Off-Topics / Fuera de tema

CAPITULO I - EL NUDO GORDIANO

Estábamos estudiando para dar la materia de historia en la facultad. Éramos cuatro, tres varones y una mina. Ella se llamaba Gabriela y era un bomboncito. Carita de diablita, delgadita, bien flaquita, pero con un culo redondo y paradito, pero ¡¡bien paradito!! Y unas tetas impresionantes. Y en aquella época no había siliconas. Eran todas de ella. Así que imagínense, los tres babosos estábamos atrás de esta máquina todo el día.
Como era verano y hacía calor uno de mis compañeros propuso ir a estudiar a una quinta. Todos estuvimos de acuerdo, ¡¡¿¿¿qué les parece!!???
Finalmente con nuestros libros a cuestas llegamos a la quinta en un día de sol espléndido. Lo primero que yo pensé es ¿¿¿quién carajo va a estudiar algo con este día de sol y cuando esta hija de puta se ponga en bikini??
Tal cual lo intuía, Gabriela se sacó la ropita y estaba cubierta por una bikini del tamaño de dos boletos de colectivo. La bombachita se le metía por la raya del culito y era como si no tuviera nada. Dos cachetes redondos y paraditos frente a mis ojos que realmente desviaron mi interés por la historia hasta la lejana época de la pirámides.
Ella se puso a hacer café y cuando me sirvió me puso las dos hermosas tetas prácticamente sobre mi nariz y mi boca. Queridos amigos de la barra, ¡¡¡así no hay cuerpo que aguante!!!
Ante la atenta y libidinosa mirada de tres penes erectos, la agraciada señorita con una sonrisa descarada se tiró al agua de la pileta, realizando contorsiones y movimientos que en la mente podrida de estos tres pervertidos, solo tenían connotaciones sexuales.
Luego de un tiempo en que todos chapoteamos un poco en el agua, nos dispusimos a abrir los libros.
Amigos míos los años no vienen solos y me estoy volviendo desmemoriado para recordar los detalles, por eso no me pregunten los porqué. La cuestión es que los otros dos compañeros se fueron en el auto a buscar no se que cosa y me dejaron solo en la casa con Gabriela.
El Rey será Loco, pero no come vidrio y como las minas siempre me gustaron, en esa época de juventud aún mas, por lo que ni lento ni perezoso y con una erección digna de John Holmes apuré los papeles con la niña mencionada.
Para sorpresa del mismísimo Rey Loco (o sea Yo), la señorita, inmediatamente y sin demasiados cuestionamientos respondió a los arrumacos de este viril personaje con un entusiasmo enfervorizado, tanto es así que a los breves minutos la señorita ya tenía la tanguita a la altura de las rodillas y la cara de este emprendedor escriba metida como un telescopio entre sus muslos y con la lengua entretenida en una ininterrumpida y voraz tarea de reconocimiento. La calentura de la fémina y de quien les habla estaba llegando a su clímax. Mi “amigo” se encontraba en perfectas condiciones y dispuesto a penetrar la roca si era necesario, así es que me erguí dispuesto a bajarme el pantaloncito y dar la estocada final a mi labor caballeresca, cuando ... hete aquí, una circunstancia que si bien trivial y totalmente fortuita me arruinó el estofado. El cordón de la malla, que se había mojado en los chapuceos en la pileta, se había hecho un nudo que ni el mismo Alejandro Magno frente al nudo gordiano hubiera podido desatar. Luché frenéticamente contra este puto embrollo y me era imposible desanudarlo. ¡¡¡Señores era tan absurda la situación que me sonrojo de furor de solo recordar!!. Imaginen ustedes la escena. Ese bomboncito de piel deliciosa y tetas desbordantes, abierta cual flor delante mío, con los ojos abiertos, ¡¡anonadada!!! Ante la feroz lucha que yo mantenía con aquel hijo de puta nudo. Una lucha que hizo desconcentrarme del principal objetivo del día.
Y cuando finalmente estaba aflojando el demoníaco cordón, siento el rugido de un motor de auto que ronronea anunciando la vuelta de esos dos desconsiderados meteretes, que interrumpieron la concreción de lo que sería una de las mayores cogidas de mi vida.
Cuando volví a mi casa y ya en el baño, no tuve que desarrollar mucha técnica para desencadenar una estruendosa paja para el recuerdo.
Ustedes se preguntarán; ¿en que momento el amigo no funcionó?.
Bueno, en el siguiente encuentro con Gabriela continúa la historia. ¿O ustedes creen que me quedaría con semejante calentura habiendo pasado lo que pasó en la quinta con esta ninfa?
O bien podrán preguntar … ¿Por qué no sacaste al amigo por el costado del pantaloncito?. Los que tienen algunos años … ¿se acuerdan de aquellos pantaloncitos bermudas que se ajustaban tanto al muslo que parecía que te estaban haciendo un torniquete …?
Otra pregunta que todos se harán es ¿y como te fue en el examen de historia?

