Uno de los sonetos de William Shakespeare.
[i:1cd187a4a4][size=18:1cd187a4a4][b:1cd187a4a4]Soneto 47
Mi corazón ha hecho un pacto con mi ojo
y en buena lid, se prestan, recíprocas ayudas.
Si mi ojo está hambriento, por ver como le miras,
o el corazón prendido, se ahoga en mil suspiros.
Entonces goza el ojo, la imagen de mi amor,
y al corazón invita al irreal banquete.
Otras es invitado, mi ojo del corazón
y en esos pensamientos, logra parte de amor.
Así, ya por tu imagen o sea por mi amor,
aún estando tú lejos, estás presente en mí,
pues no puedes llegar, donde yo, si te nombro
y estoy siempre con ellos y ellos están conmigo.
O si duermen, tu imagen, a mi vista despierta,
llamando al corazón, para que ambos se gocen.[/b:1cd187a4a4] [/size:1cd187a4a4] [/i:1cd187a4a4]
[i:1cd187a4a4]Sonnet 47
Betwixt mine eye and heart a league is took,
And each doth good turns now unto the other,
When that mine eye is famish'd for a look,
Or hear in love with sight himself doth smother;
With my love's picture then my eye doth feast,
And to the painted banquet bids my heart;
Another time mine eye is my heart's guest,
And in his thoughts of love doth share a part.
So either by thy picture or my love,
Thyself away, art present still with me,
For thou no farther than my thoughts canst move,
And I am still with them, and they with thee.
Or if they sleep, thy picture in my sight
Awakes my heart, to heart's and eye's delight. [/i:1cd187a4a4]
impresionante tema!!!
gracias por recordarlo...
:cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers:
Precioso 7hormigas..Pero..¿estás melancólico?
28/05/2007 20:04[size=18:af4cba0825]La fiebre de un sábado azul
y un domingo sin tristezas.
Esquivas a tu corazón
y destrozas tu cabeza,
y en tu voz, sólo un pálido adios
y el reloj en tu puño marcó las tres.
El sueño de un sol y de un mar
y una vida peligrosa
cambiando lo amargo por miel
y la gris ciudad por rosas
te hace bien, tanto como hace mal
te hace odiar, tanto como querer y más.
Cambiaste de tiempo y de amor
y de música y de ideas
Cambiaste de sexo y de Dios
de color y de fronteras
pero en sí, nada más cambiarás
y un sensual abandono vendrá y el fin.
Y llevas el caño a tu sien
apretando bien las muelas
y cierras los ojos y ves
todo el mar en primavera
bang, bang, bang
hojas muertas que caen,
siempre igual,
los que no pueden más
se van.[/size:af4cba0825]
[size=18:af4cba0825][color=red:af4cba0825]Serú Girán.[/color:af4cba0825][/size:af4cba0825]
[quote:7929a70f0c="stantoon"]Precioso 7hormigas..Pero..¿estás melancólico?[/quote:7929a70f0c]
cosi cosa mi querido amigo. Los ultimos dias han sido muy movilizantes. Tengo que encontrar de nuevo el balance. Estar lo mas ZEN posible de acuerdo a mi personalidad.
[size=24:22297e4463][color=darkred:22297e4463]Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj[/color:22297e4463] [/size:22297e4463]
[size=18:22297e4463]Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con anácora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de a atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demas relojes. No te regalan un reloj, tu eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.[/size:22297e4463]
[size=18:22297e4463]
[color=red:22297e4463]Julio Cortazar[/color:22297e4463][/size:22297e4463]
[color=darkred:6cc2f06a2e]LA SEÑORITA CORA
de
JULIO CORTAZAR[/color:6cc2f06a2e]
No entiendo por qué no me dejan pasar la noche en la clínica con el nene, al fin y al cabo soy su madre y el doctor De Luisi nos recomendó personalmente al director. Podrían traer un sofá cama y yo lo acompañaría para que se vaya acostumbrando, entró tan pálido el pobrecito como si fueran a operarlo en seguida, yo creo que es ese olor de las clínicas, su padre también estaba nervioso y no veía la hora de irse, pero yo estaba segura de que me dejarían con el nene. Después de todo tiene apenas quince años y nadie se los daría, siempre pegado a mí aunque ahora con los pantalones largos quiere disimular y hacerse el hombre grande. La impresión que le habrá hecho cuando se dio cuenta de que no me dejaban quedarme, menos mal que su padre le dio charla, le hizo poner el piyama y meterse en la cama. Y todo por esa mocosa de enfermera, yo me pregunto si verdaderamente tiene órdenes de los médicos o si lo hace por pura maldad. Pero bien que se lo dije, bien que le pregunté si estaba segura de que tenía que irme. No hay más que mirarla para darse cuenta de quién es, con esos aires de vampiresa y ese delantal ajustado, una chiquilina de porquería que se cree la directora de la clínica. Pero eso sí, no se la llevó de arriba, le dije lo que pensaba y eso que el nene no sabía donde meterse de vergüenza y su padre se hacía el desentendido y de paso seguro que le miraba las piernas como de costumbre. Lo único que me consuela es que el ambiente es bueno, se nota que es una clínica para personas pudientes; el nene tiene un velador de lo más lindo para leer sus revistas, y por suerte su padre se acordó de traerle caramelos de menta que son los que más le gustan. Pero mañana por la mañana, eso sí, lo primero que hago es hablar con el doctor De Luisi para que la ponga en su lugar a esa mocosa presumida. Habrá que ver si la frazada lo abriga bien al nene, voy a pedir que por las dudas le dejen otra a mano. Pero sí, claro que me abriga, menos mal que se fueron de una vez, mamá cree que soy un chico y me hace hacer cada papelón. Seguro que la enfermera va a pensar que no soy capaz de pedir lo que necesito, me miró de una manera cuando mamá le estaba protestando... Está bien, si no la dejaban quedarse qué le vamos a hacer, ya soy bastante grande para dormir solo de noche, me parece. Y en esta cama se dormirá bien, a esta hora ya no se oye ningún ruido, a veces de lejos el zumbido del ascensor que me hace acordar a esa película de miedo que también pasaba en una clínica, cuando a medianoche se abría poco a poco la puerta y la mujer paralítica en la cama veía entrar al hombre de la máscara blanca...
La enfermera es bastante simpática, volvió a las seis y media con unos papeles y me empezó a preguntar mi nombre completo, la edad y esas cosas. Yo guardé la revista en seguida porque hubiera quedado mejor estar leyendo un libro de veras y no una fotonovela, y creo que ella se dio cuenta pero no dijo nada, seguro que todavía estaba enojada por lo que le había dicho mamá y pensaba que yo era igual que ella y que le iba a dar órdenes o algo así. Me preguntó si me dolía el apéndice y le dije que no, que esa noche estaba muy bien. "A ver el pulso", me dijo, y después de tomármelo anotó algo más en la planilla y la colgó a los pies de la cama. "¿Tenés hambre?", me preguntó, y yo creo que me puse colorado porque me tomó de sorpresa que me tuteara, es tan joven que me hizo impresión. Le dije que no, aunque era mentira porque a esa hora siempre tengo hambre. "Esta noche vas a cenar muy liviano", dijo ella, y cuando quise darme cuenta ya me había quitado el paquete de caramelos de menta y se iba. No sé si empecé a decirle algo, creo que no. Me daba una rabia que me hiciera eso como a un chico, bien podía haberme dicho que no tenía que comer caramelos, pero llevárselos... Seguro que estaba furiosa por lo de mamá y se desquitaba conmigo, de puro resentida; que sé yo, después que se fue se me pasó de golpe el fastidio, quería seguir enojado con ella pero no podía. Qué joven es, clavado que no tiene ni diecinueve años, debe haberse recibido de enfermera hace muy poco. A lo mejor viene para traerme la cena; le voy a preguntar cómo se llama, si va a ser mi enfermera tengo que darle un nombre. Pero en cambio vino otra, una señora muy amable vestida de azul que me trajo un caldo y bizcochos y me hizo tomar unas pastillas verdes. También ella me preguntó cómo me llamaba y si me sentía bien, y me dijo que en esta pieza dormiría tranquilo porque era una de las mejores de la clínica, y es verdad porque dormí hasta casi las ocho en que me despertó una enfermera chiquita y arrugada como un mono pero muy amable, que me dijo que podía levantarme y lavarme pero antes me dio un termómetro y me dijo que me lo pusiera como se hace en estas clínicas, y yo no entendí porque en casa se pone debajo del brazo, y entonces me explicó y se fue. Al rato vino mamá y que alegría verlo tan bien, yo que me temía que hubiera pasado la noche en blanco el pobre querido, pero los chicos son así, en la casa tanto trabajo y después duermen a pierna suelta aunque estén lejos de su mamá que no ha cerrado los ojos la pobre. El doctor De Luisi entró para revisar al nene y yo me fui un momento afuera porque ya está grandecito, y me hubiera gustado encontrármela a la enfermera de ayer para verle bien la cara y ponerla en su sitio nada más que mirándola de arriba a abajo, pero no había nadie en el pasillo. Casi en seguida salió el doctor De Luisi y me dijo que al nene iban a operarlo a la mañana siguiente, que estaba muy bien y en las mejores condiciones para la operación, a su edad una apendicitis es una tontería. Le agradecí mucho y aproveché para decirle que me había llamado la atención la impertinencia de la enfermera de la tarde, se lo decía porque no era cosa de que a mi hijo fuera a faltarle la atención necesaria. Después entré en la pieza para acompañar al nene que estaba leyendo sus revistas y ya sabía que lo iban a operar al otro día. Como si fuera el fin del mundo, me mira de un modo la pobre, pero si no me voy a morir, mamá, haceme un poco el favor. Al Cacho le sacaron el apéndice en el hospital y a los seis días ya estaba queriendo jugar al fútbol. Andate tranquila que estoy muy bien y no me falta nada. Sí, mamá, sí, diez minutos queriendo saber si me duele aquí o mas allá, menos mal que se tiene que ocupar de mi hermana en casa, al final se fue y yo pude terminar la fotonovela que había empezado anoche.
