Escort Mikeyla - Almagro- El mejor reencuentro de la temporada

Hola
Les cuento que a Mikeyla la conocí hace unos años, pero había perdido su contacto hace bastante tiempo. Tengo que reconocer que desde el primer momento que nos vimos tuvimos una muy buena conexión, lo que hizo que reincidiera varias veces, porque siempre lo pasé genial con ella. Hace un par de semanas vi que estaba publicando de nuevo e intenté ubicarla, pero estaba en Uruguay, así que quedamos en coordinar cuando estuviera de regreso. El viernes a la tarde, inesperadamente me llega su mensaje diciendo que ya estaba de vuelta y si quería ir esa noche. Aunque no estaba en mis planes de ese día, no podía dejar pasar la oportunidad y la verdad es que las ganas de verla era muy grande. A la hora acordada estaba en la puerta esperando con cierto nerviosismo. Cuando veo que baja a abrirme, me acordé del dicho de que "lo bueno viene en frasco chico", la petisa tiene todo en dosis perfectas para disfrutar, sumado a una carita pícara que, a mí al menos, me encanta. Me abrazó con ganas y pasamos a su dpto. Una vez adentro comenzamos a charlar como viejos amigos que se vuelven a ver, ella apoyada sobre el respaldo del sofá, seguía vestida con ropa tranqui, de calle. De pronto, ya no recuerdo quién de los dos comenzó, pero nos empezamos a besar como si no hubiera un mañana y acariciarnos los dos y frotarnos los cuerpos haciendo que la excitación volara aún vestidos todavía. Creo que nos fuimos desvistiendo sin dejar de besarnos... ¡Por Dios como besa Mikeyla! me parece que me sobran los dedos de la mano para contar una escort que le ponga esa pasión al besar. Ya desnudos en la cama, seguimos con las caricias, los besos y los roces piel contra piel. Paso la mano por la almejita, colando algún dedo hacia adentro y siento su humedad... le chupo sus pezones y siento que me responde con la respiración agitada. Estaba tan excitado que pensé que acababa ahí nomás, así que le pedí forrito y le entré en misionero, intercalando cada tanto las embestidas con los besos. Estuve un buen rato así hasta que siento que se acerca el momento y me abrazo a ella y siento que sus piernas me atrapan, como si nos quisiéramos fundir en un solo cuerpo... y exploté, agitados los dos, extasiados de placer.
Seguimos con una charla sobre su reciente viaje a Uruguay y de nuevo, sin saber cómo, empezamos de nuevo con los besos interminables, las caricias y ese frotar cualquier parte del cuerpo para saciar el deseo de su piel que te genera. Fueron largas previas, pero porque yo las disfruto muchísimo y me encanta que en eso me siga el juego. Me hizo un oral... ¡Cómo me hace retorcer de placer en la cama! Lo hace muy bien... y así se nos fue la hora.
Cuando nos despedimos en la puerta, nuevamente su abrazo fue la promesa de que no va a pasar mucho para que nos veamos de nuevo.
Para mí Mikeyla es garantía de placer y estoy convencido de que ella también lo disfruta. Es para no perdérsela y para cuidarla porque vale oro

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