Escorts en Bahía Blanca

Voy a contarles una bella historia que me sucedió hace unos cuantos días atrás pero por un motivo u otro no tuve el tiempo para relatarla.
Termine algunos minutos antes y me dirigí hacia la calle Juan Molina al trescientos donde me habían dicho que estaba una chica con un muy buen servicio.
De nombre Jesica según me dijeron, pero al llegar me comunicaron que no había ninguna jesica que seguro era Michel de quien me habían hablado y como verdaderamente concordaba la descripción acepte contratar sus servicios por el término de una hora.
Un lugar muy bello y confortable, se notaba que además de ser usado para citas estaba habitado por las diferentes comodidades que adornaban los distintos ambientes.
Describo brevemente a Michel: paraguaya, un metro sesenta, muy buenos pechos redondos grandes y con fortaleza, algo abundante de caderas.
En gral. un físico grande pero macizo.
El rostro podría calificarse como: linda y punto. Pero con su mirada, excesivamente penetrante, deduje que lo contratado seria altamente satisfactorio.
Pasamos a la habitación y desde ese momento comienza con muchos besos.
Mientras trata de deshacerse de mi corbata con una mano, con la otra toma mi cierre del pantalón con total decisión.
Muchos besos de lengua muchas caricias por todos lados, me propina un empujón y me arroja sobre la cama, me sorprendió en el primer momento, pero ella de rodillas y yo con el pantalón por los tobillos me comienza a realizar un sexo oral extremadamente fuerte, a tal nivel que le debí solicitar en dos ocasiones que sea más suave porque me estaba causando dolor con su “brutal succión”.
Así estuvo un buen rato, hasta que subió a la cama. Ya a mi lado fui yo el encargado de besar su cuerpo, un cuerpo como ya dije con carne, mucha carne, pero no por eso exceso de grasa. Me perdí varios minutos en sus pechos y sus pezones rosados comenzaron a endurecerse al contacto con mi lengua.
Yo más que excitado ya estaba dispuesto a que mi amada hiciera su trabajo.
Con roces púbicos mutuos colocada sobre mi hacia subir más y más mi excitación.
Tomó el preservativo, me lo coloco y ella arrodillada sobre mi me permite penetrarla suavemente (en sus ojos cerrados y su labio inferior apretado con sus incisivos, se podía ver el cierto dolor generado por la penetración).
Suavemente también va generando un ida y vuelta que no hace más que lograr que mi excitación aumente a tal nivel de pedirle que se detenga por un instante ya que de lo contrario explotaría demasiado pronto.
Se coloca “boca abajo” (perdón por complicarles la lectura con decúbito en relatos anteriores) con su cola levantada y las piernas entreabiertas y yo sobre ella la penetro a medida que voy ganando ritmo. La tomo del pelo y parece gustarle! Me besa con mucha lengua y gime con excesivo volumen.
Y ahí estoy un buen rato, ya que cuando llevo el ritmo yo es más fácil controlar la eyaculación.
Luego se vuelve y ya frente a frente en posición “misionero”, nuevamente soy yo quien controla el ritmo pero sus besos y gemidos aumentan considerablemente junto con los movimientos de sus manos realizando caricias por todo mi cuerpo. Hasta que en un momento creo a juzgar por sus ojos en blanco, sus gemidos extremos y un cierto relax espontaneo de sus musculos, llega mi amada a su orgasmo.
Luego de varios minutos, digamos unos cuarenta, entre juegos previos, besos, sexo oral y diferentes posiciones, y yo ya a punto de acabar, me paro sobre la cama apoyo mi espalda sobre la pared y ella de rodillas le pido que me haga acabar con su carnosa boca y su experta lengua.
Me retira el preservativo y mientras lame mis huevos yo me masturbo casi sobre sus ojos, continua así y con sus pechos me comienza a realizar una turca muy buena, tanto que casi no pude aguantar y eyacule todo su pecho, su cara y su cabello.
Fue una lluvia de semen como contadas veces he visto, pero el nivel de excitación de mi amante, se vio recompensado con una abundante cantidad de mi lácteo interior.
Exceptuando el exceso de fuerza en la succión del primer sexo oral, después nada que decir de esta señorita.
Totalmente recomendable!