bomberos, que trataban de enlazar su cuerpo, para bajarlo.
Y esta vez la explosión fue similar a la de un avión rompiendo la barrera del sonido.-

Total.esunratito
gracias total!!!!....por la aventura y por ese salvaje rato de placer .........tu alumna mala
#3  29-Apr-2008, 18:42
5
Avatar de 2049
2049
111 0 17 años

Jujuy
XPs 0 5 135
Felicitaciones por el encuentro Total, como siempre tus relatos con un toque muy especial, la verdad me mate de risa, increíble q aventura!!
Aylen hermosa, mis felicitaciones también van para vos bb.
Besos y abrazo
#4  29-Apr-2008, 18:48
Avatar de AndreaHot
AndreaHot
69 7 17 años

Banned / excluído
Usuario/a Excluido/a - POST No disponible
#5  29-Apr-2008, 19:22
Avatar de total.esunratito
+1 año sin XPs
Cita:
Iniciado por xxxx
Felicitaciones por el encuentro Total, como siempre tus relatos con un toque muy especial, la verdad me mate de risa, increíble q aventura!!
Aylen hermosa, mis felicitaciones también van para vos bb.
Besos y abrazo
Muchas gracias xxxx.

Después de la cojucha erectora estoy a dieta libre de pastas y verduras...

Total.esunratito
#6  29-Apr-2008, 19:24
Avatar de total.esunratito
+1 año sin XPs
Cita:
Iniciado por AndreaHot
FELICITACIONES LOS DOS!!! QUE HDP...TE DIJE... AYLEN CON ESE LOOK DE NENA,ES LA MAS GUERRERA!!!!
Andrea - Aylen.

Ese look de bebota quinceañera me inspiró...

ahh y esa vez no necesite de la "Cojucha Erectora"

Besinhos a ambas

Total.esunratito
#7  29-Apr-2008, 19:28
Avatar de aminobwana
aminobwana

Capital Federal (CABA)
+1 año sin XPs
BOLO!!!
FUISTE VOS EL QUE DEJO ESA PORQUERIA EN LA MESITA???
Y YO QUE PENSE QUE ERA UNA GASEOSA!!!
GASEOSA ERA, QUE MANERA DE PEDORREAR!!!

BUENISIMO RELATO, COMO SIEMPRE!!!
FELICITACIONES!!!

#8  29-Apr-2008, 19:53
Avatar de total.esunratito
+1 año sin XPs
Cita:
Iniciado por aminobwana
BOLO!!!
FUISTE VOS EL QUE DEJO ESA PORQUERIA EN LA MESITA???
Y YO QUE PENSE QUE ERA UNA GASEOSA!!!
GASEOSA ERA, QUE MANERA DE PEDORREAR!!!

BUENISIMO RELATO, COMO SIEMPRE!!!
FELICITACIONES!!!

Me chimentaron que despues del tercero, en una hora, comenzó tu trágico deambular por los aires de Buenos Aires.

Por lo menos siguió parado durante una hora y casi mataste a la pequeña Azul...

Un abrazo, pedorro.

Total.esunratito
#9  29-Apr-2008, 19:56
Avatar de aradc
Cita:
Iniciado por total.esunratito
AYLEN, TOTAL Y LA COJUCHA ERECTORA
UNA FICCION CON SEXO EXPLICITO REAL

