Escort Estrellita - Microcentro - Yo tan puesto, vos tan apuesta

Esta XP se podría resumir tranquilamente en dos o tres movimientos; no más. Ya que últimamente me dedico a darme tiempo a la previa, al franeleo, a recorrer superficies de placer y otorgar el mismo. Qué sé yo, será la edad, los caprichos y los gustos antojadizos ante la onerosa oferta y demanda que tanto nos tienen (mal y bien) acostumbrados.

Viernes por la tarde noche, dinero fresco en el bolsillo y la sola idea de quemarlo rápidamente; poniéndola. De Estrellita ya me habían gustado sus fotos de BG, pero más aún el material aportado por el colega *AXEL ENP*, que determinó mi decisión de ir a conocerla y, también, por un detalle del cual me explayaré más adelante.

Me dirijo hacia el sitio en cuestión. Lugar que visité no hace mucho y que, al parecer, alberga lindas y sumisas gatitas. Toco y me abre desde abajo. Portero nulo, sigo directo hacia el ascensor. Se entreabre la puerta y me encontré con una muñequita de porcelana ataviada en lencería fina, de baja estatura, bonita cara y gestos gráciles. Compré al toque. Ingreso con confianza, paso al baño, me ofrece toalla (correcto el baño y orden del mismo. Su depto también en muy buenas condiciones). Al conocer el terreno de batalla, me empeloto como anticipando los movimientos a ejercitar. Le abono lo acordado y dimos comienzo a un cálido franeleo, con besos tranquis, nada desaforados; de menor a mayor. La desvisto con verguenza y recorro a besos su cuerpecito pequeño, armonioso y con algunos tatuajes hasta detenerme en su entrepierna. Acá me detengo, porque francamente me enamoré de su sexo y se lo hice saber a pura lengua karateca. Ni me pregunten cuánto tiempo estuve internado en su chocho, pero se lo comí como sino hubiese un mañana. Acabó? Como sí, o como no. Yo lo disfruté más que ella, probablemente. Momento del garching, capucha y arriba. Otra cosa que me viene gustando, es besarnos un rato con ella ya penetrada, pero sin estocadas ni oscilaciones desconcertantes. El tercer moviento fue el que sentenció la faena, porque la acumulación láctea se había tornado imperiosa. En cuatrochi y fue un suspiro. La vista, los cordiales chirlos y sus gemidos me comieron el bocho y con celeridad retiré el preservativo y le acabé en su torneada manzanita. Pim, pam, pum. Tres movimientos y eso fue todo.

Sobre su prestación oral, tampoco me pregunten; pasé de ello. No soy taaaan fan de dicha ceremonia (sí, soy algo raro). Por de pronto, me conformo con dar y ofrecer más que de recibir. Porque se sabe, en éste rubro se nos permite por un tiempo (y dinero invertido), poseer algo que jamás volveremos a tener. JUVENTUD. Un arrebato a la felicidad.

Besos y abrazos!
Z.-

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