Alma Love: Una sumatoria de morbos y una extrema pasividad

Es extraña la inspiración. A veces no he volcado a la escritura grades aventuras porque no tengo capacidad de escribir ni media palabra. Otras veces, como en este caso, mi torpeza en la escritura no es tan evidente y siento la necesidad de contar una historia aunque pueda parecer intrascendente, sin ribetes que la hagan descollar ni elementos destacables. Tal vez la escriba simplemente para no olvidarla.

Tenía perdida en mi agenda desde hace rato a Alma Love. La foto de perfil, sosteniendo el enorme par de tetas que porta, me hizo prestarle atención y probar suerte para conocerla. La contacto temprano por WhatsApp. Alma comparte locación. El lugar es un privado por más que las chicas insistan en que son independientes. No es el típico privado “clásico” que te recibe la recepcionista y tenés el desfile de chicas. Se maneja de forma más sutil. La dama en cuestión te recibe y te cobra y nunca ves a sus compañeras. Cada una tiene su propio número de teléfono, y supuestamente hablás con ellas, aunque en realidad las frases casi calcadas, con las otras chicas que trabajan en el mismo lugar, te dan a entender que alguien les maneja la agenda. Por si subsiste alguna duda, los servicios y los aranceles por los adicionales, son iguales en todas las niñas de ese departamento. Y los estados de WhatsApp son prácticamente idénticos. Como dice el saber popular: Si tiene cuatro patas, mueve la cola y ladra muy probablemente sea un perro (bueno....en este caso un gato). La única "ventaja" de esta modalidad es que al disfrazarlas de independientes es difícil que te puedan hacer un cambiazo.

A priori Alma cumple una sumatoria de morbos que te tienta para ir a conocerla, al menos aunque sea una vez. Es pendeja, tiene un enorme par de tetas, hace bucal hasta el final y te ofrece, por un adicional, tragada de semen. Mucha tentación junta para permanecer indiferente. Sin ánimos de spoilear mi relato adelanto que el bucal "sin hasta el final", que prometía en su speech, jamás sucedió (desconozco qué hubiese pasado si pagaba el adicional por tragada) y el enorme par de tetas apenas las pude sacar un rato fuera del corpiño.

Bajé del subte en una de las esquinas más transitadas de Buenos Aires. Después de atravesar un ejército de zombies que caminaban con la mirada fija en la pantalla del celular, completamente abstraídos del contexto, llegué al lugar de destino. Los teléfonos serán cada vez más inteligentes pero la gente está cada vez más idiota. Ya había estado en ese departamento, con una de sus compañeras. El lugar tiene dos habitaciones, más una división improvisada en el living mediante un biombo, que aísla un rincón del mismo para reconvertirlo en la tercera, y más chota, de las piezas. Obviamente ese fue el lugar que me tocó. Un amontonamiento de muebles en un espacio reducido lo convierten en un ambiente bastante barroco, no por lo artístico, sino por lo recargado. Otro biombo separa (lo que creo era) la cocina del citado living. Este último es el famoso biombo con la cara de Audrey Hepburn al que he cruzado antaño en varios departamentos. Por respeto a las reglas del foro no puedo nombrar a las escorts que lo han tenido como pertenencia. Los memoriosos sabrán de quienes hablo. El baño se encuentra junto a las dos habitaciones "normales". El curioso cubículo que sirve de bañera se encuentra subido a una especie de tarima, al lado del lavarropas, con puertas de acrílico y duchador de mano, y parece tan improvisado como la tercera habitación.

Alma. Se nota que es bien pendeja. Acusa 21, probablemente los tenga. Rostro armonioso, linda sonrisa. No la calificaría de bonita pero es agradable. Cuando sonríe suma puntos. Lo malo es que esto rara vez sucede. Cabello rubio platinado que desentona con su estilo y la hace lucir demasiado artificial. Cuerpo más delgado del que aparenta en la publicación aunque la descripción es estimativa ya que nunca se sacó el vestido. Solo se lo levantaba para coger. De la misma forma, sacar las tetas afuera del corpiño para chuparlas fue todo un periplo, con un éxito apenas relativo. Si tendría que buscar una sola palabra que defina a Alma sería: Pasividad. Nunca me crucé en este rubro con una chica tan pasiva. Pareciera que el servicio de Alma consiste en ofrecerte su cuerpo para que satisfagas tus necesidades sexuales, dentro de los límites convenidos de antemano, y por el tiempo estipulado. Ella se mantiene lo más al margen posible de una cuestión que parece ser exclusiva responsabilidad del cliente. Tal vez a algunos les despierte excitación esa pasividad, casi indiferencia. Sinceramente traté de jugar con eso a mi favor, apenas me di cuenta de cómo iba a ser el encuentro y explotar ese morbo. Cogerte a una mina ausente. Lo logré canalizar por ese lado y no estuvo mal. Igualmente no tenía muchas chances de jugar con otro tipo fantasía.

