[XP] SEXO EN EL POTRERO

Relato de observación con sexo real explícito.

-“Esto no es Argentina…” –me dijo Zamara al ingresar en la autopista.
-“Es Argentina, Zamy… estamos en una provincia diferente. Nada más.”
-“Pero, salvo los accesos… nunca vi una autopista iluminada y con columnas de diferentes colores…”
-“El sentido es ese. Las columnas pintadas de diferentes colores le ponen un arco iris al costado de la Ruta 7. Las hay amarillas, violetas, azules, rojas, verdes”
-“Es muy bonito…”
-“No has visto nada, aún.”
Al ingresar a la provincia, la gastada Ruta 7 se transforma en una autopista totalmente iluminada de más de xxx kilómetros. Puentes e ingresos a ciudades, levantadas al costado de la vía, mostraban un panorama de alto valor agregado. Cientos de fábricas, a la izquierda y campos cuidados y bien cultivados, a la derecha. De las incontables fábricas sorprende la Bagley-Terrabusi por su tamaño y por la gran cantidad de camiones que salen hacia el Pacífico, vía Chile. Los paquetes de galletitas llevan nombres indescifrables. Están escritos en chino, japonés, inglés, tailandés y vietnamita. Todo es para exportación. Como las líneas blancas de Sigma, Domecq y otras firmas. En Justo Daract hay aduana seca. Miles de contenedores aguardan ser cargados con productos “Made in Argentina”.
En el ingreso a la ciudad Capital nos sorprenden los monumentos y las esculturas. A la derecha, un Centro Cívico con la réplica moderna del Congreso Nacional. Hecho en cristales espejados, en vez del gris cemento. Su cúpula es también de cristal, pero de color amarillo. Iluminado, en la noche, es un espectáculo imperdible.
-“No se ven villas miserias…¿Cómo hicieron?” –pregunta la bella guaraní.
-“Se planifica todo para dentro de 20 años y se fomenta la radicación de empresas y fábricas exceptuándolas de impuestos por 10 años. Luego se les van aumentando gradualmente, pero lo mismo son bajos. En las calles no verás cartoneros arrastrando su miseria ni chicos pidiendo limosna en la Terminal de Omnibus”.
-“¿Y porqué no se hace en todos lados, así?”
-“Porque aquí un kilómetro de autopista vale un millón de dólares, en Mendoza 5 y en la provincia de Buenos Aires arriba de 10. Se invierte en infraestructura con criterio distinto. Fíjate que la provincia era una de las más secas de la Argentina. Se construyeron 9 represas para sumar humedad, y se plantaron 3 millones de árboles. Ahora hay un plan para plantar 3 millones más. Se planifica para el futuro.”
-“Cómo diría Aminobwana: esto es Argentina Año Verde” – la expresión de Zamy nos hizo reír a ambos
Salimos de la autopista, que continúa hacia Mendoza y nos adentramos en la ciudad capital. La amabilidad del personal de la estación YPF nos indica cierto grado de educación. El Diario de la República, local, no cuenta de asesinatos por robo, piquetes, degollamientos de ancianos en asaltos domiciliarios y todo el resto de crímenes que estamos acostumbrados leer a diario en la Ciudad Autónoma.
Cualquier puntano con el que hablamos, está orgulloso de su provincia. “Vayan a visitar” esto o “no se pierdan ver” aquello, es un consejo que está presente cada vez que bajamos a tomar un café o consultamos por una ruta, desvío o acceso.
Ese orgullo es, probablemente, uno de los motores del porqué el turista se siente tan a gusto.
Detrás de la YPF hay una calle zigzagueante que finaliza en la ruta 20. Por ella llegamos a Juana Koslay, un agrupamiento de casas, restaurantes, lugares bailables, enormes monumentos y quintas bien cultivadas. Al adentrarnos en las sierras encontramos otra autopista iluminada con un cartel que dice “Potrero de los Funes” y “Ciudad La Punta”.
-“Estoy cansado. Por fin llegamos al Hotel Internacional Potrero de los Funes, aquí vamos a hospedarnos”. –le dije a mi compañera de ruta.
