Off-Topics / Fuera de tema

Domingo 16 de setiembre de 2007

[b:0f497d7d6e][size=18:0f497d7d6e]Te quiero, no funciona[/size:0f497d7d6e][/b:0f497d7d6e]


[b:0f497d7d6e]Suele ocurrir: las personas buscan sentirse contenidas, cuidadas y queridas por su pareja. En ese camino, muchas veces el erotismo y el disfrute sexual quedan de lado. ¿Es posible armonizar ambas partes?[/b:0f497d7d6e]


Se puede desear lo que ya se tiene? Vaya pregunta, una de las cuestiones clave del nuevo libro de Esther Perel, Inteligencia erótica, claves para mantener la pasión en la pareja (Temas de Hoy). Psicoterapeuta especializada en terapia familiar y de pareja, aborda uno de los grandes conflictos que, según ella, florecieron con la revolución sexual: cómo evitar que las parejas que se quieren se conviertan en aburridas y desapasionadas.

[b:0f497d7d6e]–¿Cuál es el gran problema de las parejas actuales?[/b:0f497d7d6e]

–En mi experiencia en el consultorio, lo que veo es que hay pocas personas que en el curso de los años siguen sintiendo una energía vital, tanto en el plano familiar como en el de pareja. Me pregunté cómo es que se mantiene viva la gente sin ese impulso fundamental. Cómo hacemos para transformar algo que empieza tan lindo en una fábrica de la que la mayoría quiere escapar. Esto no significa que sea malo, pero sí puede ser chato. Para que eso no ocurra, es importante mantener el erotismo. Muchas veces escuché decir que los problemas del deseo y del sexo son consecuencia de los malestares de la pareja, pero no siempre es así, pues hay muchos matrimonios que se aman, pero caen en la falta de deseo.

[b:0f497d7d6e]–¿Por qué sucede eso?[/b:0f497d7d6e]

–Tal vez amar y desear no sean lo mismo. Son conceptos que se relacionan, pero a veces entran en conflicto. Se dice que si hay buena intimidad, habrá buen sexo; sin embargo, la falta de deseo es una consecuencia no anticipada del afloramiento de la intimidad, la seguridad, lo familiar. Ahí aparece el brete, pues el erotismo se alimenta de lo opuesto, de la sorpresa, de lo imprevisible. Mantener el equilibrio entre ambas partes es reconciliarlas.

[b:0f497d7d6e]–Usted plantea que hoy se busca en el matrimonio la seguridad que antes ofrecía la comunidad. ¿Cómo es eso?[/b:0f497d7d6e]

–Sin duda, pretendemos encontrar en una persona todo aquello que antes nos brindaba la tribu, un grupo de pertenencia. El desafío de la pareja moderna es tratar de encontrar todos esos atributos en el otro, y además la pasión.
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–¿El paso del tiempo atenta contra esa pasión?[/b:0f497d7d6e]

–Antes que nada, debemos saber que cama e intimidad no son lo mismo. La pasión va y viene a lo largo de la vida de una pareja; no es lineal ni se da sólo en el comienzo. Lo que necesitamos para amar no es lo mismo que aquello que se requiere para desear. Los sentimientos son antieróticos, bloquean la libertad. En cambio, el egoísmo es integrante del deseo.

[b:0f497d7d6e]–¿Hay que ser egoísta?[/b:0f497d7d6e]

–Hay que repensar la construcción de la pareja: se puede amar diferenciándose, sin disminuir la libertad del otro. Ese balance entre autonomía y dependencia es algo que se aprende de chico, y depende mucho de la relación entre madre e hijo. Quienes no tienen bien resuelto este tema, muchas veces resignan la exploración por la sensación de seguridad; entonces, comienzan a poner restricciones a la libertad del otro.

[b:0f497d7d6e]–¿Por qué suele ocurrir que la pasión decae en las parejas que se llevan bien, y no sucede lo mismo en quienes se llevan supuestamente mal?[/b:0f497d7d6e]

–Es que cuando las peleas aumentan también lo hacen las diferencias, y eso ayuda al sexo. Enojarse le da a la persona más derecho a reclamar que le brinden más, y también a tener un mayor goce. Pelear es una manera de no cuidar al otro. Eso lo hace a uno más libre; es un sexo sin restricciones y que ambos disfrutan. Las parejas que tienen una vida cotidiana sin sobresaltos, sin ninguna discusión (esas que jamás se pelean) suelen ser buenos amigos. Y entre ellos todo es tan previsible e igual que finalmente el erotismo se apaga.

­[b:0f497d7d6e]–¿El cuerpo es importante en las relaciones de pareja?[/b:0f497d7d6e]

–Es la casa en la que vivimos. El ser humano es un ser físico. Cada cuerpo es un lugar que nos lleva a escenarios diferentes; para algunos es un espacio muy cómodo y para otros es como una cárcel: se sienten heridos y no logran relajarse. Es importante entender esto para superar barreras a la hora del sexo. El cuerpo es otro lenguaje: allí radica nuestro primer idioma; con él expresamos lo emocional. Esto es muy importante, sobre todo para los hombres, que muchas veces no pueden expresar ciertas emociones a través de las palabras.

[b:0f497d7d6e]–¿Siguen existiendo tabúes en el tema de la sexualidad?[/b:0f497d7d6e]

–Sí, principalmente en las mujeres jóvenes se ve mucha represión: si tengo cierta cantidad de kilos no me van a desear, si mis piernas no son perfectas no las muestro... En cambio, las mujeres más grandes liberan su cabeza y logran mayores cuotas de disfrute. Cuando una mujer toma su soberanía sexual, cuando ya no piensa que todo su placer está en manos del hombre, ése es el momento en que asume realmente la responsabilidad sobre su erotismo. Muchas transcurren su vida de una manera pasiva: las quieren, las desean, pero no existe el planteo acerca de qué quieren ellas.

[b:0f497d7d6e]–¿Persiste el prejuicio de que la madre que sostiene una vida sexual activa no es una verdadera mamá?[/b:0f497d7d6e]

–Sí. Sin embargo, es todo lo contrario: ese real contacto con el deseo hace que los niños se independicen bien y que, más adelante, desarrollen una buena conexión con su sexualidad.

[b:0f497d7d6e]–¿Qué cosas no deben faltar nunca en una pareja?[/b:0f497d7d6e]

–Imaginación, curiosidad, caricias. Hay que invertir en la pareja, porque sin pareja no hay familia. Se le debe devolver parte de la energía erótica. Es bueno no saber qué va a pasar, cultivar el misterio, dejar entrar a ese "desconocido" que es el otro en el lugar en que se busca la estabilidad; crear un espacio en el que se disfruta y se goza simplemente por estar ahí. El sexo en los matrimonios comprometidos suele se premeditado, y eso hay que evitarlo pues la rutina mata al deseo.

[b:0f497d7d6e]–¿Consejos?[/b:0f497d7d6e]

–Armar una cena especial en casa, generar nuevos temas de conversación, pensar toques de lujuria en el propio hogar, seducir todo el tiempo a nuestro amante, salir a comer afuera y al volver no pasar por el cuarto de los chicos, seguir en el rol de mujer y hombre, no meterse inmediatamente en el de mamá o papá.

¿Se puede desear lo que ya se tiene? Para Perel, esta tarea no es sencilla, pero sí posible y necesaria para tener una vida sexual plena estando en pareja. Ya lo dijo el escritor mexicano Octavio Paz, "erotismo y amor: la llama doble de la vida".

Por Marysol Antón