¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a Lord Carrington
[XP] Laly y el canto de la sirena bairesgirls
30-Apr-2022, 12:54
Nunca me resultó tan controversial una escort. Cuánto más relatos leía más desorientado estaba acerca de cómo era realmente Laly. Gente completamente enamorada, otros obsesionados, algunos enojados porque no respetaba el turno, que era desorganizada, que cancelaba sin aviso. Muchos elogiaban su belleza, otros parecían desilusionados. En algunas narraciones era lo más cercano a la perfección. En fin…Nunca me fue tan difícil hacerme alguna idea previa de cómo sería una escort. En lo que a mí respecta la agendé y la saqué de la agenda en incontables oportunidades de acuerdo a lo que leía. Finalmente la curiosidad me ganó. Quería visitarla. Sin conocerla, se había convertido en una especie de sirena que me atraía con su canto. Como bien es sabido, estos seres mitológicos se caracterizaban por la dulzura de su voz. Atraían a los marineros que pasaban con los barcos por las actuales costas napolitanas y ante la musicalidad de sus seductoras voces los marinos acababan arrojándose al agua dónde perecían. Perfecto. Me embarcaría entonces hacia las aguas dónde habitaba Laly y comprobaría hacia dónde me conducía su canto. Después de todo, lo peor que podía pasarme si sucumbía a su melodía, no era la muerte sino a lo sumo tener una experiencia no del todo gratificante. Bien valía la pena intentarlo. En el Canto XII de la Odisea, Homero describe como Ulises logra atravesar esas peligrosas aguas amarrándose al mástil del barco para no arrojarse al mar ante las sublimes voces que lo tentaban.
“Vamos, famoso Ulises, gran honra de los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas...”
Me dirigí a corroborar mi propia versión del Canto XII. En lugar de la afamada Isla de Capri, mi humilde destino sería la porteña calle de Suipacha al xxx. Un lugar menos mitológico pero, tal vez, igual de placentero para mis propósitos. La soleada jornada otoñal de abril era un escenario propicio para aventurarse en las céntricas calles de Buenos Aires, lejos de las luces de neón de las oficinas.
El acceso es fácil. El inmueble tiene dos entradas. Una que está abierta permanentemente y otra cerrada dónde está el portero eléctrico para anunciarse. El edificio tiene mucho movimiento. Poco discreto aunque finalmente uno queda tan camuflado entre la multitud que termina siendo ideal para los perseguidos. El encargado chusmea atentamente que nadie intente ingresar sin autorización por la puerta abierta. Hay dos ascensores. El más alejado, que está a la derecha, te deja justo frente al departamento de Laly. El otro, te deja en la loma del orto. Obviamente tomé este último. Una vez que bajé tuve que ir hacia el otro pasillo, del ala opuesta, dónde estaba el lugar de destino. El hall de entrada del edificio es moderno y contrasta notablemente con el departamento de Laly que parece haber quedado congelado en los '70. No solo la estructura edilicia sino también el amueblado. La cama con el respaldo de madera, la mesita de luz y el placard te conducen a un viaje en el tiempo algunas décadas atrás. El departamento es amplio, debe haber sido de categoría en su momento. Un living espacioso con muebles de madera de la misma época, además de mesa y sillas haciendo juego. Luego uno se interna en una especie de corredor que conduce a dos habitaciones contiguas y un diminuto baño. Este será el lugar para el aseo personal, Laly utilizó otro baño que no llegué a ver. La habitación completamente minimalista. Además de los muebles descriptos, una silla para dejar la ropa completa la decoración del hábitat.