La enfermera de la tarde se llama la señorita Cora, se lo pregunté a la enfermera chiquita cuando me trajo el almuerzo; me dieron muy poco de comer y de nuevo pastillas verdes y unas gotas con gusto a menta; me parece que esas gotas hacen dormir porque se me caían las revistas de la mano y de golpe estaba soñando con el colegio y que íbamos a un picnic con las chicas del normal como el año pasado y bailábamos a la orilla de la pileta, era muy divertido. Me desperté a eso de las cuatro y media y empecé a pensar en la operación, no que tenga miedo, el doctor De Luisi dijo que no es nada, pero debe ser raro la anestesia y que te corten cuando estás dormido, el Cacho decía que lo peor es despertarse, que duele mucho y por ahí vomitás y tenés fiebre. El nene de mamá ya no está tan garifo como ayer, se le nota en la cara que tiene un poco de miedo, es tan chico que casi me da lástima. Se sentó de golpe en la cama cuando me vio entrar y escondió la revista debajo de la almohada. La pieza estaba un poco fría y fui a subir la calefacción, después traje el termómetro y se lo di. "¿Te lo sabes poner?", le pregunté, y las mejillas parecía que iban a reventársele de rojo que se puso. Dijo que sí con la cabeza y se estiró en la cama mientras yo bajaba las persianas y encendía el velador. Cuando me acerqué para que me diera el termómetro seguía tan ruborizado que estuve a punto de reírme, pero con los chicos de esa edad siempre pasa lo mismo, les cuesta acostumbrarse a esas cosas. Y para peor me mira en los ojos, por qué no le puedo aguantar esa mirada si al final no es más que una mujer, cuando saqué el termómetro de debajo de las frazadas y se lo alcancé, ella me miraba y yo creo que se sonreía un poco, se me debe notar tanto que me pongo colorado, es algo que no puedo evitar, es más fuerte que yo. Después anotó la temperatura en la hoja que está a los pies de la cama y se fue sin decir nada. Ya casi no me acuerdo de lo que hablé con papá y mamá cuando vinieron a verme a las seis. Se quedaron poco porque la señorita Cora les dijo que había que prepararme y que era mejor que estuviese tranquilo la noche antes. Pensé que mamá iba a soltarle alguna de las suyas pero la miró nomás de arriba abajo, y papá también pero yo al viejo le conozco las miradas, es algo muy diferente. Justo cuando se estaba yendo la oí a mamá que le decía a la señorita Cora: "Le agradeceré que lo atienda bien, es un niño que ha estado siempre muy rodeado por su familia", o alguna idiotez por el estilo, y me hubiera querido morir de rabia, ni siquiera escuché lo que le contestó la señorita Cora, pero estoy seguro de que no le gustó, a lo mejor piensa que me estuve quejando de ella o algo así.
Volvió a eso de las seis y media con una mesita de esas de ruedas llena de frascos y algodones, y no sé por qué de golpe me dio un poco de miedo, en realidad no era miedo pero empecé a mirar lo que había en la mesita, toda clase de frascos azules o rojos, tambores de gasa y también pinzas y tubos de goma, el pobre debía estar empezando a asustarse sin la mamá que parece un papagayo endomingado, le agradeceré que atienda bien al nene, mire que he hablado con el doctor De Luisi, pero sí, señora, se lo vamos a atender como a un príncipe. Es bonito su nene, señora, con esas mejillas que se le arrebolan apenas me ve entrar. Cuando le retiré las frazadas hizo un gesto como para volver a taparse, y creo que se dio cuenta de que me hacía gracia verlo tan pudoroso. "A ver, bajate el pantalón del piyama", le dije sin mirarlo en la cara. "¿El pantalón?", preguntó con una voz que se le quebró en un gallo. "Si, claro, el pantalón", repetí, y empezó a soltar el cordón y a desabotonarse con unos dedos que no le obedecían. Le tuve que bajar yo misma el pantalón hasta la mitad de los muslos, y era como me lo había imaginado. "Ya sos un chico crecidito", le dije, preparando la brocha y el jabón aunque la verdad es que poco tenía para afeitar. "¿Cómo te llaman en tu casa?", le pregunté mientras lo enjabonaba. "Me llamo Pablo", me contestó con una voz que me dio lástima, tanta era la vergüenza. "Pero te darán algún sobrenombre", insistí, y fue todavía peor porque me pareció que se iba a poner a llorar mientras yo le afeitaba los pocos pelitos que andaban por ahí. "¿Así que no tenés ningún sobrenombre? Sos el nene solamente, claro." Terminé de afeitarlo y le hice una seña para que se tapara, pero él se adelantó y en un segundo estuvo cubierto hasta el pescuezo. "Pablo es un bonito nombre", le dije para consolarlo un poco; casi me daba pena verlo tan avergonzado, era la primera vez que me tocaba atender a un muchachito tan joven y tan tímido, pero me seguía fastidiando algo en él que a lo mejor le venía de la madre, algo más fuerte que su edad y que no me gustaba, y hasta me molestaba que fuera tan bonito y tan bien hecho para sus años, un mocoso que ya debía creerse un hombre y que a la primera de cambio sería capaz de soltarme un piropo.
Me quedé con los ojos cerrados, era la única manera de escapar un poco de todo eso, pero no servía de nada porque justamente en ese momento agregó: "¿Así que no tenés ningún sobrenombre. Sos el nene solamente, claro", y yo hubiera querido morirme, o agarrarla por la garganta y ahogarla, y cuando abrí los ojos le vi el pelo castaño casi pegado a mi cara porque se había agachado para sacarme un resto de jabón, y olía a shampoo de almendra como el que se pone la profesora de dibujo, o algún perfume de esos, y no supe qué decir y lo único que se me ocurrió fue preguntarle: "¿Usted se llama Cora, verdad?" Me miró con aire burlón, con esos ojos que ya me conocían y que me habían visto por todos lados, y dijo: "La señorita Cora." Lo dijo para castigarme, lo sé, igual que antes había dicho: "Ya sos un chico crecidito", nada más que para burlarse. Aunque me daba rabia tener la cara colorada, eso no lo puedo disimular nunca y es lo peor que me puede ocurrir, lo mismo me animé a decirle: "Usted es tan joven que... Bueno, Cora es un nombre muy lindo." No era eso, lo que yo había querido decirle era otra cosa y me parece que se dio cuenta y le molestó, ahora estoy seguro de que está resentida por culpa de mamá, yo solamente quería decirle que era tan joven que me hubiera gustado poder llamarla Cora a secas, pero cómo se lo iba a decir en ese momento cuando se había enojado y ya se iba con la mesita de ruedas y yo tenía unas ganas de llorar, esa es otra cosa que no puedo impedir, de golpe se me quiebra la voz y veo todo nublado, justo cuando necesitaría estar más tranquilo para decir lo que pienso. Ella iba a salir pero al llegar a la puerta se quedó un momento como para ver si no se olvidaba de alguna cosa, y yo quería decirle lo que estaba pensando pero no encontraba las palabras y lo único que se me ocurrió fue mostrarle la taza con el jabón, se había sentado en la cama y después de aclararse la voz dijo: "Se le olvida la taza con el jabón", muy seriamente y con un tono de hombre grande. Volví a buscar la taza y un poco para que se calmara le pasé la mano por la mejilla. "No te aflijas, Pablito", le dije. "Todo irá bien, es una operación de nada." Cuando lo toqué echó la cabeza atrás como ofendido, y después resbaló hasta esconder la boca en el borde de las frazadas. Desde ahí, ahogadamente, dijo: "Puedo llamarla Cora, ¿verdad?" Soy demasiado buena, casi me dio lástima tanta vergüenza que buscaba desquitarse por otro lado, pero sabía que no era el caso de ceder porque después me resultaría difícil dominarlo, y a un enfermo hay que dominarlo o es lo de siempre, los líos de María Luisa en la pieza catorce o los retos del doctor De Luisi que tiene un olfato de perro para esas cosas. "Señorita Cora", me dijo tomando la taza y yéndose. Me dio una rabia, unas ganas de pegarle, de saltar de la cama y echarla a empujones, o de... Ni siquiera comprendo cómo pude decirle: "Si yo estuviera sano a lo mejor me trataría de otra manera." Se hizo la que no oía, ni siquiera dio vuelta la cabeza, y me quedé solo y sin ganas de leer, sin ganas de nada, en el fondo hubiera querido que me contestara enojada para poder pedirle disculpas porque en realidad no era lo que yo había pensado decirle, tenía la garganta tan cerrada que no se cómo me habían salido las palabras, se lo había dicho de pura rabia pero no era eso, o a lo mejor sí pero de otra manera.