La escalera y todo el macetero que rodea esa parte del hotel se halla explosionada por flores de pensamientos de cien colores diferentes. Un estallido de tonalidades que resaltan a la luz artificial de los faroles. En recepción nos indican que ocuparemos la habitación xxx, con vista al lago.
-“Gracias por el viaje, Total. Todo esto es maravilloso…” –Zamy me estampa un beso sin necesidad de colgarse de mi humanidad: ella es tan alta como yo. El beso se prolongó y lentamente, el cansancio del viaje se transformó en una excitación mutua. Poco a poco las prendas fueron arrojadas al piso. Besé los maravillosos pezones erectos como si fuese a alimentarme con ellos.
De un empujón me arrojó sobre la cama y me llenó de besos y pequeños chuponcitos desde mis pectorales hasta bajar y prenderse en un bucal suave y prolongado. Profundo y lleno de saliva. Luego les tocó el turno a mis genitales y terminó con un black kiss que casi me hizo explotar el pene de pura rigidez. Así transcurrieron varios minutos, mientras con una mano me masturbaba sin parar. Cuando consideré inevitable la explosión final, la tomé de la cara y la atraje hacia mí. Deseaba fervientemente prolongar el placer y evitar una eyaculación que hubiera cortado el contacto erótico con la piel de Zamy y el goce de sus caricias.
Se puso de rodillas, apoyada contra la pared y me ofreció su vulva. Saboreé los jugos de la escort como si fuese el mejor helado de Freedo. Sus movimientos me demostraban que estaba gozando. Los suspiros y palabras, me alentaban a continuar. Movimientos cada vez más intensos me alertaron sobre la proximidad del orgasmo.
Y no estuve errado. Vibró como un diapasón buscando la nota más aguda. Su piel se erizó y el éxtasis la hizo gritar con los dientes apretados. Al final, convulsiones, como si fuese a estallar en llanto. Esto le permitió ir relajándose. Lentamente. Se acostó a mi lado mientras me susurraba:
-“Guauu… necesitaba esto.” –me dijo al oído. Y fue su placer el que exacerbó mi instinto. El miembro me dolía de rigidez suprema. La fémina, como por arte de magia, lo encapuchó sin que yo lo percibiera. Saltó sobre mi y se lo introdujo en todo su esplendor. Y allí el espectáculo fue inenarrable. En la tenue tibieza de la habitación, ese cuerpo flexible se movía como transportada por un caballo alado, llenándome de goces sublimes. Fueron diez minutos (¿tal vez doce?) donde mi miembro tocaba las paredes de su vagina como badajo en campanario de alta fidelidad. Al final, se arrojó hacia atrás, sin perder la penetración y su superficie nuevamente estalló en piel de gallina. Agitada, suspirando, se apartó y absorbió el miembro que la esclavizaba de placer. Retomó el bucal hasta que pudo obtener el premio buscado. Fue intenso. ¿Grité? No lo recuerdo. El placer había anulado mis sentidos. Explosión que se antepuso al relax. Relax que fue muriendo sutilmente. Como si me dejase llevar por una pendiente aceitada hacia la paz.
Ducha reparadora y bajamos a cenar. El cansancio del viaje, el sexo y el vino San Felipe Roble, con el que acompañamos el lomo glaseado con batatitas asadas, preanunciaban una noche de “break”, de solaz y ronquidos a pata tendida.
Y así fue. Los dos caímos en un sueño profundo ni bien tocamos las sábanas. Abrazados como amantes que buscan el contacto de una piel con la otra piel.
Por la mañana nos levantamos a las 9. Bajamos a desayunar y fuimos hasta el auto a buscar los cigarrillos. Todo el enorme playón del hotel estaba invadido por micros y miles de niños con delantales blancos, acompañados de sus maestras, también de guardapolvo. La cantidad de chicos y pre adolescentes nos sorprendió.
-“¿Qué sucede?” –preguntó Zamy a una mucama que barría la entrada.
-“Hoy viene el gobernador a entregar 5.000 computadoras a los niños de escuelas públicas” –dijo con el mismo orgullo que notamos en todos lados.