Mi impresión de Laly. Es el estilo de mina que me gusta. Bonita pero discreta, sutil. No hay nada exagerado ni en su físico, ni en sus actitudes. Eso le da una amplia versatilidad que le permite adaptarse a diversas situaciones. Puede ser la mina sexy que te calienta en la cama, puede ser la novia dulce o puede ser la mina piola para pasar un rato agradable juntos. Creo que por eso tiene tanta aceptación en distinto tipo de clientes. Además su carácter abierto y su simpatía te hacen sentir cómodo desde un principio. Es bastante acelerada tanto para hablar como para moverse. Como si todo en ella estuviera programado en la velocidad 1,5 de WhatsApp. Eso también le da un aire de autenticidad que te hace empatizar por lo transparente de su carácter. Dicho en buen criollo: No la caretea. Su rostro también es acorde a su físico. Delicado, al natural. Sin maquillaje y muy armonioso. Tiene una sonrisa atractiva de la cual no abusa. Me costó enormemente asociarla a las imágenes de la publicación. El exceso de Photoshop supongo que es para borrar rasgos distintivos y resguardar su vida privada. La versión real, si bien es distinta, no defrauda.
Al principio me costó conciliar su acelere con mi forma mucho más calma de arrancar. Como que estuvimos un poco desacoplados, parecíamos una orquesta sonando en contrapunto. De a poco empezamos a acompasarnos. Los besos no fueron demasiado profundos. Pensé que era más besadora. Tal vez no le gusté, quién sabe. Se sacó el corpiño. Tetas chicas, agradables, linda forma. Me gustó chuparle los pezones. Son receptivos. Mientras lo hacía le acariciaba el culito. Tiene una piel suave, tersa. Empecé a levantar temperatura. Me empezó a chupar la pija. Se concentró más que nada en el glande. Veía su cabeza subir y bajar a mucha velocidad. Ya quería ponerme el forro para empezar a coger. Le dije que la chupe un rato más. Finalmente colocamos protección y se subió a cabalgar. Se mueve bien. Se sentó arriba de la pija y empezó a hamacarse a un ritmo acompasado. Mis manos en sus nalgas acompañaban el vaivén. Cambiamos a misionero. La cogí un rato mientras le daba algunos besos. Finalmente puse sus piernas en mis hombros. Me gustó mucho verla como se frotaba el clítoris mientras la cogía. Ya sentía que estaba a punto y quería acabar. Le pedí dársela en la boca. Saqué el forro me senté en la cama y ella arrodillada en el piso. Sacó la lengua y sin mucha dilación le dejé el producto de mi excitación en su boca. Bueno….en realidad quise dejarlo en la boca, creo que el 90% terminó en el piso.
Ambos pasamos a higienizarnos y nos quedamos charlando en la cama. Es una mina muy agradable, me gustó su personalidad. Nos quedaba un rato todavía. Daba para seguir la charla pero evidentemente no había ido para eso, así que empecé a besarla nuevamente. La pija alcanzó una dureza medianamente respetable y Laly nuevamente empezó a chuparla. Colocamos forrito de nuevo y la penetré en cuatro. El tiránico reloj marcaba que nos acercábamos al final del encuentro. El suave gemido de Laly parecía ser completamente ajeno al tiempo. Le dije que se acueste boca abajo y encima de ella seguí cogiéndola mientras le besaba el cuello hasta que eyaculé en el látex el poco semen que me quedaba. Me di una última ducha. Cuando volví, con su característica celeridad, Laly se había duchado, cambiado y había hecho la cama.
Conclusión: Si alguna persona estaba tan desorientada como yo sobre las características de Laly probablemente mi relato haya agregado más confusión todavía. Tal vez hasta yo mismo me sorprenda al leerlo y compararlo con algún otro. Las experiencias son subjetivas y cada uno aporta desde su óptica. Como aquellos marinos griegos que pasaban por la isla de Capri. Algunos sucumbían al canto de las sirenas, otros ponían cera en sus oídos para no escucharlos y otros se amarraban al mástil del barco para no arrojarse al mar. Seguramente cada uno de estos marinos después contara una versión distinta y los atónitos oyentes de esas historias se preguntarían cuál sea la verdadera ¿Quién sabe? ¿Acaso habrá alguna versión que podamos llamar verdadera?
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