Y sí, son siempre lo mismo, una los acaricia, les dice una frase amable, y ahí nomás asoma el machito, no quieren convencerse de que todavía son unos mocosos. Esto tengo que contárselo a Marcial, se va a divertir y cuando mañana lo vea en la mesa de operaciones le va a hacer todavía más gracia, tan tiernito el pobre con esa carucha arrebolada, maldito calor que me sube por la piel, cómo podría hacer para que no me pase eso, a lo mejor respirando hondo antes de hablar, que sé yo. Se debe haber ido furiosa, estoy seguro de que escuchó perfectamente, no sé cómo le dije eso, yo creo que cuando le pregunté si podía llamarla Cora no se enojó, me dijo lo de señorita porque es su obligación pero no estaba enojada, la prueba es que vino y me acarició la cara; pero no, eso fue antes, primero me acarició y entonces yo le dije lo de Cora y lo eché todo a perder. Ahora estamos peor que antes y no voy a poder dormir aunque me den un tubo de pastillas. La barriga me duele de a ratos, es raro pasarse la mano y sentirse tan liso, lo malo es que me vuelvo a acordar de todo y del perfume de almendras, la voz de Cora, tiene una voz muy grave para una chica tan joven y linda, una voz como de cantante de boleros, algo que acaricia aunque esté enojada. Cuando oí pasos en el corredor me acosté del todo y cerré los ojos, no quería verla, no me importaba verla, mejor que me dejara en paz, sentí que entraba y que encendía la luz del cielo raso, se hacía el dormido como un angelito, con una mano tapándose la cara, y no abrió los ojos hasta que llegué al lado de la cama. Cuando vio lo que traía se puso tan colorado que me volvió a dar lástima y un poco de risa, era demasiado idiota realmente. "A ver, m'hijito, bájese el pantalón y dese vuelta para el otro lado", y el pobre a punto de patalear como haría con la mamá cuando tenía cinco años, me imagino, a decir que no y a llorar y a meterse debajo de las cobijas y a chillar, pero el pobre no podía hacer nada de eso ahora, solamente se había quedado mirando el irrigador y después a mí que esperaba, y de golpe se dio vuelta y empezó a mover las manos debajo de las frazadas pero no atinaba a nada mientras yo colgaba el irrigador en la cabecera, tuve que bajarle las frazadas y ordenarle que levantara un poco el trasero para correrle mejor el pantalón y deslizarle una toalla. "A ver, subí un poco las piernas, así está bien, echate más de boca, te digo que te eches más de boca, así." Tan callado que era casi como si gritara, por una parte me hacía gracia estarle viendo el culito a mi joven admirador, pero de nuevo me daba un poco de lástima por él, era realmente como si lo estuviera castigando por lo que me había dicho. "Avisá si está muy caliente", le previne, pero no contestó nada, debía estar mordiéndose un puño y yo no quería verle la cara y por eso me senté al borde de la cama y esperé a que dijera algo, pero aunque era mucho líquido lo aguantó sin una palabra hasta el final, y cuando terminó le dije, y eso sí se lo dije para cobrarme lo de antes: "Así me gusta, todo un hombrecito", y lo tapé mientras le recomendaba que aguantase lo más posible antes de ir al baño. "¿Querés que te apague la luz o te la dejo hasta que te levantes?", me preguntó desde la puerta. No sé cómo alcancé a decirle que era lo mismo, algo así, y escuché el ruido de la puerta al cerrarse y entonces me tapé la cabeza con las frazadas y qué le iba a hacer, a pesar de los cólicos me mordí las dos manos y lloré tanto que nadie, nadie puede imaginarse lo que lloré mientras la maldecía y la insultaba y le clavaba un cuchillo en el pecho cinco, diez, veinte veces, maldiciéndola cada vez y gozando de lo que sufría y de cómo me suplicaba que la perdonase por lo que me había hecho.
Es lo de siempre, che Suárez, uno corta y abre, y en una de esas la gran sorpresa. Claro que a la edad del pibe tiene todas las chances a su favor, pero lo mismo le voy a hablar claro al padre, no sea cosa que en una de esas tengamos un lío. Lo más probable es que haya una buena reacción, pero ahí hay algo que falla, pensá en lo que pasó al comienzo de la anestesia: parece mentira en un pibe de esa edad. Lo fui a ver a las dos horas y lo encontré bastante bien si pensás en lo que duró la cosa. Cuando entró el doctor De Luisi yo estaba secándole la boca al pobre, no terminaba de vomitar y todavía le duraba la anestesia pero el doctor lo auscultó lo mismo y me pidió que no me moviera de su lado hasta que estuviera bien despierto. Los padres siguen en la otra pieza, la buena señora se ve que no está acostumbrada a estas cosas, de golpe se le acabaron las paradas, y el viejo parece un trapo. Vamos, Pablito, vomitá si tenés ganas y quejate todo lo que quieras, yo estoy aquí, sí, claro que estoy aquí, el pobre sigue dormido pero me agarra la mano como si se estuviera ahogando. Debe creer que soy la mamá, todos creen eso, es monótono. Vamos, Pablo, no te muevas así, quieto que te va a doler más, no, dejá las manos tranquilas, ahí no te podes tocar. Al pobre le cuesta salir de la anestesia. Marcial me dijo que la operación había sido muy larga. Es raro, habrán encontrado alguna complicación: a veces el apéndice no está tan a la vista, le voy a preguntar a Marcial esta noche. Pero sí, m'hijito, estoy aquí, quéjese todo lo que quiera pero no se mueva tanto, yo le voy a mojar los labios con este pedacito de hielo en una gasa, así se le va pasando la sed. Si, querido, vomitá más, aliviate todo lo que quieras. Que fuerza tenés en las manos, me vas a llenar de moretones, sí, sí, llorá si tenés ganas, llorá, Pablito, eso alivia, llorá y quejate, total estás tan dormido y creés que soy tu mamá. Sos bien bonito, sabés, con esa nariz un poco respingada y esas pestañas como cortinas, parecés mayor ahora que estás tan pálido. Ya no te pondrías colorado por nada, verdad, mi pobrecito. Me duele, mamá, me duele aquí, dejame que me saque ese peso que me han puesto, tengo algo en la barriga que pesa tanto y me duele, mamá, decile a la enfermera que me saque eso. Sí, m'hijito, ya se le va a pasar, quédese un poco quieto, por qué tendrás tanta fuerza, voy a tener que llamar a María Luisa para que me ayude. Vamos, Pablo, me enojo si no te estás quieto, te va a doler mucho más si seguís moviéndote tanto. Ah, parece que empezás a darte cuenta, me duele aquí, señorita Cora, me duele tanto aquí, hágame algo por favor, me duele tanto aquí, suélteme las manos, no puedo más, señorita Cora, no puedo más.
Menos mal que se ha dormido el pobre querido, la enfermera me vino a buscar a las dos y media y me dijo que me quedara un rato con él que ya estaba mejor, pero lo veo tan pálido, ha debido perder tanta sangre, menos mal que el doctor De Luisi dijo que todo había salido bien. La enfermera estaba cansada de luchar con él, yo no entiendo por qué no me hizo entrar antes, en esta clínica son demasiado severos. Ya es casi de noche y el nene ha dormido todo el tiempo, se ve que está agotado, pero me parece que tiene mejor cara, un poco de color. Todavía se queja de a ratos pero ya no quiere tocarse el vendaje y respira tranquilo, creo que pasará bastante buena noche. Como si yo no supiera lo que tengo que hacer, pero era inevitable; apenas se le pasó el primer susto a la buena señora le salieron otra vez los desplantes de patrona, por favor que al nene no le vaya a faltar nada por la noche, señorita. Decí que te tengo lástima, vieja estúpida, si no ya ibas a ver cómo te trataba. Las conozco a éstas, creen que con una buena propina el último día lo arreglan todo. Y a veces la propina ni siquiera es buena, pero para qué seguir pensando, ya se mandó mudar y todo está tranquilo. Marcial, quedate un poco, no ves que el chico duerme, contame lo que pasó esta mañana. Bueno, si estás apurado lo dejamos para después. No, mirá que puede entrar María Luisa, aquí no, Marcial. Claro, el señor se sale con la suya, ya te he dicho que no quiero que me beses cuando estoy trabajando, no está bien. Parecería que no tenemos toda la noche para besarnos, tonto. Andáte. Váyase le digo, o me enojo. Bobo, pajarraco. Sí, querido, hasta luego. Claro que sí. Muchísimo.
Está muy oscuro pero es mejor, no tengo ni ganas de abrir los ojos. Casi no me duele, qué bueno estar así respirando despacio, sin esas náuseas. Todo está tan callado, ahora me acuerdo que vi a mamá, me dijo no sé qué, yo me sentía tan mal. Al viejo lo miré apenas, estaba a los pies de la cama y me guiñaba un ojo, el pobre siempre el mismo. Tengo un poco de frío, me gustaría otra frazada. Señorita Cora, me gustaría otra frazada. Pero sí estaba ahí, apenas abrí los ojos la vi sentada al lado de la ventana leyendo un revista. Vino en seguida y me arropó, casi no tuve que decirle nada porque se dio cuenta en seguida. Ahora me acuerdo, yo creo que esta tarde la confundía con mamá y que ella me calmaba, o a lo mejor estuve soñando. ¿Estuve soñando, señorita Cora? Usted me sujetaba las manos, ¿verdad? Yo decía tantas pavadas, pero es que me dolía mucho, y las náuseas... Discúlpeme, no debe ser nada lindo ser enfermera. Sí, usted se ríe pero yo sé, a lo mejor la manché y todo. Bueno, no hablaré más. Estoy tan bien así, ya no tengo frío. No, no me duele mucho, un poquito solamente. ¿Es tarde, señorita Cora? Sh, usted se queda calladito ahora, ya le he dicho que no puede hablar mucho, alégrese de que no le duela y quédese bien quieto. No, no es tarde, apenas las siete. Cierre los ojos y duerma. Así. Duérmase ahora.
Sí, yo querría pero no es tan fácil. Por momentos me parece que me voy a dormir, pero de golpe la herida me pega un tirón o todo me da vueltas en la cabeza, y tengo que abrir los ojos y mirarla, está sentada al lado de la ventana y ha puesto la pantalla para leer sin que me moleste la luz. ¿Por qué se quedará aquí todo el tiempo? Tiene un pelo precioso, le brilla cuando mueve la cabeza. Y es tan joven, pensar que hoy la confundí con mamá, es increíble. Vaya a saber qué cosas le dije, se debe haber reído otra vez de mí. Pero me pasaba hielo por la boca, eso me aliviaba tanto, ahora me acuerdo, me puso agua colonia en la frente y en el pelo, y me sujetaba las manos para que no me arrancara el vendaje. Ya no está enojada conmigo, a lo mejor mamá le pidió disculpas o algo así, me miraba de otra manera cuando me dijo: "Cierre los ojos y duérmase." Me gusta que me mire así, parece mentira lo del primer día cuando me quitó los caramelos. Me gustaría decirle que es tan linda, que no tengo nada contra ella, al contrario, que me gusta que sea ella la que me cuida de noche y no la enfermera chiquita. Me gustaría que me pusiera otra vez agua colonia en el pelo. Me gustaría que me pidiera perdón, que me dijera que la puedo llamar Cora.
