Trio Wendy y Daira - Microcentro - hay videos bairesgirls

Después de mucho tiempo me animé a hacer otro trio, con un par de señoritas que ya conozco por separado. Coordinamos con un día de antelación, llegada la hora me aproximé a su nuevo depto, les avisé, me pasan la altura, piso y depto. Voy y noto que hay un portero, quien te pide el DNI para anotarlo en un cuaderno, subí por el ascensor, toqué la puerta y me abre la hermosa Daira, me saludó con un beso en la boca y pasé a saludar a Wendy que se encontraba en el dormítorio quien me dió otro beso profundo. Les pedí una toalla y pasé a darme una ducha.

Me aguardaban en ropa interior sentadas sobre la cama. Tras despojarme de mis pertenencias, el aire se espesó con el inicio de una danza de tres. Comencé con Daira, cuyos besos eran una caricia suave y exploratoria con un poco de lengua; luego me perdí en el ímpetu de Wendy, cuya lengua buscaba la mía con un hambre insaciable, hasta que nos fundimos los tres juntos en un único y húmedo abrazo de labios. Ante mi curiosidad si también se besaban, ellas confirmaron su propia complicidad, devorándose la boca en un espectáculo visual.

Me acomodé al borde de la cama y, como en un ritual de adoración, ambas descendieron a mis pies sobre las almohadas. Daira inició el homenaje con una succión rítmica y veloz, una entrega dedicada que recorría la anatomía de mi pene hasta la mitad. Wendy, por su parte, aportó el salvajismo: una humedad excesiva, sonidos que delataban una garganta profunda que acogía mi pija por completo, sin olvidar visitar a los gemelos. Pronto, sus bocas se alternaron en una coreografía perfecta, una ocupándose de la cabeza y la otra del tronco, en un vaivén de sensaciones encontradas. Mientras Wendy me poseía con su boca, Daira se sentó sobre mi rostro, ofreciéndome su conchita para que mis labios la exploraran para luego intercambiar posición con su amiga.

Inicié la unión física con Daira, mi preferida. Su estrechez, opuso una resistencia deliciosa antes de ceder. Me puse un preservativo, la coloqué a cuatro patas al borde de la cama y, sujetándola de su cintura diminuta, la penetré mientras que Wendy, como una musa constante, me besaba y ofrecía sus pechos para mi deleite. Experimentamos todos los ángulos: la penetré de pie, con ella boca arriba al borde de la cama, admirando visualmente la unión de nuestros cuerpos. Luego ella cabalgó sobre mí de espaldas, para regalarme embates rítmicos contra mi pelvis, mientras Wendy me besaba y seguía alimentando mis sentidos con sus caricias y pezones.

Llegó el turno de Wendy, me quité el preservativo, me hizo otro bucal con GP, me coloqué otro forro y repetimos la sinfonía de movimientos: en cuatro sobre la cama, boca arriba cara a cara, su cabalgar frenético, donde sus pechos rebotaban de manera hipnótica, y de parados contra la pared. Daira, lejos de apartarse, se mantuvo presente, besándome, acariciándome y ofreciéndome sus pechos.

Con el tiempo agotándose, busqué el clímax final. Me liberé del preservativo y ellas, arrodilladas, alternaron sus bocas hasta que el éxtasis fue inevitable. Mi esperma se disparó, decorando el rostro de Wendy y los pechos de Daira en una rúbrica de placer compartido.

Tras el aseo y una charla breve me vestí y nos despedimos, Wendy con un beso en la boca y Daira con un abrazo y otro beso que aún sigue en mi memoria.

Tengo vídeos que compartiré en 1 semana con usuarios participativos con muchas experiencias y/o que compartan material.

En conclusión, las recomiendo. Lo que hace que este dúo de amigas sea excepcional es la complicidad real entre ellas, no hay celos, solo una coreografía de placer donde ambas se potencian. Daira aporta la dulzura y la ternura perfecta, mientras Wendy pone la cuota de salvajismo y técnica profunda. Es la elección ideal para quien desea sentirse el centro de un universo de caricias, donde cuatro manos y dos bocas trabajan al unísono para que no quede un solo rastro de tensión en el cuerpo.

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