Priscila tetas paraguayas gigantes, leche ingerida y servicio muy bueno. Materiales

Comunidad foril, foristica o como se diga, voy contar la fiestita que me pegué con una pendex paraguaya que está para el crimen. La niña tiene unos 20 años, blanca, carita de nena buena pero con cuerpo bonito y un par de tetas alucinantes. Es lo más destacable porque son naturales, gigantes, con pezones bien chupables. Una delicia visual y táctil.
La contacté por chat de whatsapp, rápida para responder, buena onda, me pasa los valores. El turno lo sacamos para el mediodía, justo antes de ir al laburo, así que me venía muy bien.
Ubicada en un edificio discreto, zona Retiro, muy conocido si sos del palo. Cuando me pasó el departamento, me presenté con dni y subí derecho. Me abrió la puerta y me quedé sin habla un segundo: lencería erótica ajustada, las gomas que resaltaban como si pidieran atención urgente.
Me recibió con una sonrisa tímida pero algo me hacía pensar que la iba a pasar bien. Nos saludamos con un beso y fuimos directo al grano. Le comenté que me había tentado hace rato por unas fotos. Me ofreció agua, le dejé el regalito (80k el turno) y me fui a duchar tres minutos.
A la vuelta, ya me estaba esperando en la cama, tetas al aire, sonriendo. Me acerqué, y sin decir nada me tiré sobre esas ubres monumentales. Las chupé con devoción, como un pibe que vuelve al pecho después de años. Ella se reía, se las apretaba entre sí, me las refregaba por la cara. Me sentí en Disney.
Después de unos minutos de tetoterapia, bajó solita a trabajar. El pete una cosa magnifica que también acompañó con una turca. Arrancó suavecito, bien húmedo, me miraba con esos ojos bonitos y se la fue tragando entera. Laburaba con lengua y labios, me acariciaba los huevos, se los metía un poco también en la boca, todo con cariño y sin apuros. Con la combinación oral-turca casi me vengo antes de tiempo, pero me aguanté para el acto principal.
Le devuelvo gentilezas y empiezo a probar la chuchi bien depilada, limpita, olía rico. Le di con lengua concentrado en el botón y la guaraní empezó a gemir suave, con los ojitos cerrados. Me mojó la cara y se quedó respirando profundo unos segundos.
Después la puse en cuatro, latex y arranqué. Qué manera de garchar, loco. Se dejaba llevar, gemía, pedía más. Le agarraba las tetas desde atrás, las usaba de manija, parecía una actriz porno amateur. Me pidió que me tire y se subió a cabalgar, las tetas rebotando en mi cara como dos flanes con esteroides.
Cambiamos a misionero, la abracé fuerte y le metí con ganas, me decía cosas al oído en guaraní, no entendía un carajo pero me volvía loco. La agarré de las gambas y metimos patitas al hombro, espectacular como se la banca. Luego la serruché en un sillón que estaba en una esquina del cuarto. Ahi me saqué el preservativo y la bañe con leche.
El segundo polvo arrancó con pete, siguió en perritos y terminamos con ella arrodillada, me la mamó de nuevo, me miró fijo y acabé lo poco que me quedaba, tragó sin dudar, no dejó ni una gota afuera, ¡Eso es actitud guaraní! Fui al baño a darme otra ducha exprés mientras ella se arreglaba. Me empilché, charlamos un poco de cosas random y me fui más liviano que globo sin piolín.

Conclusión o resumen:
Pendeja guaraní con un par de tetas que son patrimonio cultural. Buena onda, tierna, tímida pero caliente, besa, chupa, traga y te hace sentir un campeón del mundo.
En mi opinión el servicio vale cada mango. Reincidencia segura por mi parte.
¡Saludos!

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