Se quedó dormido un buen rato, a las ocho calculé que el doctor De Luisi no tardaría y lo desperté para tomarle la temperatura. Tenía mejor cara y le había hecho bien dormir. Apenas vio el termómetro sacó una mano fuera de las cobijas, pero le dije que se estuviera quieto. No quería mirarlo en los ojos para que no sufriera pero lo mismo se puso colorado y empezó a decir que él podía muy bien solo. No le hice caso, claro, pero estaba tan tenso el pobre que no me quedó más remedio que decirle: "Vamos, Pablo, ya sos un hombrecito, no te vas a poner así cada vez, verdad?" Es lo de siempre, con esa debilidad no pudo contener las lágrimas; haciéndome la que no me daba cuenta anoté la temperatura y me fui a prepararle la inyección. Cuando volvió yo me había secado los ojos con la sábana y tenía tanta rabia contra mí mismo que hubiera dado cualquier cosa por poder hablar, decirle que no me importaba, que en realidad no me importaba pero que no lo podía impedir. "Esto no duele nada", me dijo con la jeringa en la mano. "Es para que duermas bien toda la noche." Me destapó y otra vez sentí que me subía la sangre a la cara, pero ella se sonrió un poco y empezó a frotarme el muslo con un algodón mojado. "No duele nada", le dije porque algo tenía que decirle, no podía ser que me quedara así mientras ella me estaba mirando. "Ya ves", me dijo sacando la aguja y frotándome con el algodón. "Ya ves que no duele nada. Nada te tiene que doler, Pablito." Me tapó y me pasó la mano por la cara. Yo cerré los ojos y hubiera querido estar muerto, estar muerto y que ella me pasara la mano por la cara, llorando.
Nunca entendí mucho a Cora pero esta vez se fue a la otra banda. La verdad que no me importa si no entiendo a las mujeres, lo único que vale la pena es que lo quieran a uno. Si están nerviosas, si se hacen problema por cualquier macana, bueno nena, ya está, deme un beso y se acabó. Se ve que todavía es tiernita, va a pasar un buen rato antes de que aprenda a vivir en este oficio maldito, la pobre apareció esta noche con una cara rara y me costó media hora hacerle olvidar esas tonterías. Todavía no ha encontrado la manera de buscarle la vuelta a algunos enfermos, ya le pasó con la vieja del veintidós pero yo creía que desde entonces habría aprendido un poco, y ahora este pibe le vuelve a dar dolores de cabeza. Estuvimos tomando mate en mi cuarto a eso de las dos de la mañana, después fue a darle la inyección y cuando volvió estaba de mal humor, no quería saber nada conmigo. Le queda bien esa carucha de enojada, de tristona, de a poco se la fui cambiando, y al final se puso a reír y me contó, a esa hora me gusta tanto desvestirla y sentir que tiembla un poco como si tuviera frío. Debe ser muy tarde, Marcial. Ah, entonces puedo quedarme un rato todavía, la otra inyección le toca a las cinco y media, la galleguita no llega hasta las seis. Perdoname, Marcial, soy una boba, mirá que preocuparme tanto por ese mocoso, al fin y al cabo lo tengo dominado pero de a ratos me da lástima, a esa edad son tan tontos, tan orgullosos, si pudiera le pediría al doctor Suárez que me cambiara, hay dos operados en el segundo piso, gente grande, uno les pregunta tranquilamente si han ido de cuerpo, les alcanza la chata, los limpia si hace falta, todo eso charlando del tiempo o de la política, es un ir y venir de cosas naturales, cada uno está en lo suyo, Marcial, no como aquí, comprendés. Sí, claro que hay que hacerse a todo, cuántas veces me van a tocar chicos de esa edad, es una cuestión de técnica como decís vos. Sí, querido, claro. Pero es que todo empezó mal por culpa de la madre, eso no se ha borrado, sabés, desde el primer minuto hubo como un malentendido, y el chico tiene su orgullo y le duele, sobre todo que al principio no se daba cuenta de todo lo que iba a venir y quiso hacerse el grande, mirarme como si fueras vos, como un hombre. Ahora ya ni le puedo preguntar si quiere hacer pis, lo malo es que sería capaz de aguantarse toda la noche si yo me quedara en la pieza. Me da risa cuando me acuerdo, quería decir que sí y no se animaba, entonces me fastidió tanta tontería y lo obligué para que aprendiera a hacer pis sin moverse, bien tendido de espaldas. Siempre cierra los ojos en esos momentos pero es casi peor, está a punto de llorar o de insultarme, está entre las dos cosas y no puede, es tan chico, Marcial, y esa buena señora que lo ha de haber criado como un tilinguito, el nene de aquí y el nene de allí, mucho sombrero y saco entallado pero en el fondo el bebé de siempre, el tesorito de mamá. Ah, y justamente le vengo a tocar yo, el alto voltaje como decís vos, cuando hubiera estado tan bien con María Luisa que es idéntica a su tía y que lo hubiera limpiado por todos lados sin que se le subieran los colores a la cara. No, la verdad, no tengo suerte, Marcial.
Estaba soñando con la clase de francés cuando encendió la luz del velador, lo primero que le veo es siempre el pelo, será porque se tiene que agachar para las inyecciones o lo que sea, el pelo cerca de mi cara, una vez me hizo cosquillas en la boca y huele tan bien, y siempre se sonríe un poco cuando me está frotando con el algodón, me frotó un rato largo antes de pincharme y yo le miraba la mano tan segura que iba apretando de a poco la jeringa, el líquido amarillo que entraba despacio, haciéndome doler. "No, no me duele nada." Nunca le podré decir: "No me duele nada, Cora." Y no le voy a decir señorita Cora, no se lo voy a decir nunca. Le hablaré lo menos que pueda y no la pienso llamar señorita Cora aunque me lo pida de rodillas. No, no me duele nada. No, gracias, me siento bien, voy a seguir durmiendo. Gracias.
Por suerte ya tiene de nuevo sus colores pero todavía está muy decaído, apenas si pudo darme un beso, y a tía Esther casi no la miró y eso que le había traído las revistas y una corbata preciosa para el día en que lo llevemos a casa. La enfermera de la mañana es un amor de mujer, tan humilde, con ella sí da gusto hablar, dice que el nene durmió hasta las ocho y que bebió un poco de leche, parece que ahora van a empezar a alimentarlo, tengo que decirle al doctor Suárez que el cacao le hace mal, o a lo mejor su padre ya se lo dijo porque estuvieron hablando un rato. Si quiere salir un momento, señora, vamos a ver cómo anda este hombre. Usted quédese, señor Morán, es que a la mamá le puede hacer impresión tanto vendaje. Vamos a ver un poco, compañero. ¿Ahí duele? Claro, es natural. Y ahí, decime si ahí te duele o solamente está sensible. Bueno, vamos muy bien, amiguito. Y así cinco minutos, si me duele aquí, si estoy sensible más acá, y el viejo mirándome la barriga como si me la viera por primera vez. Es raro pero no me siento tranquilo hasta que se van, pobres viejos tan afligidos pero qué le voy a hacer, me molestan, dicen siempre lo que no hay que decir, sobre todo mamá, y menos mal que la enfermera chiquita parece sorda y le aguanta todo con esa cara de esperar propina que tiene la pobre. Mirá que venir a jorobar con lo del cacao, ni que yo fuese un niño de pecho. Me dan unas ganas de dormir cinco días seguidos sin ver a nadie, sobre todo sin ver a Cora, y despertarme justo cuando me vengan a buscar para ir a casa. A lo mejor habrá que esperar unos días más, señor Morán, ya sabrá por De Luisi que la operación fue más complicada de lo previsto, a veces hay pequeñas sorpresas. Claro que con la constitución de ese chico yo creo que no habrá problema, pero mejor dígale a su señora que no va a ser cosa de una semana como se pensó al principio. Ah, claro, bueno, de eso usted hablará con el administrador, son cosas internas. Ahora vos fijate si no es mala suerte, Marcial, anoche te lo anuncié, esto va a durar mucho más de lo que pensábamos. Sí, ya sé que no importa pero podrías ser un poco más comprensivo, sabés muy bien que no me hace feliz atender a ese chico, y a él todavía menos, pobrecito. No me mirés así, por qué no le voy a tener lástima. No me mirés así.