-¡Larga todo y ven… es importante! Ya hablé con Andrea y esta todo arreglado.
- Pero…Total…
- Nada de peros, el dinero está y la comisión es muy jugosa…
- Es que, el nombre del lugar… tan lejos, me da no sé, un poco de miedo…
- Déjate de joder, lo más que puede pasar es que te violen en la choza del brujo,
-¡Ja!... vamos a ver quién viola a quién… Okey… en una hora estoy lista, espérame abajo.
Una hora después estacionaba el Chivo en la esquina de Parque Patricios acordada.
El viaje fue rápido. Aeroparque, Resistencia. Allí alquiler en Renta Car y partimos hacia Ingeniero Juárez, en el extremo oeste de Formosa.
Pirané, tirón hacia Comandante Fontana, cruzando el semiárido sector cubierto por bosques de vinal, con sus espinas como púas. Impenetrable. Espinas que impiden llegar al tronco formando un arbusto con agujas duras, de hasta veinte centímetros de largo. Algunas palmeras y plantas subtropicales tratando de sobrevivir. Tierra resquebrajada por el sol, producto de la tala indiscriminada que La Forestal hizo de los inmensos bosques de quebrachales formoseños.
De Comandante Fontana hasta Laguna Yema, con paisaje similar. Decenas de casas de barro y paja, al costado del camino y pobladores de dientes amarronados por el arsénico y salitre del agua que beben y extraen de pozos y bombas.
Ingeniero Juárez es una población chata, de casas simples, donde los barrios FONAVI son las zonas residenciales y miles de chicos y mujeres arrastran arcaicas carretillas armadas de maderas de embalaje, conteniendo bidones de variada procedencia, que se aglomeran en la estación de ferrocarril para recibir la ración de agua potable que el tren trae y que carga en un inmenso tanque donde, aún, con letras descascaradas se puede leer “Primer Plan Quinquenal”, resabio de la época dorada que produjo 75.000 obras públicas, en cinco años, en beneficio de la población postergada.
Aylén todo el viaje observaba ese paisaje increíble, como si se hubiese trasladado del cemento y derroche porteño, a un pasado de silencios, atraso irresponsable, educación entrecortada por la subsistencia y la ignorancia.
Al llegar, un descanso reparador y un baño con agua turbia (color té oscuro), en el hotel del Automóvil Club. Luego nos dirigimos hacia nuestra meta, la “casa” del chaman (brujo) Wichí (gente) al que llamaban con el pomposo nombre “blanco” de: Don Valeriano.
La “casa” era una choza de forma cupular hemisférica hecha de bloques de barro cocido, tirantería de troncos finos y paja atada con alambre de enfardar. Medía, aproximadamente, 6 metros de ancho, 10 metros de largo, por 3 metros de alto. No tenía puerta.
Una especie de galería de caña bambú la rodeaba por los cuatro lados y como puerta, colgaba una persianas de varillas de palo santo, atadas con i-sipó (enredadera parásito que abunda en la zona).
Los Wichí confiaban ciegamente en los pronósticos y las curas del chaman. Tanto el cacique como el brujo presidían la asamblea de varones, que discutían sobre el futuro inmediato del grupo. Las mujeres y los niños no tienen voz ni voto, a la hora de decidir. En esas reuniones se come carne, por lo general mal asada, charqui de pescado, frutas de algarrobo y poroto del monte (que necesitan hasta 7 ebulliciones para ser comestible). La sal, que cuando escaseaba, la obtenían del trueque o en comercio con tribus vecinas, a veces la extraen de una planta del género salicornia que crece en terrenos salitrosos; para ello acarreaban cantidades regulares de este vegetal y lo calcinaban, amasaban las cenizas con agua formando bollitos que luego raspaban sobre la comida para sazonar.
Luego del saludo protocolar, paso a describir mi misión.
- El laboratorio Arpe, es un laboratorio argentino interesado en explotar la fórmula que Ud. Don Valeriano, descubrió…
- No. Valeriano no descubrió. Mi abuelo, que recibió de su abuelo, pasó bebida a mi padre. Mi padre me enseñó a fabricarla por que sólo familia de Valeriano tiene don en semen.
- Eso no lo saben en Buenos Aires… ¿La fórmula incluye su semen? –pregunté
- Lleva jugo de allipo, astillas de quebracho hervido, extracto de flor de m’burucuyá, dos yuyos más y mi semen…
- ¡Vaya! ¿Y tiene pociones para llevar? ¿Qué nombre le dio al producto?
- Mis wichís la reciben tres veces al año, según posición de Luna. Tengo varios litros a los que debo agregar semen. Aquí lo conocemos como “Cojucha Erectora”. Mantiene vigor sexual, aumenta tamaño de pija y hace feliz a pareja.
