Escort Sofy bg - Microcentro bairesgirls

Media mañana. Camino a la oficina concentrado en los trabajos que tenía hacer ese viernes (6/6). Me cruzo a una mujer, petisa, pelo largo castaño, lindos y grandes ojos. Es Sofi una chica a la que visité varias veces hace algún tiempo. La saludo. No me reconoce de entrada pero enseguida se pone en modo gato, me dice que iba para la farmacia que si quería pasar en 10 minutos. Acepto. No creo en las casualidades, creo en la suerte. Si me cruzo un lindo gatito que me invita a su guarida seguramente es porque me conviene. Después me cambia el horario. Me da igual. Camino unas cuadras por Reconquista, llego y me está esperando en el pallier. Bien. No me gusta esperar. Ya en el ascensor empieza la franela. Entramos y hago todo lento, me higienizo y la dejo hablar, que le encanta. La beso por todos lados, recorro su cuerpito chiquito, y le toco un poco ese perfecto culito que voy a ensartar en breve. El oral dura un rato, está bien, pero hay mejores (Mai, por ejemplo). Pido forro, entro en su vagina a ritmo lento le doy hasta que me aburro y pido asterisco. Subí a ese 8vo. piso para gozar de ese lindo ortito. Se pone un gel con lidocaína, al principio, en cuatro, ay despacio, ay no, hasta el fondo no, un par de nalgadas suaves y ahora sí, dale, me gusta, dale, martillé a buen ritmo ya aplastándola contra la cama con mis 88 kg. y acabé. Salgo despacio no me quiero llevar encima nada que no sea mío, toalla limpia, ducha y de vuelta a la oficina. Volvería pero no tan seguido como en algún momento. Porque está claro que visitar a las viejas conocidas es cómodo, uno sabe cómo funciona todo. No hay sorpresas y la tranquilidad de recibir lo esperado. Pero en este juego también es lindo algo de la adrenalina de lo desconocido, al margen de la atávica búsqueda del goce sexual que muchos necesitamos.

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