Nadie me prohibió que leyera pero se me caen las revistas de la mano, y eso que tengo dos episodios por terminar y todo lo que me trajo tía Esther. Me arde la cara, debo de tener fiebre o es que hace mucho calor en esta pieza, le voy a pedir a Cora que entorne un poco la ventana o que me saque una frazada. Quisiera dormir, es lo que más me gustaría, que ella estuviese allí sentada leyendo una revista y yo durmiendo sin verla, sin saber que esta allí, pero ahora no se va a quedar más de noche, ya pasó lo peor y me dejarán solo. De tres a cuatro creo que dormí un rato, a las cinco justas vino con un remedio nuevo, unas gotas muy amargas. Siempre parece que se acaba de bañar y cambiar, está tan fresca y huele a talco perfumado, a lavanda. "Este remedio es muy feo, ya sé", me dijo, y se sonreía para animarme. "No, es un poco amargo, nada más", le dije. "¿Cómo pasaste el día?", me preguntó, sacudiendo el termómetro. Le dije que bien, que durmiendo, que el doctor Suárez me había encontrado mejor, que no me dolía mucho. "Bueno, entonces podés trabajar un poco", me dijo dándome el termómetro. Yo no supe qué contestarle y ella se fue a cerrar las persianas y arregló los frascos en la mesita mientras yo me tomaba la temperatura. Hasta tuve tiempo de echarle un vistazo al termómetro antes de que viniera a buscarlo. "Pero tengo muchísima fiebre", me dijo como asustado. Era fatal, siempre seré la misma estúpida, por evitarle el mal momento le doy el termómetro y naturalmente el muy chiquilín no pierde tiempo en enterarse de que está volando de fiebre. "Siempre es así los primeros cuatro días, y además nadie te mandó que miraras", le dije, más furiosa contra mí que contra él. Le pregunté si había movido el vientre y me dijo que no. Le sudaba la cara, se la sequé y le puse un poco de agua colonia; había cerrado los ojos antes de contestarme y no los abrió mientras yo lo peinaba un poco para que no le molestara el pelo en la frente. Treinta y nueve nueve era mucha fiebre, realmente. "Tratá de dormir un rato", le dije, calculando a qué hora podría avisarle al doctor Suárez. Sin abrir los ojos hizo un gesto como de fastidio, y articulando cada palabra me dijo: "Usted es mala conmigo, Cora." No atiné a contestarle nada, me quedé a su lado hasta que abrió los ojos y me miró con toda su fiebre y toda su tristeza. Casi sin darme cuenta estiré la mano y quise hacerle una caricia en la frente, pero me rechazó de un manotón y algo debió tironearle en la herida porque se crispó de dolor. Antes de que pudiera reaccionar me dijo en voz muy baja: "Usted no sería así conmigo si me hubiera conocido en otra parte." Estuve al borde de soltar una carcajada, pero era tan ridículo que me dijera eso mientras se le llenaban los ojos de lágrimas que me pasó lo de siempre, me dio rabia y casi miedo, me sentí de golpe como desamparada delante de ese chiquilín pretencioso. Conseguí dominarme (eso se lo debo a Marcial, me ha enseñado a controlarme y cada vez lo hago mejor), y me enderecé como si no hubiera sucedido nada, puse la toalla en la percha y tapé el frasco de agua colonia. En fin, ahora sabíamos a qué atenernos, en el fondo era mucho mejor así. Enfermera, enfermo, y pare de contar. Que el agua colonia se la pusiera la madre, yo tenía otras cosas que hacerle y se las haría sin más contemplaciones. No sé por qué me quedé más de lo necesario. Marcial me dijo cuando se lo conté que había querido darle la oportunidad de disculparse, de pedir perdón. No sé, a lo mejor fue eso o algo distinto, a lo mejor me quedé para que siguiera insultándome, para ver hasta dónde era capaz de llegar. Pero seguía con los ojos cerrados y el sudor le empapaba la frente y las mejillas, era como si me hubiera metido en agua hirviendo, veía manchas violeta y rojas cuando apretaba los ojos para no mirarla sabiendo que todavía estaba allí, y hubiera dado cualquier cosa para que se agachara y volviera a secarme la frente como si yo no le hubiera dicho eso, pero ya era imposible, se iba a ir sin hacer nada, sin decirme nada, y yo abriría los ojos y encontraría la noche, el velador, la pieza vacía, un poco de perfume todavía, y me repetiría diez veces, cien veces, que había hecho bien en decirle lo que le había dicho, para que aprendiera, para que no me tratara como a un chico, para que me dejara en paz, para que no se fuera.
Empiezan siempre a la misma hora, entre seis y siete de la mañana, debe ser una pareja que anida en las cornisas del patio, un palomo que arrulla y la paloma que le contesta, al rato se cansan, se lo dije a la enfermera chiquita que viene a lavarme y a darme el desayuno, se encogió de hombros y dijo que ya otros enfermos se habían quejado de las palomas pero que el director no quería que las echaran. Ya ni sé cuánto hace que las oigo, las primeras mañanas estaba demasiado dormido o dolorido para fijarme, pero desde hace tres días escucho a las palomas y me entristecen, quisiera estar en casa oyendo ladrar a Milord, oyendo a tía Esther que a esta hora se levanta para ir a misa. Maldita fiebre que no quiere bajar, me van a tener aquí hasta quién sabe cuándo, se lo voy a preguntar al doctor Suárez esta misma mañana, al fin y al cabo podría estar lo más bien en casa. Mire, señor Morán, quiero ser franco con usted, el cuadro no es nada sencillo. No, señorita Cora, prefiero que usted siga atendiendo a ese enfermo, y le voy a decir por qué. Pero entonces. Marcial... Vení, te voy a hacer un café bien fuerte, mirá que sos potrilla todavía, parece mentira. Escuchá, vieja, he estado hablando con el doctor Suárez, y parece que el pibe...
Por suerte después se callan, a lo mejor se van volando por ahí, por toda la ciudad, tienen suerte las palomas. Qué mañana interminable, me alegré cuando se fueron los viejos, ahora les da por venir más seguido desde que tengo tanta fiebre. Bueno, si me tengo que quedar cuatro o cinco días más aquí, qué importa. En casa sería mejor, claro, pero lo mismo tendría fiebre y me sentiría tan mal de a ratos. Pensar que no puedo ni mirar una revista, es una debilidad como si no me quedara sangre. Pero todo es por la fiebre, me lo dijo anoche el doctor De Luisi y el doctor Suárez me lo repitió esta mañana, ellos saben. Duermo mucho pero lo mismo es como si no pasara el tiempo, siempre es antes de las tres como si a mí me importaran las tres o las cinco. Al contrario, a las tres se va la enfermera chiquita y es una lástima porque con ella estoy tan bien. Si me pudiera dormir de un tirón hasta la medianoche sería mucho mejor. Pablo, soy yo, la señorita Cora. Tu enfermera de la noche que te hace doler con las inyecciones. Ya sé que no te duele, tonto, es una broma. Seguí durmiendo si querés, ya está. Me dijo: "Gracias" sin abrir los ojos, pero hubiera podido abrirlos, sé que con la galleguita estuvo charlando a mediodía aunque le han prohibido que hable mucho. Antes de salir me di vuelta de golpe y me estaba mirando, sentí que todo el tiempo me había estado mirando de espaldas. Volví y me senté al lado de la cama, le tomé el pulso, le arreglé las sábanas que arrugaba con sus manos de fiebre. Me miraba el pelo, después bajaba la vista y evitaba mis ojos. Fui a buscar lo necesario para prepararlo y me dejó hacer sin una palabra, con los ojos fijos en la ventana, ignorándome. Vendrían a buscarlo a las cinco y media en punto, todavía le quedaba un rato para dormir, los padres esperaban en la planta baja porque le hubiera hecho impresión verlos a esa hora. El doctor Suárez iba a venir un rato antes para explicarle que tenían que completar la operación, cualquier cosa que no lo inquietara demasiado. Pero en cambio mandaron a Marcial, me tomó de sorpresa verlo entrar así pero me hizo una seña para que no me moviera y se quedó a los pies de la cama leyendo la hoja de temperatura hasta que Pablo se acostumbrara a su presencia. Le empezó a hablar un poco en broma, armó la conversación como él sabe hacerlo, el frío en la calle, lo bien que se estaba en ese cuarto, él lo miraba sin decir nada, como esperando, mientras yo me sentía tan rara, hubiera querido que Marcial se fuera y me dejara sola con él, yo hubiera podido decírselo mejor que nadie, aunque quizá no, probablemente no. Pero si ya lo sé, doctor, me van a operar de nuevo, usted es el que me dio la anestesia la otra vez, y bueno, mejor eso que seguir en esta cama y con esta fiebre. Yo sabía que al final tendrían que hacer algo, por qué me duele tanto desde ayer, un dolor diferente, desde más adentro. Y usted, ahí sentada, no ponga esa cara, no se sonría como si me viniera a invitar al cine. Váyase con él y béselo en el pasillo, tan dormido no estaba la otra tarde cuando usted se enojó con él porque la había besado aquí. Váyanse los dos, déjenme dormir, durmiendo no me duele tanto.
Y bueno, pibe, ahora vamos a liquidar este asunto de una vez por todas, hasta cuándo nos vas a estar ocupando una cama, che. Contá despacito, uno, dos, tres. Así va bien, vos seguí contando y dentro de una semana estás comiendo un bife jugoso en casa. Un cuarto de hora a gatas, nena, y vuelta a coser. Había que verle la cara a De Luisi, uno no se acostumbra nunca del todo a estas cosas. Mirá, aproveché para pedirle a Suárez que te relevaran como vos querías, le dije que estás muy cansada con un caso tan grave; a lo mejor te pasan al segundo piso si vos también le hablás. Está bien, hacé como quieras, tanto quejarte la otra noche y ahora te sale la samaritana. No te enojés conmigo, lo hice por vos. Sí, claro que lo hizo por mí pero perdió el tiempo, me voy a quedar con él esta noche y todas las noches. Empezó a despertarse a las ocho y medía, los padres se fueron en seguida porque era mejor que no los viera con la cara que tenían los pobres, y cuando llegó el doctor Suárez me preguntó en voz baja si quería que me relevara María Luisa, pero le hice una seña de que me quedaba y se fue. María Luisa me acompañó un rato porque tuvimos que sujetarlo y calmarlo, después se tranquilizó de golpe y casi no tuvo vómitos; está tan débil que se volvió a dormir sin quejarse mucho hasta las diez. Son las palomas, vas a ver, mamá, ya están arrullando como todas las mañanas, no sé por qué no las echan, que se vuelen a otro árbol. Dame la mano, mamá, tengo tanto frío. Ah, entonces estuve soñando, me parecía que ya era de mañana y que estaban las palomas. Perdóneme, la confundí con mamá. Otra vez desviaba la mirada, se volvía a su encono, otra vez me echaba a mí toda la culpa. Lo atendí como si no me diera cuenta de que seguía enojado, me senté junto a él y le mojé los labios con hielo. Cuando me miró, después que le puse agua colonia en las manos y la frente, me acerqué más y le sonreí. "Llamame Cora", le dije. "Yo sé que no nos entendimos al principio, pero vamos a ser tan buenos amigos, Pablo." Me miraba callado. "Decime: Sí, Cora." Me miraba, siempre. "Señorita Cora", dijo después, y cerró los ojos. "No, Pablo, no", le pedí, besándolo en la mejilla, muy cerca de la boca. "Yo voy a ser Cora para vos, solamente para vos." Tuve que echarme atrás, pero lo mismo me salpicó la cara. Lo sequé, le sostuve la cabeza para que se enjuagara la boca, lo volví a besar hablándole al oído. "Discúlpeme", dijo con un hilo de voz, "no lo pude contener". Le dije que no fuera tonto, que para eso estaba yo cuidándolo, que vomitara todo lo que quisiera para aliviarse. "Me gustaría que viniera mamá", me dijo, mirando a otro lado con los ojos vacíos. Todavía le acaricié un poco el pelo, le arreglé las frazadas esperando que me dijera algo, pero estaba muy lejos y sentí que lo hacía sufrir todavía más si me quedaba. En la puerta me volví y esperé; tenía los ojos muy abiertos, fijos en el cielo raso. "Pablito", le dije. "Por favor, Pablito. Por favor, querido." Volví hasta la cama, me agaché para besarlo; olía a frío, detrás del agua colonia estaba el vómito, la anestesia. Si me quedo un segundo más me pongo a llorar delante de él, por él. Lo besé otra vez y salí corriendo, bajé a buscar a la madre y a María Luisa; no quería volver mientras la madre estuviera allí, por lo menos esa noche no quería volver y después sabía demasiado bien que no tendría ninguna necesidad de volver a ese cuarto, que Marcial y María Luisa se ocuparían de todo hasta que el cuarto quedara otra vez libre.