-“¿5.000?” – dijimos al unísono Zamy y yo, con cara de asombro.
-“Hay un plan de entregarle a cada alumno de escuelas públicas, una computadora portátil conectadas en red a Internet, el gobierno les entrega gratis a los que estudian” –esta vez era el conserje del hotel que salía a controlar que los diablillos de guardapolvo no pisen las flores.
-“¿Porqué aquí se puede y en el resto del país no? –preguntó Zamanta
No podía responderle. El impacto de ver esos niños entusiasmados y alegres me hizo recordar al panorama tan diferente del conurbano bonaerense. O inclusive de muchos barrios de la Ciudad Autónoma. Un nudo en la garganta me hacía comparar el futuro de estos chicos con los de una provincia mucho más rica en ingresos, pero con dirigentes más enriquecidos a costa del erario público. Apreté los dientes con lágrimas en los ojos y sólo atiné a decir: “¡Hijos de puta, cómo les afanan el futuro a los pibes!”.
El lugar de la entrega era un enorme pabellón, una especia de Luna Park moderno, con menos capacidad. “-Allí se realizan los torneos internacionales de ajedrez y también los provinciales, porque aquí se fomenta mucho el ajedrez entre los estudiantes” –nos señaló el conserje.
-“Toda esa estructura para jugar al ajedrez?” –pregunté asombrado.
-“Seguro. ¿Porqué no?” –me contestó como lo más natural del mundo.
Pero lo que mas me asombró es saber que las notebooks se hallan construidas en un material sintético similar a la goma. Los golpes y caídas no las afectan. Están preparadas para el uso de un niño. Tienen programas educativos que siguen el plan pedagógico provincial y cuentan con juegos didácticos. Las docentes reciben otra, pero con contenidos de enseñanza, incluyendo un programa de educación sexual obligatorio en todos los establecimientos educativos. Por eso la provincia tiene el índice más bajo de embarazos adolescentes y cuenta con un alto porcentaje de personas que finalizaron el secundario.
Después del desayuno salimos para la ciudad de La Punta, la primera ciudad digital de América Latina. Donde se levanta una universidad provincial de otro planeta. Todas sus aulas, de enormes ventanales, tienen luz natural. Los estudiantes becados cuentan con alojamiento y comida en mono ambientes. Allí se encuentra la biblioteca virtual más completa del país. No hay excusa para ningún estudiante. Decir que “no conseguí el libro porque mis padres no me lo pueden comprar” sería lo mismo que decir “no quiero estudiar”. Esa universidad, se creó para que los jóvenes estudien todo lo relacionado con la administración del estado provincial y carreras afines con el desarrollo de la provincia en infraestructuras como diques, caminos, producción de energía eólica y solar, enriquecimiento y riego de suelos, cría de ganado, fomento productivo, turístico, deportivo e industrial. Una apuesta al crecimiento futuro.
En La Punta se levantan los set de filmación cinematográfica más modernos del país, creados para el trabajo de productoras de películas y telenovelas. Uno de ellos se halla alquilado por una productora canadiense. Otro por capitales franco españoles. El tercero para filmar productos argentinos. Cientos de chalets de techos con tejas y tanques de blancos, matizan las sierras demostrando que los recursos del FONAVI se invierten en viviendas. Una ciudad de pocos años, en pleno crecimiento, con centros comerciales y anfiteatros culturales. Otro mundo. Repito: otro planeta.
Cuando, el domingo, retomamos la autopista hacia la Ciudad Autónoma, dejamos atrás los jóvenes down que trabajan de ordenanzas en la administración, las empleadas públicas travestis, (porque allí no se discrimina por condición física o sexual), los jubilados que por un plus cuidan cada uno xxx plantines de árboles, el 1,4% de desocupación, los edificios que se construyen, los complejos turísticos, los niños huérfanos a los que se ubica en familias sustitutas que reciben un sueldo para cuidarlos y hacerlos estudiar, y muchas obras sociales mas. Nos quedó la misma sensación que expresan los carteles, al costado de la ruta: “San Luis es diferente. Aquí se puede”.-

Total.esunratito