Desempolvando polvos con Soe. bairesgirls

Está XP es del sábado 7 de Marzo a las 16hs.
Estaba soleado y algo fresco. Pero no tanto. Pero puedo estar equivocado. No recuerdo bien. Sepan disculpar.

Todavía no sabíamos la que se nos venía y fuí a conocer a Soe porque me gustaron sus fotos.
Nada de planos rebuscados que deforman y aumentan ciertas partes de la anatomía.

Planos abiertos, luz directa, cuerpo entero. Estaba todo ahí. Junto.

Bueno, estaba en el edificio de la vereda de enfrente de la catedral del polvo dónde conocí a varias chicas ya.

Soe es una treintañera muy linda, pequeña, afable y simpática.

Paso al depto bien puesto. Ducha caliente, salgo y ella está desnuda y me besa en la boca. Nos besamos aunque no es lo mío, ella es muy cálida y me acuesto para los masajes.
Bastante bien mientras charlamos, empieza por los pies hasta el cuello. Hablamos de todo un poco, el ambiente, la familia, los hijos, etcétera. Lo habitual.

En un momento se me sube a la espalda y le besa la nuca y las orejas. Me doy vuelta y me come la boca. Baja su cuerpito entre mis piernas y me empieza a sobar la verga, me mira sonriente y me la empieza a comer con un cariño conmovedor. Un pete como Dios manda. Con un súper chupada de huevos.
Pongo forro y la agarro en cuatro. Al ratito de clavarla veo como la pija sale encremada de su concha. Tiene un lindo culo, re amasable y vigoroso.
Y de repente es una mina distinta. Me empieza a garchar ella a culazos y a batir su culo en círculos contra mi pija. Al costado hay un espejo que refleja como se quiebra su figurita hermosa. Tiene un pelo castaño, abundante y descomunal que le peino y acomodo sobre su espalda musculosa y firme.

- Me gusta cómo me pegan tus bolas! Me dice.

Cuando siento que estoy por acabar, se lo digo y se da vuelta y se abre de piernas. Le entro en misionero despacio porque no doy más.
- Pará, pará! Cogeme vos que acabo. Le pido.
Entonces ella me empieza a coger con golpes de la cadera desde abajo. Yo me quedo quieto, suspendido sobre ella, con mis brazos extendidos y las manos a cada lado de su cabeza, mientras me coje de abajo hacia arriba, agarrándome del torso con las manos y los pies sobre mis nalgas.
Cuatro, cinco, seis conchazos y me descargo con ganas.

Charlamos un poco más. Me elogia las nalgas y me voy.
Paseo, birra y pensar en nada.

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