(continuará)

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Continuando con el relato les mando la parte dos de tres.

CAPITULO II - COITUS INTERRUPTUS

Me había quedado recontra caliente. Los dos “pajerertos de mis compañeros”, como los catalogué mas tarde, me preguntaron con cara y voz de boludos;
-¡¡¡¿¿¿te la cogiste???!!!!
-¡¡¡¡¡PAJERERTOS, como me la voy a coger si ustedes dos llegaron en el momento justo y me arruinaron el estofado!!!!
-¡¡No conocí dos pedazo de boludos mas grandes que ustedes !! –les dije
-¡hubieran sido un poco mas cancheros, loco!
-No nos dimos cuenta -fue la respuesta de esos dos zánganos

El tema es que cuando me volví a ver con Gabriela, la cosa estaba latente pero los dos actuamos como si nada hubiera sucedido. Ustedes se preguntarán, ¿porqué no me la llevé a un telo de una?. Nada que ver. Lo que había sucedido en la quinta se había dado así, espontáneamente, por la calentura de los dos. La mina era una gran histeriquita, que para colmo tenía un novio que venía seguido a controlar la mercadería.
La cosa no era; “veni negra vamo a coger “ La guacha estaba hermosa y se hacía desear.

Pero yo, apelando a extrema paciencia y aparentando indiferencia aunque por dentro hervía, logré después de varios días convencer a la señorita Gabriela a que accediera a concurrir a la casa del rey loco (es decir yo) con el objeto de realizar una tarea, de la cual en este momento no tengo la menor idea cual era.
Hete aquí que el día del ansiado encuentro llegó. Era un sábado de sol radiante, que comenzó con un asado con unos amigos en forma amena.
La tira de asado iba, un vaso de tinto venía, un chorizo se iba, un vasito de vino venía. Así, en estas idas y vueltas del tintillo, quien les habla quedó alcoholizado en un estado francamente llamativo, dado la cultura alcohólica de la cual presumía.
No obstante mi incoherencia al hablar, recibí a Gabriela en mi casa con los brazos abiertos y los colmillos asomados imperceptiblemente.
Gabriela estaba muy locuaz y empezó a desplegar apuntes y carpetas en la mesa.
Yo en mi afán de que Gabriela estuviera mas cómoda, intente sacarle la blusa. Ella se negó y alegó que estaba bien así como estaba. Entonces para no ser brusco, intenté sacarle el corpiño. Nuevamente Gabriela se negó. Insistí en sacarle los pantalones para que estuviera mas fresca y ella amablemente me dijo que no sentía calor. Entonces y apelando a mi sentido caballeresco traté de sacarle la bombacha. En ese momento Gabriela me miró y con sonrisa pícara me preguntó: -¡¿¿¿qué estas queriendo hacer vos!???
Ante mi insistencia logré que se sentara en un banco y yo desde atrás comencé a hacerle un masaje en la nuca y en los hombros. Y este fue el comienzo de que la resistencia de la niña comenzara a tambalear.
Verdaderamente, señores míos, un buen masaje es el comienzo de una buena relación.
A medida que el masaje avanzaba, mis manos iban abarcando cada vez mas de la suave piel de esta nenita. Su cabellera larga tenía un aroma delicioso y yo comencé a sentir que mi sangre bullía y me sentía embriagado de deseo. Y la señorita que tenía bajo mis caricias no estaba ajena al hechizo sensual que le provocaba este jueguito. Gabriela comenzó a entornar los ojos y su respiración se transformaba abruptamente como en jadeos. El experto amante (es decir yo) vislumbrando la oportunidad, comenzó a decirle cosas tiernas al oído y acto seguido ante el ronroneo que las palabras provocaban, comenzó a darle imperceptibles besos en las orejitas en ese cuello blanco y perfecto.
Que quieren que les diga, llegado este punto, Gabi estaba entregada y el galán estaba al filo de la navaja porque en cualquier momento acababa. Es así que en un movimiento teatral y majestuoso, haciendo alarde de su virilidad, a la usanza de los grandes conquistadores de la antigüedad, nuestro héroe (es decir Yo) alzó en sus brazos a la doncella ya entregada (Gabriela) y con actitud decidida pero gentil la depositó en un sofá donde delicadamente le bajó los jean y la bombachita casi sin darse cuenta. En un abrir y cerrar de ojos los amantes se encontraban semi desnudos pegados uno junto al otro, con los cuerpos sedientos de sexo. Nuestro héroe tomo su enhiesto pene y lo condujo con precisión quirúrgica a un agujerito blandito y palpitante, mientras la besaba en la boca. En ese momento supremo de sensualidad y deleite, ella le dijo:
¡¡¡¿¿¿Vos sabes que me estas arruinando la vida??!!!
¡¡¡¡cómoooo!!!!
¡¡¡¿¿¿¿Vos sabes lo que me estás haciendo????!!!! ¡¡¿¿¿vos me querés!!!????
¡¡¡¡cómoooo!!!! ¡¡¡Tantas preguntas y justo en ese momento. Puta madre que lo parió, que tengo corazón y esas no son preguntas de hacer en ese momento niña!!!

