Gatos literarios

ESTIMADOS:

Que los versos hablen por sí mismos. Hoffmann.

I.-
En el rocío de la mañana
te adelantas
para ver junto a mí
los cerezos en flor,
para respirar el aroma
del lecho de hierba.
Lejos vuela el polvo...
En la naturaleza
aún nada ha germinado,
ni frutos, ni ramajes.
Alrededor sólo capullos...
El viento del sur sopla.

II.-
En los murmullos del viento
mi pregunta
sólo era un sueño.
Sólo una sonrisa
fue lo que diste.
De húmeda noche
un fulgor encendido...
Ahora apremia mayo.
Ahora, sin remedio,
por tus ojos y tu cabello
todos los días
vivo sumido en la añoranza.

III.-
A la orilla del arroyo
únicos, prematuros,
florecen los avellanos.
Un pájaro canta
en la fresca pradera.
Un resplandor nos acaricia,
nos calienta delicadamente,
y palpita y palidece.
El campo está yermo,
el árbol aún gris...
Tal vez la primavera,
siembre flores, a nuestro paso.

IV.-
Desnudo extiende el árbol
en la invernal niebla,
su helada vida.
¡Deja a tu sueño
en silencioso viaje
alzarse en su presencia!
Él extiende los brazos...
Piensa a menudo en él
con esta ofrenda:
¡que en la aflicción,
que en el hielo,
aún tenga esperanza en la primavera!

V.-
Una vez el cielo silenciosamente
besó a la tierra,
y ella, en resplandecientes florecillas,
sólo a él debió soñar.

La brisa caminó a través de los campos,
haciendo ondular las espigas,
susurraban suavemente los bosques
y la noche era estrellada.

Mi alma extendió sus alas
hacia la lejanía,
voló a través de silenciosas tierras,
como dirigiéndose hacia el país natal.

QUERIDOS FORISTAS:

Tanto los versos precedentes, como los que a continuación les transcribo, estaban guardados en un viejo cajón que hacía tiempo no abría. Las carillas amarillentas, la tinta negra desteñida, seguramente por haber derramado lágrimas al leerlas...Simplemente, son el producto de un alma que aún en este mundo surrealista se anima a seguir soñando. Muchos Abrazos. Hoffmann. :-({|=

I.
La oscura golondrina regresa
De una tierra lejana,
Las anheladas cigüeñas vuelven
Y traen consigo renovada felicidad.

II.
En esta primaveral mañana,
Oscura y cálida,
Me parece haber vuelto a encontrar
El dolor de un antiguo amor.

III.
Es como si, delicadamente, alguien
Me hubiera tocado el hombro,
Como si hubiera escuchado un susurro
Semejante al vuelo de una paloma.

IV.
Alguien llama a mi puerta,
Mas nadie hay afuera;
Respiro el aroma del jazmín,
Sin tener ningún ramo.

V.
Alguien me llama a lo lejos,
Un ojo se fija sobre mí,
Un viejo sueño me aprisiona
Y me gobierna a su antojo.

Estimados foristas:

Sigo buscando, y en esa búsqueda el resultado encuentra su razón de ser en las letras ilegibles de un viejo papel arrugado. Allí es donde radica la esencia de mi existir. A los versos pues. Muchos Saludos Hoffmann. :-({|=

I
El mar refulgía a lo lejos
En el último crepúsculo;
Estábamos junto a la solitaria casa del pecador
Sentados callados y solos.
La niebla subió, las aguas se hincharon,
Las gaviotas volaban aquí y allá;
De tus ojos, tiernas,
Corrieron lágrimas.
Las vi caer sobre tu mano
Y he caído de rodillas;
De tu blanca mano he bebido
Ansiosamente las lágrimas.
Desde aquella hora se consume mi cuerpo
Mi alma muere de deseo;
La eterna mujer me ha envenenado
con sus lágrimas.

II.
Tranquila está la noche, las callejas descansan,
En esta casa vivía mi amada;
Hace mucho que ella abandonó la ciudad,
pero aún está la casa en el mismo lugar.
Allí hay un hombre que mira absorto a lo alto
Y de acerbo dolor se retuerce las manos...
Me horrorizo cuando veo su rostro
La luna me muestra mi propia imagen.
¡Tú, doble, tú, pálido compañero!
¿Por qué remedas mis penas de amor,
que hace tiempo me atormentaron
tantas noches en este mismo lugar?

ESTIMADOS CAMARADAS:

A Baude, Tinfierro, Gabito y a todos los Queridos Foristas amantes de la poesía, literatura y - en general- del arte en cualquiera de sus manifestaciones, sean más versos de propia cosecha los que a continuación rescato del olvido...Un fuerte abrazo. Hoffmann :-({|=

I.
Mi corazón es como la noche oscura
cuando susurran todas las copas de los árboles.
Allí se eleva la luna en todo su esplendor,
por entre las nubes y... ¡mira!
el bosque enmudece en una profunda escucha.

II.
Tú eres la luna, la pálida luna
en tu plenitud amorosa.
Deja caer sobre mí tu mirada
llena de paz celestial y... ¡mira!
este impetuoso corazón se serena..