- El laboratorio al que represento desea utilizar una fórmula que reemplace al sildenafil que tiene varias contraindicaciones… Sabemos que la “Cojucha Erectora” no produce trastornos en quienes tienen problemas coronarios, o cardiacos…
- “Cujucha Erectora” favorece corazón y sangre, baja grasas malignas…y trae dicha a mujeres… -una amplia sonrisa semi desdentada cubrió el curtido rostro de Don Valeriano. Su pelo, apenas cano, no demostraba que acusaba más de setenta años. En cambio la piel cetrina, quemada por decenas de soles, se hallaba arrugada como vientre de parturienta.
Todos los presentes reímos. Incluyendo Aylén que estaba parada, a unos cuatro metros, respetando la cultura wichí, dada su condición de mujer.
- Pero hay advertencia –dijo Don Valeriano con rostro más serio- “Cojucha Erectora” es buen remedio, pero produce gases…
-¿Gases? ¿Durante el acto sexual? –pregunté asombrado por la revelación.
- Gases… muchos gases después del acto sexual…
- Lo pondré en el informe, no creo que sea un impedimento para el laboratorio.
- Para el laboratorio, no. Para quien lo beba –Don Valeriano lanzó una carcajada seguida en coro por el resto de los que me rodeaban.
- Don Total. UD. ser buena persona. Yo le obsequio esta porción para que hoy sea dichoso –sus dientes desparejos, con vanos en los premolares, se destacaron en la sonrisa. Todos aplaudieron mientras me levantaba y don Valeriano me entregaba una botellita de la famosa “Cojucha Erectora” -¿Cuánto paga el laboratorio…? –todos aguardaron silenciosos mi respuesta.
Miré alrededor. Sólo el cacareo de las gallinas y algún pájaro, rompía el silencio.
- Me autorizaron a ofrecerle dos millones de dólares y el 3% del producido por su venta.
- Yo responder mañana a esta hora. Si toma hoy la pócima, recuerde mi advertencia…
Partimos con Aylén hacia el “centro” de Ing. Juárez, almorzamos y nos refugiamos en el hotel del ACA. El sol partía la cabeza de quién no estuviese acostumbrado y el frescor de la habitación era imposible desdeñar.
- ¿Probamos? –le dije a Aylén, mostrándole el frasquito…
- Tomaste vino, no será contraindicado? –me preguntó mientras se quitaba las zapatillas.
- Sólo me advirtió por los gases… Te molestan unos peditos en el relax?
- ¡Jajajaja! Abrimos las ventanas y corremos las cortinas…
Higiene de ambos, incluyendo dientes, y allí comenzó lo mejor de la historia: abrí el frasquito y el olor dulzón del m’buruyá cacheteó mis pituitarias. Lo bebí de un sorbo.
Aylén es la suavidad de una amante. Las caricias te transportan a mundos fantásticos, irreales. Sus labios, besando, son como pétalos de caléndula, chocan contra los míos, los humedecen. Mi boca, recibe una lengua caliente, jugosa, viboreante, interrogante, atrevida.
Me termina de sacar la ropa y baja hacia los genitales. Lengua, labios, besos, garganta profunda, saliva, besos negros acompañados de pequeños chupones por toda la zona: testículos y pene.
Sentí calor. Encendí el ventilador al máximo. El calor venía por dentro, afloraba en mi piel e irradiaba de ella como una plancha recién enchufada. El ardor pasó a mi sexo. La bolsa de los genitales se agrandó mientras el miembro sentía una presión intensa.
Sorprendido me puse de pié. Aylén miraba la metamorfosis, que sucedía entre mis piernas con ojos agigantados. Pronto mi pene llegó a una longitud nunca vista. Sentía ardor y al mismo tiempo placer. Un hada con su varita mágica había tocado mis genitales requiriendo sexo como desesperado torbellino multicolor.
Tomé a Aylén y la cubrí de besos. Sus labios vaginales fueron lamidos y succionados sintiendo la vibración de una piel que respondía al preámbulo de una penetración irremediable. Mi tiré a la cama cuan largo soy. Aylén sobre mi vientre, buscó la penetración. La cavidad estrecha tragaba el glande y luego el tronco. La fémina apretaba sus dedos sobre mis hombros, mientras dibujaba –a ojos cerrados- una mueca de placer. Fue un jinete de antología. Ora suavemente. Ora con frenesí. Pequeños ronquidos salían de sus dientes apretados, hasta el momento supremo que un todo celestial guió a su destino. Acabamos al unísono. Suave y terrible a la vez. Una explosión de placer como ola gigantesca que golpea la roca de un acantilado. Todo giraba a mi alrededor hasta que pude recobrar el control de los sentidos. Empapado, exhausto. Paralizado por el tremendo momento vivido.
Aylén se duchó mientras normalizaba los latidos de mi corazón. Cuando salió ingresé al chorro oscuro y al jabón de lavar la ropa que estaba apoyado en la repisa. En esas condiciones, es el único que saca espuma y limpia la piel. El de tocador deja una pátina grasienta.
