Es una experiencia de hoy, y aún tengo la memoria de ello en mi piel y en mi animo pues volví a verla y volví a sentir toda su sensualidad, casi como si estuviera ausente pero vaya que no lo estuvo. No conocía su nuevo lugar y me gusto por lo limpio y confortable. Me recibió con una sonrisa y un beso. Y luego que me acostara de espaldas sus firmes y suaves manos comenzó a recorrer mi espalda brazos y piernas rozando mis partes íntimas con gran delicadeza, y su voz con su inconfundible acento...