Juli Lole: El pequeño demonio de la lujuria bairesgirls

Sinceramente nunca me llamaron la atención las fotos de la publicación. Parecía una mina agradable pero, quizás, un tanto alejada de mis preferencias. O, tal vez, poco llamativa para destacar en un mar de ofertas, a primera vista, más tentadoras. Sin embargo, leí tantos relatos destacando sus virtudes y su entrega a full que empecé a reconsiderar visitarla. Hacía apenas un par de días atrás había estado con una famosa "ortera" de Baires y me dieron ganas de probar una opción parecida (claramente había quedado enviciado). Juli parecía cumplir los requisitos. Puro interés científico, no piensen mal.

Le escribí por Whatsapp. Contesta enseguida. Demasiado para ser una mina con una agenda tan cargada. Olvídense de concretar en el mismo día. Más si uno pretende algún horario específico. Agendamos para la jornada siguiente. De pedo, le quedaban pocos turnos. Después me di cuenta que está mucho tiempo "online". Evidentemente tiene un/a recepcionista. Me dio la impresión, por los horarios que me ofreció, que deja media hora entre cliente y cliente. Buen punto.
Llegué a la hora convenida y le mandé mensaje. Me comí unos 10 minutitos esperando. Por lo que leí es habitual. Santa Fe y Pueyrredón. La mitad de la población de CABA parece desfilar al unísono por esa cuadra. Finalmente la vi bajar a abrirme. No muy distinta a las fotos, tal vez parece más pendeja en persona. Físicamente nada para criticar, aunque seguramente por la calle pase desapercibida. Si alguien dijera que es escort (y que encima tiene el servicio hardcore que brinda) sería difícil de creer. Me cayó simpática de entrada. Es discreta, aparenta timidez (nada más alejado de la realidad). Ya en el departamento se transformó en un pequeño demonio. Me empezó a manosear la pija por encima del pantalón y a besar sin ningún reparo. Me fui a dar una ducha sino no se despegaba. Me metió una palmada en el culo cuando iba para el baño. Así empezamos.

El lugar es un monoambiente de los antiguos. En una pequeña L. Con la cocina separada. La ventana al lado de la cama y el baño frente a esta. En el lado opuesto un sofá blanco de generosas dimensiones. Una mesa y sillas completan el mobiliario. Un lugar elegante típico de Recoleta. El fantasma de alguna vieja rancia, que lo haya habitado en otra época, se persignaria horrorizada si viera a Juli cogiendo ahí.

Salí del baño. Seguía vestida de calle. Se sacó la ropa como un mero trámite. Nada de lencería. En bolas de una. Me empezó a besar y agarrar del cuello. A meter presión, como ahorcándome. Me preguntó cómo me gustaba. La miré fijamente y le sonreí "A vos te gusta fuerte ¿No?". Se cagó de risa. Ahí empezó la verdadera historia. Se puso de costado y me empezó a chupar la pija. Arcadas, saliva, garganta profunda. El morbo era total al ver a esa pendeja nada llamativa chupando de esa manera guarra. El sonido constante como si se atorara era muy excitante. Actitud 10. Cuando terminó de chupar, mire mí pija y los huevos y la cantidad de saliva que había dejado era impresionante. Parecía que me había vomitado. Buscó unas servilletas de papel, me secó y fue a buscar el forro. Me lo puso y me preguntó cómo quería empezar. Le pregunté cómo le gustaba. La respuesta fue clara y sin ambigüedades. "Por atrás". Se la mandó de una en el culo y se montó. Ahí hubo una especie de transmutación. Esa pendejita que no llamaba la atención entró en trance y un espíritu del bajo mundo la poseyó. Saltaba como una loca arriba de la pija, me agarraba del cuello ahorcándome, me mordió, me dejó marcas. Cambiaba de pose con una habilidad impresionante sin sacarse la pija del orto. Pedía fuerte. Me dio vuelta como una media. A los 40 minutos no aguanté más y llené el forro de semen dentro de su culo mientras cogíamos en misionero. Ella me había abrazado y no me soltaba. Cuando la pija empezó a perder dureza me liberó y se la sacó con cuidado del culo. Fui corriendo a ducharme antes de que empiece de nuevo.

¿Charla intergarching? ¿Qué es eso? En cuanto volví a la cama empezó a meterme los dedos en la boca y a jugar con su lengua. Ella está ausente en su mundo. Arranca y mejor que la sigas. A esta altura ya pensaba en traer un exorcista. En cuanto logré reaccionar ya la tenía prendida de vuelta chupando. Se pegaba con la pija en la cara. En la tele sonaba una música de mierda a todo volumen. Las arcadas de Juli sonaban más fuertes. Un monólogo gutural. Quedaba poco tiempo. Le dije que terminemos así. No iba a llegar a otro polvo. Claramente le importó un carajo mi opinión. Me puso el forro de vuelta y fuimos en cuatro. Otra vez se la mandó por el culo. No la penetré por la concha en toda la hora. Terrible las ganas que le pone esta mina al sexo. Hay cosas que no se fingen. A ella le gusta coger y te lo hace saber. Empezó a sonar la alarma. Agarró el celu y lo apagó. Seguí dándole con furia a ese orto sin parar hasta que una nueva descarga volvió a llenar el forro de semen. La pija me latía dentro de su culo.

Me duché, nos cambiamos y bajamos juntos. Mientras esperábamos el ascensor ella me manoseaba la pija en el pasillo. Increíble. Tardaba unos segundos más y salía del edificio con la chota parada. Sin palabras.

En resumen: A pesar de todo lo que había leído de Juli igual logró sorprenderme. El nivel de servicio que maneja esta chica es superlativo. Un arancel por demás accesible para los tiempos que corren y nada de reservas con señas y/o selfies. Obviamente tiene la agenda cargada y una alta demanda. Una opción más que interesante para sentirse en medio de una escena de película triple x. Eso sí, vayan descansados y con energía. Cuando la lujuria del demonio se desata, mejor que puedan satisfacerla.

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