Queridos amigos, lo crean o no, quedé perplejo. Esta pelotuda con dos frases me creó un complejo de culpa tan grande que aquella majestuosa espada, dura y filosa, que tenía la potencia de traspasar la cota de malla mas acerada, por arte de magia se convirtió en un chizito insignificante que ni el mismísimo Jacobo Winograd podría imitar.

Y la historia continuó, porque la señorita se arrepintió de sus palabras. Ella quería guerra y así me lo hizo saber. Pero “el amigo “ jamás volvió a ser como antes (¡¡Ojo!!, ¡¡¡ese día!¡¡).
Volvimos a franelear. Nos acostamos desnudos en la cama y la chupé toda, pero ...
Me calenté y yo y ella queríamos ... Pero el amigo aquel día estaba muerto, y no hubo caso, nos tuvimos que conformar con el benemérito “lenguaraz”, ¡¡que tiene lo suyo pero ....!!!

Entonces, muchos se preguntarán; ¿¿¿Pero amigo Rey Loco, te la cogiste o no alguna vez a esa chica??? ¡¡¿¿¿Y el amigo, que le pasó!!???
Y bueno ..., ese es otro capítulo y les aseguro que es el último y el mejor.

CAPITULO III - TECERA y ÚLTIMA PARTE - DONDE SE ACABA

Amigos, todos me piden que continúe y lo haré por honor a ustedes, pero la verdad, después de las dos experiencias anteriores con Gabriela, que ganas le pueden quedar a uno de contar tanta desazón. Imagínense que yo no había quedado en buenas condiciones anímicas.

Tuve una conversación muy larga con ella, tratando de encontrar los cómo y los porqué de aquel fracaso. Ella me dijo que la culpa de todo era del alcohol.
–En el asado ese chupaste como un cuba y ni podías articular palabra.
-Hubo otras veces que estaba mas tomado y jamás hice tal papelón. -le respondí justificándome.
-Mira, a mi no me eches la culpa de un problema tuyo. A lo mejor te estas volviendo puto y ya las minas no te gustan como antes. ¡¡¡A mi no me hagas cargo de algo que está en tu mente!!! -casi gritaba la hija de puta.
La miré con odio y agarrándola fuertemente le dije -Verdaderamente, me estás empezando a cansar. ¡¡¡Decí que te necesito y que no tengo otra, que si no ...!!!
-Mirá flaco -me respondió tratando de liberarse -yo solo soy un instrumento. Si tu bocho anda bien yo funciono, si no ... fuiste. Nosotras somos así.
Y ya no quise hablar mas. Pero lo peor es que esta poronga mal parida tenía razón.

Mirándola fijamente, ahora que estaba dura como una roca, pensé: “hija de mil putas, porque no te paraste así cuando estaba con Gabriela”.
Pareció adivinar mis pensamientos, dio vuelta su cabeza pelada y con una sonrisa burlona me dijo. –¡¡Hace una nueva cita con Gabi, que esta vez no fallamos!!
Pija de mierda, encima tenía el tupé de gastarme. Le pegué dos manotazos con furia, imaginé que me subía encima de Sandra Villarroel (en aquella época, una de las gatitas de Porcel) y con unos pocos manotazos mas me eché una acabada que rebotó contra la pared como un misil. ¡¡¡No, si esta poronga funcionaba ... y cooomooo!!! Era cuestión de volver a probar con Gabi.