FIN
[size=18:e6bf886970][b:e6bf886970]Sólo se trata de vivir[/b:e6bf886970]
[color=darkred:e6bf886970]Litto Nebbia. [/color:e6bf886970][/size:e6bf886970]
Dicen que viajando se fortalece el corazón
pues andar nuevos caminos
te hace olvidar el anterior
Ojalá que esto pronto suceda,
así podrá descansar mi pena
hasta la próxima vez
Y así encuentras una paloma herida
que te cuenta su poesía de haber amado
y quebrantado otra ilusión
Seguro que al rato estará volando,
inventando otra esperanza
para volver a vivir
Creo que nadie puede dar una respuesta
ni decir que puerta hay que tocar
Creo que a pesar de tanta melancolía,
tanta pena y tanta herida,
sólo se trata de vivir
En mi almanaque hay una fecha vacía,
es la del día que dijiste que tenías que partir
Debes andar por nuevos caminos
para descansar la pena hasta la próxima vez
Seguro que al rato estarás amando,
inventando otra esperanza para volver a vivir
Creo que nadie puede dar una respuesta
ni decir que puerta hay que tocar
Creo que a pesar de tanta melancolía,
tanta pena y tanta herida,
sólo se trata de vivir
Dicen que viajando se fortalece el corazón
pues andar nuevos caminos
te hace olvidar el anterior
Ojalá que esto pronto suceda,
así podrá descansar mi pena
hasta la próxima vez
Seguro que al rato estaré volando,
inventando otra esperanza para volver a vivir
Creo que nadie puede dar una respuesta
ni decir que puerta hay que tocar
Creo que a pesar de tanta melancolía,
tanta pena y tanta herida,
sólo se trata de vivir
Siete Hormigas....?
Quiere ir a tomar un G U I S K I...?
Saludos!
El Capitan!
[quote:e1404b1ffc="elcapitan22"]Siete Hormigas....?
Quiere ir a tomar un G U I S K I...?
Saludos!
El Capitan![/quote:e1404b1ffc]
no tomo guiski pero le acepto una ginebra o una birra helada
Cuando quiera!
Pero por lo que pone, lo leo para atras....
es una cuestion otoñal, o algo le anda dando vueltas y jodiendo???
[quote:21504b013c="elcapitan22"]Cuando quiera!
Pero por lo que pone, lo leo para atras....
es una cuestion otoñal, o algo le anda dando vueltas y jodiendo???[/quote:21504b013c]
como le dije al amigo Estantún (asi se pronuncia) ando cosi cosa y tengo que encontrar de nuevo mi balance y estar lo mas ZEN posble acorde al corso en contramano que tengo a diario en el marote.
[b:b539f2514a]ESTA NOCHE ME EMBORRACHO[/b:b539f2514a]
[color=darkred:b539f2514a]Enrique Santos Discepolo[/color:b539f2514a]
Sola, fané, descangayada,
la vi esta madrugada
salir de un cabaret;
flaca, dos cuartas de cogote
y una percha en el escote
bajo la nuez;
chueca, vestida de pebeta,
teñida y coqueteando
su desnudez...
Parecía un gallo desplumao,
mostrando al compadrear
el cuero picoteao...
Yo que sé cuando no aguanto más
al verla, así, rajé,
pa' no yorar.
¡Y pensar que hace diez años,
fue mi locura!
¡Que llegué hasta la traición
por su hermosura!...
Que esto que hoy es un cascajo
fue la dulce metedura
donde yo perdí el honor;
que chiflao por su belleza
le quité el pan a la vieja,
me hice ruin y pechador...
Que quedé sin un amigo,
que viví de mala fe,
que me tuvo de rodillas,
sin moral, hecho un mendigo,
cuando se fue.
Nunca soñé que la vería
en un "requiscat in pace"
tan cruel como el de hoy.
¡Mire, si no es pa' suicidarse
que por ese cachivache
sea lo que soy!...
Fiera venganza la del tiempo,
que le hace ver deshecho
lo que uno amó...
Este encuentro me ha hecho tanto mal,
que si lo pienso más
termino envenenao.
Esta noche me emborracho bien,
me mamo, ¡bien mamao!,
pa' no pensar.
[b:92250c1f1c]En esta tarde gris [/b:92250c1f1c]
[color=darkred:92250c1f1c]Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi [/color:92250c1f1c]
¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris!
En su repiquetear la lluvia habla de ti...
Remordimiento de saber
que por mi culpa, nunca,
vida, nunca te veré.
Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer,
temblando, al implorar de nuevo mi querer...
¡Y hoy es tu voz que vuelve a mí
en esta tarde gris!
Ven
triste me decías,
que en esta soledad
no puede más el alma mía...
Ven
y apiádate de mi dolor,
que estoy cansada de llorarte,
sufrir y esperarte
y hablar siempre a solas
con mi corazón.
Ven,
pues te quiero tanto,
que si no vienes hoy
voy a quedar ahogada en llanto...
No,
no puede ser que viva así,
con este amor clavado en mí
como una maldición.
No supe comprender tu desesperación
y alegre me alejé en alas de otro amor...
¡Qué solo y triste me encontré
cuando me vi tan lejos
y mi engaño comprobé!
Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer,
temblando, al implorar de nuevo mi querer...
¡Y hoy es tu voz que sangra en mí,
en esta tarde gris!
[b:be3bed897f]Como Camarón[/b:be3bed897f]
[color=darkred:be3bed897f]Estopa[/color:be3bed897f]
Es superior a mi
Es la fuerza que me lleva
a un impulso que mantengo
con la oscuridad que tienen
de oscuros tus ojos negros
Y que me cuenta hace tiempo
que pasa en tu pestañeo
y que me trae por esta calle
de amargura y de lamento
Estribillo:
Que yo sé que la sonrisa
que se dibuja en tu cara
tiene que ver con la brisa
que abanica tu mirada
tan despacio y tan deprisa
tan normal y tan extraña
yo me parto la camisa
como Camarón
tu me rompes las entrañas
me trepas como una araña
bebes del sudor que empaña
el cristal de mi habitación
y después por la mañana
despierto y no tengo alas
llevo diez horas durmiendo
y mi almohada esta empapada
Todo había sido un sueño
muy real y muy profundo
tus ojos no tienen dueño
porque no son de este mundo
Que no te quiero mirar
Pero es que cierro los ojos
y hasta te veo por dentro
te veo en un lado y en otro
en cada foto, en cada espejo
y en las paredes del metro
Y en los ojos de la gente
hasta en la sopa más caliente
loco yo me estoy volviendo
Estribillo
Y a veces me confundo
y pico a tu vecina
esa del segundo
que vende cosas finas
Y a veces te espero
en el bar de la esquina
con la mirada fija en tu portería
Y a veces me como de un bocado el mundo
y a veces te siento y a veces te tumbo
a veces te leo un beso en los labios
y como yo no me atrevo
me corto y me abro
[quote:47ca4ca985="SieteHormigas"][b:47ca4ca985]ESTA NOCHE ME EMBORRACHO[/b:47ca4ca985]
[color=darkred:47ca4ca985]Enrique Santos Discepolo[/color:47ca4ca985]
Sola, fané, descangayada,
la vi esta madrugada
salir de un cabaret;
flaca, dos cuartas de cogote
y una percha en el escote
bajo la nuez;
chueca, vestida de pebeta,
teñida y coqueteando
su desnudez...
Parecía un gallo desplumao,
mostrando al compadrear
el cuero picoteao...
Yo que sé cuando no aguanto más
al verla, así, rajé,
pa' no yorar.
¡Y pensar que hace diez años,
fue mi locura!
¡Que llegué hasta la traición
por su hermosura!...
Que esto que hoy es un cascajo
fue la dulce metedura
donde yo perdí el honor;
que chiflao por su belleza
le quité el pan a la vieja,
me hice ruin y pechador...
Que quedé sin un amigo,
que viví de mala fe,
que me tuvo de rodillas,
sin moral, hecho un mendigo,
cuando se fue.
Nunca soñé que la vería
en un "requiscat in pace"
tan cruel como el de hoy.
¡Mire, si no es pa' suicidarse
que por ese cachivache
sea lo que soy!...
Fiera venganza la del tiempo,
que le hace ver deshecho
lo que uno amó...
Este encuentro me ha hecho tanto mal,
que si lo pienso más
termino envenenao.
Esta noche me emborracho bien,
me mamo, ¡bien mamao!,
pa' no pensar.[/quote:47ca4ca985]
SI GANAMOS , LO HAGO.
[b:1491121ae4]Mi tango triste (Tango triste)[/b:1491121ae4][color=darkred:1491121ae4]
Música: Aníbal Troilo
Letra: José María Contursi [/color:1491121ae4]
Me torturé sin ti y entonces te busqué
por los caminos del recuerdo
y en el recodo más lejano te agitabas por volver
y por librarte de ese infierno...
Y se arrastró hasta mí tu vida sin amor
con su dolor y su silencio
y disfrazamos un pasado que luchaba por querer
volver.
Y fuiste tú
la que alegró mi soledad,
quien transformó en locura
mi pasión y mi ternura
y en horror mis horas mansas.
Tú...
Mi tango triste fuiste tú
y nadie existe más que tú
en mi destino...
Y hoy
te has hecho a un lado en mi camino...
Y es muy tarde ya
para volver llorando atrás
y contener la angustia
que por mustia
duele mucho más.
Se desgarró la luz y enmudeció mi voz
aquella noche sin palabras
al ver que tu alma estaba ausente y a tu lado siempre yo
como una cosa abandonada...