Volvimos a la cama con la intención de dormir la siesta.
Pero fue imposible. El efecto de la “Cojucha Erectora” no había pasado.
Un 69 que debería enmarcarse y exponerse en el Luovre. Más besos negros, más chuponcitos mimosos. Más caricias de ángel de sedosas palmas.
Se puso en cuatro y me ofreció la cola. Gel, mucho gel (tal vez en exceso) y le pedí que lo “guiara” ya que el tamaño y grosor de mi miembro hacía vaticinar un fracaso doloroso.
Solo el glande.
Lo juro.
Sólo el glande pudo penetrar ese orificio divino. Hasta que decidí volver a penetrar su vagina.
Me arrojé sobre ella y me abrazó con sus piernas. Movía su esbelto cuerpo como si fuese una boa tratando de ahogar su víctima. Volvimos a mezclar nuestras transpiraciones hasta la erupción mutua. Nos acostamos abrazados, exhaustos, relajados, tratando de recobrar la normalidad de nuestras respiraciones.
Fue en ese instante que sentí el burbujeo de mis tripas. Imaginé lo que vendría.
- Anda al baño primero, estoy cansado aún. – la inflamación de los intestinos iba in crescendo.
Aylen ingresó al baño. El dolor de la inflamación se hacía cada vez más agudo. Traté de expulsar el gas, pero apenas salió un pío de pollito.
- ¡¡¡Total!!! –gritó Aylén al ver que me elevaba del lecho. -¿Qué te pasa?
- No puedo… No puedo expulsar los gases…-me hallaba a más de treinta centímetros de las sábanas.
- ¿Qué hago? –suplicó asustada.
- ¡¡¡Agarrame que me voy al techo…!!! –grité
Observé trataba de tomar mi brazo, luego la pierna, pero ambas estaban ya a más de un metro y ochenta del suelo. En un tercer esfuerzo logra tomar el flácido miembro que colgaba de mi vientre. Con fuerza se cuelga del mismo para reintegrarme a la cama.
Fue en ese instante que los gases salieron con total libertad.
Tremendo. Atómico. Infrahumano.
El feroz pedo retumbó por la habitación, se coló por las hendijas y salió al exterior deshojando las plantas de malvón del jardín y espantando todo pájaro a cien metros a la redonda. Una nube de polvo gris se apreciaba desde todos los ángulos que mirase. No quedó tierra en las canaletas, ni en las tejas del techo donde los líquenes que la cubrían se desintegraron.
Cuando sentí que mi ano expulsaba el residual ya estaba sobre la cama. Allí observé a Aylén tirada bajo la ventana. Me arrojé sobre ella y le practiqué respiración boca a boca. Tosiendo y estornudando volvió en si. Abrí las ventanas para que ingresase aire fresco y oxígeno suficiente.
Me miraba con los ojos desorbitados.
- ¿Qué pasó? –pregunto mientras se incorporaba.
- Falló el calefón –le dije, aunque vi por su mirada que no me creía.
Al día siguiente volvimos a la casa del chaman. Firmamos un pre contrato. Recogí las botellas para el laboratorio y saludé a Don Valeriano.
Por la noche tomábamos el avión de las 20 directo a Aeroparque. Llegamos en una hora y media. Recogí el auto y Aylén llamó a Andrea para informarle que todo había ido bien.
El lunes, después de dejar algunas botellas en Laboratorios Arpe, pasé por el Divas Club. Tanto Aylén como yo, narramos lo sucedido en Ing. Juárez. Dejé una pequeña botella de “Cojucha Erectora” en la mesa de luz de la habitación Champagne. Con la luz mortecina parecía un adorno más de la breve aventura.
Estaba terminando mi narración con Andrea, encerrados en la pequeña cocina, cuando suena el timbre de calle.
- Espérame, es un cliente, enseguida vuelvo –me dijo la Diva Nº 1. Mientras saboreaba un mate y hablaba con Aylén, siento pasos y una puerta que se cierra.
- Es Aminobwana, que viene por Azul –me aclaró Andrea. Les di un beso a ambas y me retiré hacia la oficina.
A la hora, en plena locura de expedientes y documentaciones, escucho las sirenas y el volar de un helicóptero. Asomado por la ventana veo pasar, cual Zepelin humano, al pobre Aminobwana por el cielo de Buenos Aires perseguido de cerca por un helicóptero policial y, en tierra, por dos carros de bomberos, que trataban de enlazar su cuerpo, para bajarlo.
Y esta vez la explosión fue similar a la de un avión rompiendo la barrera del sonido.-

Total.esunratito
QUE BUENO!!! VEO QUE LA PASARON GENIAL,Y AHORA POR QUE NO ME INVITARON???? YO TAMBIEN QUERIA TENER ESA AVENTURA!!!!!!!
#10  29-Apr-2008, 20:22
Avatar de Pendeviejo
Pendeviejo

Gran Buenos Aires (GBA)
+1 año sin XPs
Buenisimo Total
Yo que usted me dedico a la literatura fantástica,
Entre nosotros, me manda una muestra de Cojucha
Saludos
Pendeviejo

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