Política y Economía

Dos universos encontrados

Israel

Publicado el 09.02.2009 17:12
Por Israel Winicki




La estructura social de los países árabes ha cambiado poco y nada desde la Edad Media hasta la actualidad. Sigue conservando estructuras feudales y una organización patriarcal basada en la fidelidad al clan tribal. Aun en los países que se autoproclaman laicos, el Islam sigue siendo el eje alrededor del cual gira todo aspecto de la vida cotidiana y la base del sistema legal. Israel es un país netamente occidental, con un sistema democrático único en la región. Todos los ciudadanos gozan de los mismos derechos, sin que importe sexo o religión. Se prioriza la educación y el desarrollo científico.
Las diferencias son abismales. Unos en el Siglo V y el otro en el Siglo XXI. Cabe preguntarse ¿Alguna vez se podrá llegar a una paz verdadera en la región? Permítaseme ser pesimista al respecto. Vamos a profundizar un poco en estas dos sociedades tan opuestas.
SUMISIÓN Y LIDERAZGO
La sociedad árabe es piramidal. En la cúspide están los dirigentes, los terratenientes, son los que tienen acceso al comercio, a la educación, a los mandos de las fuerzas armadas, al gobierno. En la base está el campesino, sometido al patriarca de su clan, quien está sometido al jefe tribal, quien está sometido al terrateniente, quien está sometido a la clase dirigente. Hay muy pocas posibilidades, sino ninguna de cambiar esto. Es una especie de fatalismo o determinismo muy bien explotado por el Islam. "Es la voluntad de Ala" dirá el campesino, mientras trata de extraer su magro sustento de la tierra. "Es la voluntad de Ala" que falte el agua (tratar de buscar mejorar la irrigación de los campos por medios artificiales sería ir contra esa voluntad). Y lo mismo dirá si sus hijos mueren en la infancia (tratar de mejorar los servicios médicos y utilizar medicamentos es también contrario a esa voluntad), no hace falta estudiar, con saber el Coran alcanza (el incendio de la Biblioteca de Alejandría en el Siglo VII no fue obra de la casualidad)
El Islam es sumisión, es aceptar las cosas como vienen, sin tratar de cambiarlas, es aceptar el principio de autoridad absoluta, y la clase dirigente, no tan sujeta a esta sumisión, lo acepta y fomenta, celosa por conservar sus privilegios.
OCCIDENTE EN ORIENTE
La sociedad israelí está a la par de las sociedades más evolucionadas del planeta. Su organización es horizontal. Todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
Si bien en algunos aspectos la religión dicta normas (casamientos, conversiones, entierros), se puede afirmar que Israel es un país laico.
En el aspecto agrícola se ha buscado desarrollar los cultivos empleando los más avanzados sistemas de irrigación.
La medicina avanza a pasos agigantados.
Políticamente todos tienen derecho a elegir y ser elegidos, no importa el sexo o la posición social. La investigación tecnológica y científica ha colocado a Israel entre los primeros países del mundo. Y esta sociedad, digna de Occidente, está enclavada en Oriente.
ENTRE EL ODIO Y LA DESCONFIANZA
Y esa es la clave para comprender el rechazo árabe a Israel, aun en aquellos países con los que mantienen relaciones diplomáticas.
Occidente, para el Islam, es el demonio, es el gran enemigo. Igualdad entre los sexos, libertad religiosa, educación para todos, son cuasi herejías.
Occidente para la clase dirigente árabe es la potencia colonial que durante mucho tiempo se ha apoderado de los recursos (en especial los petroleros), ha dictado la política de los gobiernos de la región, ha explotado los odios tribales (aplicando la vieja máxima "Divide y vencerás").
Israel es Occidente, el demonio para el Islam, el colonialista para los dirigentes, y para el pobre campesino es el enemigo que desde hace 60 años le han enseñado a odiar.
Solamente un cambio profundo en la mentalidad árabe y, por parte de Israel, una verdadera comprensión de esta mentalidad podrá abrir la puerta para un verdadero proceso de paz en Medio Oriente.