Y se arrastró hasta mí la sombra de otro amor
y de otra voz que te llamaba
y me sumiste en un pasado que luchaba por querer
volver
[b:c5d1188416]Salir de la melancolía[/b:c5d1188416]
[color=darkred:c5d1188416]Serú Girán. [/color:c5d1188416]
Quisiera una canción para un amigo,
que no puede salir de la melancolía eterna de sufrir
de amor.
Y busca en cualquier parte y hace todo para amarte
sin embargo nunca pide perdón.
Sueña que vos sos como quiere él
y así todo lo va a perder.
Miente y se equivoca cada vez que abre la boca
y hace todo para mostrar que fiel
para colocrate en la cárcel de su ser.
Quisiera una canción para un amigo,
que no puede salir de la melancolñia eterna de sufrir
de amor.
Si quieres un consejo no la cuides desde lejos
ni le digas lo que tiene que hacer
ella debe ser como quiere ser
y eso ya lo tienes que ver
Rompe las cadenas que atan a la eterna pena de ser hombre y de poseer
es un paso grande en la ruta de crecer.
[quote:200e06aad7="SieteHormigas"][b:200e06aad7]Salir de la melancolía[/b:200e06aad7]
[color=darkred:200e06aad7]Serú Girán. [/color:200e06aad7]
Quisiera una canción para un amigo,
que no puede salir de la melancolía eterna de sufrir
de amor.
Y busca en cualquier parte y hace todo para amarte
sin embargo nunca pide perdón.
Sueña que vos sos como quiere él
y así todo lo va a perder.
Miente y se equivoca cada vez que abre la boca
y hace todo para mostrar que fiel
para colocrate en la cárcel de su ser.
Quisiera una canción para un amigo,
que no puede salir de la melancolñia eterna de sufrir
de amor.
Si quieres un consejo no la cuides desde lejos
ni le digas lo que tiene que hacer
ella debe ser como quiere ser
y eso ya lo tienes que ver
Rompe las cadenas que atan a la eterna pena de ser hombre y de poseer
es un paso grande en la ruta de crecer.[/quote:200e06aad7]
Estimado siete; hoy soy yo quien anda "cosi cosa", pero con esta me acertaste de pleno.
[quote:977734bde6="dantelapuerta"][quote:977734bde6="SieteHormigas"][b:977734bde6]Salir de la melancolía[/b:977734bde6]
[color=darkred:977734bde6]Serú Girán. [/color:977734bde6]
Quisiera una canción para un amigo,
que no puede salir de la melancolía eterna de sufrir
de amor.
Y busca en cualquier parte y hace todo para amarte
sin embargo nunca pide perdón.
Sueña que vos sos como quiere él
y así todo lo va a perder.
Miente y se equivoca cada vez que abre la boca
y hace todo para mostrar que fiel
para colocrate en la cárcel de su ser.
Quisiera una canción para un amigo,
que no puede salir de la melancolñia eterna de sufrir
de amor.
Si quieres un consejo no la cuides desde lejos
ni le digas lo que tiene que hacer
ella debe ser como quiere ser
y eso ya lo tienes que ver
Rompe las cadenas que atan a la eterna pena de ser hombre y de poseer
es un paso grande en la ruta de crecer.[/quote:977734bde6]
Estimado siete; hoy soy yo quien anda "cosi cosa", pero con esta me acertaste de pleno.[/quote:977734bde6]
no todos los dias hay sol
tal vez mañana si
[b:ca78678ddd]Balada para un loco[/b:ca78678ddd]
[color=darkred:ca78678ddd]Música: Astor Piazzolla
Letra: Horacio Ferrer [/color:ca78678ddd]
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¡Te reís!... Pero sólo vos me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. ¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo...
(Cantado)
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
No ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños, con un vals,
me baila alrededor... ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste... ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!...
el loco berretín que tengo para vos:
¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazón.
¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!
(Recitado)
Salgamos a volar, querida mía;
subite a mi ilusión super-sport,
y vamos a correr por las cornisas
¡con una golondrina en el motor!
De Vieytes nos aplauden: "¡Viva! ¡Viva!",
los locos que inventaron el Amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.
Nos sale a saludar la gente linda...
Y loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!:
provoco campanarios con la risa,
y al fin, te miro, y canto a media voz:
(Cantado)
Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!
Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!
(Gritado)
¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Loca ella y loco yo...
¡Locos! ¡Locos! ¡Locos!
¡Loca ella y loco yo
[b:f5f8290d67][size=14:f5f8290d67]espero sea algo que te llegue....
qué se yo...
Sr. 7hormigas
Anda saber qué caranchos te pasa
.
pero como pasa
.. solo te dejo esto
que alguna vez,
también pasó
. muy cerca de mí
es algo de hace unos cuantos años atrás
... no sé... 10? 12? 15? 20? años?, por ahí,... un poco más
.
yo estaba en el andén de trenes de la estación Lanús
. hora pico
.8 y 30 de la matina
., listo para abordar el tren
que por aquella época era toda una NOVEDAD
. Era el nuevo y flamante tren eléctrico
,
.. y de pronto centré mi atención en una pibita de no más de 6 o 7 años, estaba parada entre la multitud
como vacas que van para el pisadero
cotidiano
en sus manitas tenía
esas estampitas,
.de ésas chiquitas que se venden por lo que vos quieras darle
, al lado de ella estaba quien supongo sería su mamá con otras estampitas en la mano también para vender
.Mientras miraba allá lejos la llegada del tren
no miré nada más, sólo a la nena esa, parada ahí, justo al lado mío
, la escuché decirle a la mamá
con voz muy alegre y como dando pequeños saltitos: "mamá, mamá, cuándo va a empezar la gente a comprarme??!!!",
..
escuché en silencio
traté de mirar sus ojitos
y con gran locura y sorpresa
.. descubrí en esos ojitos
.. la ilusión
, la esperanza,
alegría,
y todo eso que vi en aquellos ojitos de pechugo (como siempre le digo a mi nene de 6 años)
(pechuguito)
.es algo que jamás pude olvidar...
llegó el tren
.subí
ya era una vaca más, yendo al pisadero cotidiano
.llegué a la oficina
. flamante computadora 286 con disquetera de 5 ¼ me estaba esperando
. Era el jefe del área de informática del directorio de un conocido banco del micro centro
Como cada día
me preparé un cafecito
leí el matutino
. y luego de todo aquello
.luego de todo esto
me fui al ñoba..y
..lloré durante un buen rato
Empezaron a llegar el resto de los que allí trabajábamos
nos saludamos como cada día
, y yo me tuve que alejar a llorar... no sé qué hice, si ese día laburé o no
, si hablé de algo... no me acuerdo...
Pero ahora, luego de leerte en tu primer post
lo recordé
Nunca quise escribir demasiado sobre el tema
Capaz que ahora sea el momento
Qué se yo
Solo espero que te sirva para ver un cacho mejor
Otras cosas de esta locavida[/size:f5f8290d67][/b:f5f8290d67]
[quote:fbd97616ab="Qb"][b:fbd97616ab][size=14:fbd97616ab]espero sea algo que te llegue....
qué se yo...
Sr. 7hormigas
Anda saber qué caranchos te pasa
.
pero como pasa
.. solo te dejo esto
que alguna vez,
también pasó
. muy cerca de mí
es algo de hace unos cuantos años atrás
... no sé... 10? 12? 15? 20? años?, por ahí,... un poco más
.
yo estaba en el andén de trenes de la estación Lanús
. hora pico
.8 y 30 de la matina
., listo para abordar el tren
que por aquella época era toda una NOVEDAD
. Era el nuevo y flamante tren eléctrico
,
.. y de pronto centré mi atención en una pibita de no más de 6 o 7 años, estaba parada entre la multitud
como vacas que van para el pisadero
cotidiano
en sus manitas tenía
esas estampitas,
.de ésas chiquitas que se venden por lo que vos quieras darle
, al lado de ella estaba quien supongo sería su mamá con otras estampitas en la mano también para vender
.Mientras miraba allá lejos la llegada del tren
no miré nada más, sólo a la nena esa, parada ahí, justo al lado mío
, la escuché decirle a la mamá
con voz muy alegre y como dando pequeños saltitos: "mamá, mamá, cuándo va a empezar la gente a comprarme??!!!",
..
escuché en silencio
traté de mirar sus ojitos
y con gran locura y sorpresa
.. descubrí en esos ojitos
.. la ilusión
, la esperanza,
alegría,
y todo eso que vi en aquellos ojitos de pechugo (como siempre le digo a mi nene de 6 años)
(pechuguito)
.es algo que jamás pude olvidar...
llegó el tren
.subí
ya era una vaca más, yendo al pisadero cotidiano
.llegué a la oficina
. flamante computadora 286 con disquetera de 5 ¼ me estaba esperando
. Era el jefe del área de informática del directorio de un conocido banco del micro centro
Como cada día
me preparé un cafecito
leí el matutino
. y luego de todo aquello
.luego de todo esto
me fui al ñoba..y
..lloré durante un buen rato
Empezaron a llegar el resto de los que allí trabajábamos
nos saludamos como cada día
, y yo me tuve que alejar a llorar... no sé qué hice, si ese día laburé o no
, si hablé de algo... no me acuerdo...
Pero ahora, luego de leerte en tu primer post
lo recordé
Nunca quise escribir demasiado sobre el tema
Capaz que ahora sea el momento
Qué se yo
Solo espero que te sirva para ver un cacho mejor
Otras cosas de esta locavida[/size:fbd97616ab][/b:fbd97616ab][/quote:fbd97616ab]
=D>
Un abrazo.
[quote:18409ab5ef="Qb"][b:18409ab5ef][size=14:18409ab5ef]espero sea algo que te llegue....
qué se yo...