La cuestión es que mi querida Gabriela comenzó a esquivarme. ¿Yo ya comenté que era medio histeriquita?, bueno ahora lo ratifico y amplío, era una turra. Pero ahí si se me subió la sangre genovesa. No era un mero fracaso, era una cuestión de honor. Mi machismo estaba herido y ese hombre debía lavar la mancha. Debía actuar, “hasta las últimas consecuencias” (que burda suena esta última declaración, porque todos los que la dicen, arrugan al primer cachetazo).
La llamé varias veces y se hacía negar, así que me fui directamente para la casa. Se sorprendió al verme. Me presentó a los padres, me tomé un cafecito que me sirvió la madre y salimos a dar una vuelta. Estaba un poco confundida porque lo que menos se imaginaba era que me iba a aparecer así, tan campante por su reducto. Además, el cuida del novio podía aparecer en cualquier momento.
Pero a mi ya no me cabía una, subimos al auto (el tercer huevo, como decía un tío mío) y directo a los bosques de Palermo.
Ella hablaba hasta por los codos y preguntaba de todo -¿donde vamos? ¿cómo estás?
Yo hablaba con monosílabos y me sonreía. Alguna vez un amigo me había dicho una gran verdad, “ cuando te preguntan alguna boludez, que no tiene respuesta o que la respuesta tiene que ser forzosamente otra boludez, sonreite condescendientemente y no digas nada, solo sonreite. Vas a ver que el otro se da cuenta o se da por vencido y no pregunta mas nada”
El trámite fue corto, me introduje entre los árboles en el sector mas oscuro y luego de algunas preguntas de ella y sonrisas mías, me incliné suavemente sobre ella y comencé a tocarla toda. Todo el histeriqueo inicial de la niña se evaporó como por arte de magia al primer beso de lengua profundo. Tenía puesta una minifalda muy cortita, por lo que mis manos no tardaron mucho en llegar a sus partes más íntimas.
¡¡¡Oohhh sorpresa que me llevé!!!!. En el lugar de la conchita tenía un clítoris gigante, que mas se parecía a un pene. ¡¡¡Era un pene!!!!. Gabriela no era Gabriela, era Gabriel, un travesti!!!! Entonces yo no tuve mas remedio que ...... ¡¡¡¡Pará, pará, pará, pará!!!!. Vengo tan embalado que seguí con otra película. Vamos a retomar desde que llegué a sus partes íntimas:
Bajo la bombachita, ínfima, tenía una conchita suavecita y con vello sedoso y abundante. Allí introduje mis dedos que comenzaron a mojarse con sus juguitos. La lengua de Gabi parecía que quería practicarme una traqueotomía. Sus muslos blancos, su carita bonita, su aroma, su calentura. Todo se dio para que “el amigo” estuviese a pleno. Colorado y muy parado se introdujo radiante en ese océano de delicias, brincando de alegría. Yo había corrido y reclinado los asientos y el auto era una gran cama. Mi culito blanco subía y bajaba hasta casi tocar el techo. ¡¡¡Qué polvo me eché mi Dios!!! ¡¡¡Cuanto tiempo sufrido y esperado!!! El segundo no se hizo esperar. El amigo estaba en la gloria y pedía mas y mas, quería resarcirse de las derrotas anteriores y congraciarse conmigo y con Gabi, por supuesto. A todo esto Gabi ya estaba satisfecha y muy acaramelada. Nos fumamos un pucho escuchando música de Pink Floyd y la llevé a la casa, donde seguramente estaba el novio esperándola.
Con “el amigo”, mas amigos que nunca fuimos a festejar con unas birras y nuestra amistad dura hasta el día de hoy. Alguna peleita tuvimos, pero como aquella vez nunca mas. ¡¡Lo quiero al hijo de puta, me ha dado muchas satisfacciones!!

Algunos se preguntarán, pillines, qué pasó con Gabriela.
Salí con ella varios meses mas. Encamadas espectaculares porque había fuego. Pero cada vez que salía con ella era todo un bardo. Ella no podía con el genio, disfrutaba con el histeriqueo. Eso sí, una vez que la tocaba en ciertos puntos neurálgicos, era como si le llegara al punto “G”, se transformaba y era una fiera.

En realidad no nos peleamos. Solo, nos dejamos de ver. Sobre todo porque ella seguía con su novio y finalmente se casó. Y saben algo, yo al muchacho lo veía y realmente me daba pena. Había momentos que me sentía un hijo de puta. Sobre todo porque el la quería y yo, lo que sentía por Gabriela solo era calentura y sexo. Con eso solo no basta para que haya amor.
Por lo menos, así lo veo yo

Saludos
Rey Loco

Gracias amigos por sus comentarios y felicitaciones.

En realidad no lo viví como mala experiencia.
Todo lo contrario.
En cuanto a mi opinión de las mujeres es inmejorable. Lo que pasa que la vida te enfrenta a todo tipo de personas.
Con Gabriela había química y cuando nos juntábamos, a pesar del histeriqueo de ella al comienzo, teníamos muy buena cama.
El problema era ese, que solo había buena cama. Y el sexo solamente, sin otras cosas se cae por sí mismo.

Un saludo para todos
Rey Loco

Queridísimo Pata de Catre, en esa época no había VIAGRA.
Y en realidad nunca me arrepentí de que las cosas hubiesen suceddido así.
Un abrazo
Rey Loco