Empezamos con los besos... Corrijo. Empecé con los besos. Alma jamás me corrió la cara pero tampoco se involucró demasiado en la faena. Acá pienso en la tablita de la experiencia. Obviamente voy a poner piquitos pero en realidad era unos besos bastante chotos, llamémoslos “chotibesos”. Cada tanto ella abría un poco la boca, yo aprovechaba a meter un poco la lengua y ese era nuestro punto álgido de máxima excitación. Estábamos parados al costado de la cama. Mientras la besaba metí mano por debajo del vestido y me di cuenta que no tenía tanga. Aproveché para acariciarle la concha y la cola. Le levanté el vestido y mi manoseo se tornó más erótico. Ella me dejó hacer pero no acusó mucha recepción. Nos acostamos en la cama y seguimos con ese franeleo en cámara lenta. Le pedí que me la chupe. El oral es muy suave. Un cabeceo monótono que no se aleja mucho de la zona del glande. Al menos conmigo no hubo mucha variación. Las tetas estaban doblemente aprisionadas con el vestido y el corpiño. Mientras me la chupaba yo intentaba meter mano y ver si podía liberarlas. Cuando las logré sacar un poco afuera acerqué la pija para que me masturbe. Esas tetas nublan el raciocinio. Logré que me haga una paupérrima turca con las tetas apenas afuera. Me cansé y acerqué la boca para chuparlas un rato. A pesar de lo poco receptiva, la pendeja me estaba excitando. Le pedí de coger. Agarró un forro. Lo abrió y me lo dio para que me lo ponga. Una vez colocado le dije que se acueste boca arriba. Alma asiente. Hace lo que le pidas pero no emite sonido. La cogí en misionero. El vestido apenas levantado, las tetas nuevamente dentro del corpiño. No escuché un solo gemido. Ni real ni fingido. Estuvimos un rato en esa posición con una sesión unilateral de besos de mi parte. Le dije que se ponga en cuatro. Seguimos en completo silencio. Solo el sonido del televisor le daba vida a la habitación. Si no estuviera encendido podríamos estar cogiendo en un monasterio de clausura que no hubiéramos alterado la calma reinante. No daba para mucho más. Aceleré el bombeo y eyaculé dentro del forro. Me fui a higienizar al baño y después pasó ella. Miré la hora y había transcurrido la mitad del tiempo. Pensé que se venía la charla “interpolvos” más larga de mi vida. Por suerte me equivoqué.

Cuando volvió del baño le empecé a sacar conversación. Se fue enganchando de a poco. Me contó algunas cosas sobre ella. Me sorprendió gratamente. Es una mina agradable. En ese momento la noté más humanizada. Cuando me sentí recuperado empecé a tocarla y a besarla. Nuevamente me dejó hacer pero sin intervenir mucho. Otra vez a foja cero para intentar sacar las tetas fuera del corpiño. Cosas que uno se banca con una mina en una primera salida pero no con una escort. Déjà vu del primer polvo. Vuelta a la secuencia del oral suave, vuelta al manoseo de pechos, vuelta al intento de turca con las tetas a medio salir. Esta vez, después de colocar el forro, le pedí que se suba encima de mí. Estábamos cerca de la hora. Obviamente que la cabalgata no fue algo muy pasional. Ni siquiera podía ver rebotar su delantera con el vestido puesto. La puse boca arriba. Me acosté encima de ella y me concentré en acabar. Es una mina sexy, es pendeja. Traté de focalizarme en lo visual para estimularme y lo logré. Milagrosamente pude eyacular por segunda vez en el látex. Nada mal. Me di una ducha final y nos despedimos sin demasiada efusión con la mentira piadosa de volver a vernos.

Fue una experiencia distinta a lo que hubiera imaginado. No fue mala pero no tuvo ningún ribete que la haga excepcional. Alma es una chica sumamente pasiva ¿Tímida? ¿Indiferente? ¿Apática? A priori ese físico y lo que promete en el speech de presentación puede dar a entender que uno va a recibir más de su parte. Aclara que es “besuquera” y que el “bucal es sin hasta el final” (resaltado en negrita). Si fuera una actividad regulada quizás debería llamar a Defensa del Consumidor. Según informa en su mensaje de presentación, por un adicional de $500 traga y por uno de $2.500 podés probar la cola, si sos delicado y experto. Sobre esto no opino porque desconozco como será.

¿Lo pasé mal? NO ¿Volvería? Y….La verdad NO.

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