Sr. 7hormigas
Anda saber qué caranchos te pasa
.
pero como pasa
.. solo te dejo esto
que alguna vez,
también pasó
. muy cerca de mí
es algo de hace unos cuantos años atrás
... no sé... 10? 12? 15? 20? años?, por ahí,... un poco más
.
yo estaba en el andén de trenes de la estación Lanús
. hora pico
.8 y 30 de la matina
., listo para abordar el tren
que por aquella época era toda una NOVEDAD
. Era el nuevo y flamante tren eléctrico
,
.. y de pronto centré mi atención en una pibita de no más de 6 o 7 años, estaba parada entre la multitud
como vacas que van para el pisadero
cotidiano
en sus manitas tenía
esas estampitas,
.de ésas chiquitas que se venden por lo que vos quieras darle
, al lado de ella estaba quien supongo sería su mamá con otras estampitas en la mano también para vender
.Mientras miraba allá lejos la llegada del tren
no miré nada más, sólo a la nena esa, parada ahí, justo al lado mío
, la escuché decirle a la mamá
con voz muy alegre y como dando pequeños saltitos: "mamá, mamá, cuándo va a empezar la gente a comprarme??!!!",
..
escuché en silencio
traté de mirar sus ojitos
y con gran locura y sorpresa
.. descubrí en esos ojitos
.. la ilusión
, la esperanza,
alegría,
y todo eso que vi en aquellos ojitos de pechugo (como siempre le digo a mi nene de 6 años)
(pechuguito)
.es algo que jamás pude olvidar...
llegó el tren
.subí
ya era una vaca más, yendo al pisadero cotidiano
.llegué a la oficina
. flamante computadora 286 con disquetera de 5 ¼ me estaba esperando
. Era el jefe del área de informática del directorio de un conocido banco del micro centro
Como cada día
me preparé un cafecito
leí el matutino
. y luego de todo aquello
.luego de todo esto
me fui al ñoba..y
..lloré durante un buen rato
Empezaron a llegar el resto de los que allí trabajábamos
nos saludamos como cada día
, y yo me tuve que alejar a llorar... no sé qué hice, si ese día laburé o no
, si hablé de algo... no me acuerdo...
Pero ahora, luego de leerte en tu primer post
lo recordé
Nunca quise escribir demasiado sobre el tema
Capaz que ahora sea el momento
Qué se yo
Solo espero que te sirva para ver un cacho mejor
Otras cosas de esta locavida[/size:18409ab5ef][/b:18409ab5ef][/quote:18409ab5ef]
Es asi qb aveces se encuenra esperanza en los lugares mas inpensados o en lassituaciones mas raras.
te agradesco de corazon haber compartido un pedacito de tu historia.
te mando un abrazo
bueno....
en rigor de "verdad"....
deseo que .... ojalá fuera la historia de todos y cada uno...
no tanto por lo vivido...
si no más.... por lo que pudieramos sentir....
te agradezco a vos.... en aquello del confiarnos nuestras "pequeñas" vivencias...
y dale que va!!!! ;)
[quote:31dd90e2eb="Qb"]bueno....
en rigor de "verdad"....
deseo que .... ojalá fuera la historia de todos y cada uno...
no tanto por lo vivido...
si no más.... por lo que pudieramos sentir....
te agradezco a vos.... en aquello del confiarnos nuestras "pequeñas" vivencias...
y dale que va!!!! ;)[/quote:31dd90e2eb]
Un discapacitado viene todos los dìas a venderme billetes de la solidaria.
Un dìa se aparece con un pibe de 9 años, me dice que es el hijo, y que le esta enseñañdo a vender.
-y que vendès? le pregunto.
El chico apenas articulaba palabras, porque es tìmido.
El padre contestò por èl, vende unas estampas.
Son esas de los signos del zodìaco, (bastante feas)
Le digo,vos no contestès, si el las vende, que èl me las ofrezca.
El chico alarga la mano,y sin decir palabra me dà todas las estampitas.
No era dificil imaginarse, el trauma del chico, de emprender un trabajo para el que no esta preparado, naturalmente es la edad de los juegos y el estudio.
No sè todavìa si hice bien o mal, pero me pareciò que le sacaba una carga si le compraba todas las tarjetas, asì no tenìa que salir a venderlas por ahì.
El padre sigue viniendo todos los dìas, y es un canto a la alegrìa, el hijo esta en el colegio.
:wink:
10/06/2007 19:35[b:f56708c9d5][color=red:f56708c9d5][size=14:f56708c9d5]espero que lo puedan abrir
;)
abrazo a la banda MEDIALOKA o MUYLOKA o RELOKA
y DELTOMATE
pero
acá estamos!
;)
lalalalalalaaaaaaaaaa
http://rapidshare.com/files/36429679/Qbytou-MAD.swf
a... che!
a prosópito!
NO ES VIRUS ah!
abran sin MIEDO[/size:f56708c9d5]
;)[/color:f56708c9d5]
[/b:f56708c9d5]
Hoy es mi cumple, estaba en casa y cayo un amigo con el abuelo, el viejo tiene 83 años. Nos tomamos unos mates mientras preparaba el asado y esperabamos a mi flia. Boludeando en parte y medio en serio comente que realmente me llenan los H.... los cumpleaños, melancolia, huevadas mias, etc.
El tema es que el abuelo me pregunta cuantos cumplis?
le doy mi edad y con una sonrisa picara me dice:
Nada es tan grave, a tu edad bolteaba paredones con el bicho, las pendejas me miraban y no para ayudarme a cruzar la calle, mi mujer todavia tenia un cuerpo hermoso. Hoy de lo que te dije antes no queda nada, y sigo disfrutando.
Siete NADA ES TAN GRAVE, un abrazo
gustavo :wink:
[quote:6ec0e32d04="gustavodario"]Hoy es mi cumple, estaba en casa y cayo un amigo con el abuelo, el viejo tiene 83 años. Nos tomamos unos mates mientras preparaba el asado y esperabamos a mi flia. Boludeando en parte y medio en serio comente que realmente me llenan los H.... los cumpleaños, melancolia, huevadas mias, etc.
El tema es que el abuelo me pregunta cuantos cumplis?
le doy mi edad y con una sonrisa picara me dice:
Nada es tan grave, a tu edad bolteaba paredones con el bicho, las pendejas me miraban y no para ayudarme a cruzar la calle, mi mujer todavia tenia un cuerpo hermoso. Hoy de lo que te dije antes no queda nada, y sigo disfrutando.
Siete NADA ES TAN GRAVE, un abrazo
gustavo :wink:[/quote:6ec0e32d04]
Buena reflexion y Feliz cumple!!!
Saludos.-
[quote:d3d11b254f="gustavodario"]Hoy es mi cumple, estaba en casa y cayo un amigo con el abuelo, el viejo tiene 83 años. Nos tomamos unos mates mientras preparaba el asado y esperabamos a mi flia. Boludeando en parte y medio en serio comente que realmente me llenan los H.... los cumpleaños, melancolia, huevadas mias, etc.
El tema es que el abuelo me pregunta cuantos cumplis?
le doy mi edad y con una sonrisa picara me dice:
Nada es tan grave, a tu edad bolteaba paredones con el bicho, las pendejas me miraban y no para ayudarme a cruzar la calle, mi mujer todavia tenia un cuerpo hermoso. Hoy de lo que te dije antes no queda nada, y sigo disfrutando.
Siete NADA ES TAN GRAVE, un abrazo
gustavo :wink:[/quote:d3d11b254f]
FELIZCUMPLEAÑOS!!!
Sin ser pesimista, creo que hay gravedades y gravedades.
[b:d002e44ec0]Me estás atrapando otra vez[/b:d002e44ec0]
[color=darkred:d002e44ec0]Andrés Calamaro[/color:d002e44ec0]
Me despierto pensando si hoy te voy a ver,
pero es inútil negarlo: tu me estás atrapando otra vez.
Eres un ángel maldito, eres la dama más cruel.
Un arma de doble filo: contigo sólo puedo perder,
tu me estás atrapando otra vez.
Y aunque alguien me advirtió, nunca dije que no,
y ahora tengo que esconder las heridas.
Y ese pulso que jugué, porque quise lo perdí,
Nunca me podré alejar de ti!
Te extraño cuando llega la noche
pero te odio de día,
después me subo a tu coche
y dejo pasar la vida.
Debería dejarte,
Irme lejos, no volver.
Pero es inútil negarlo: Tú me estas atrapando otra vez,
contigo sólo puedo perder.
Y aunque alguien me advirtió, nunca dije que no,
y ahora tengo que esconder las heridas.
Y ese pulso que jugué, porque quise lo perdí.
Nunca me podré alejar de ti!
Nunca me podré alejar de ti!
[quote:641b249a07="iabo"][quote:641b249a07="gustavodario"]Hoy es mi cumple, estaba en casa y cayo un amigo con el abuelo, el viejo tiene 83 años. Nos tomamos unos mates mientras preparaba el asado y esperabamos a mi flia. Boludeando en parte y medio en serio comente que realmente me llenan los H.... los cumpleaños, melancolia, huevadas mias, etc.
El tema es que el abuelo me pregunta cuantos cumplis?
le doy mi edad y con una sonrisa picara me dice:
Nada es tan grave, a tu edad bolteaba paredones con el bicho, las pendejas me miraban y no para ayudarme a cruzar la calle, mi mujer todavia tenia un cuerpo hermoso. Hoy de lo que te dije antes no queda nada, y sigo disfrutando.
Siete NADA ES TAN GRAVE, un abrazo
gustavo :wink:[/quote:641b249a07]
FELIZCUMPLEAÑOS!!!
Sin ser pesimista, creo que hay gravedades y gravedades.[/quote:641b249a07]
Es verdad :wink:
un abrazo
gustavo
[quote:f1b349f2b9="SieteHormigas"][quote:f1b349f2b9="elcapitan22"]Cuando quiera!
Pero por lo que pone, lo leo para atras....
es una cuestion otoñal, o algo le anda dando vueltas y jodiendo???[/quote:f1b349f2b9]
como le dije al amigo Estantún (asi se pronuncia) ando cosi cosa y tengo que encontrar de nuevo mi balance y estar lo mas ZEN posble acorde al [b:f1b349f2b9]corso en contramano [/b:f1b349f2b9]que tengo a diario en el marote.[/quote:f1b349f2b9]
De ahí a volverse puto, un pasito...
¡Déjese de joder y vamos al Parripanda ó al Parriperro de su elección!
(Viernes 3 a.m. me sale bárbara en la viola...)
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