Alesa, la Colombiana modo Dios - dulce, ardiente y adictiva

Buenas buenas, hermanos del gateo. Esta xp es de ayer, esta chica me dejó como nuevo, con el alma liviana y las piernas temblorosas. Me refiero a Alesa, un caramelo envuelto en fuego, una mezcla entre dulzura, tono de colombia y una actitud que, cuando se enciende, pasa directamente a *fase Super Saiyajin Ultra Instinto versión escort Deluxe*.

Todo arrancó tipo 11 de la mañana. Yo tenía que hacer unos trámites por Microcentro y como el cuerpo me pedía guerra, la mente me susurró el nombre de Alesa. Le escribí, me respondió al toque y arreglamos la hora. Me reservó el turno como una lady. Atiende en Esmeralda al 500, un edificio discreto, ideal para estos encuentros de alto voltaje.

Bajo ella a recibirme. Mamita querida, lo que es esta mujer. Vestido ajustado que parecía pintado sobre su piel, tacos que realzaban ese cuerpo de diosa y una sonrisa como diciendo “vas a salir de acá vacío y feliz”. En el ascensor me regaló unos besos que anticipaban la tormenta.

Entramos al depto, impecable todo. Me ofrece toalla, paso el baño (con enjuague bucal incluido) y se toma su tiempo para ir entrando en clima. Cuando vuelvo, la encuentro con esa actitud que mezcla ternura con lujuria: tanga al límite, corpiño y la voz más dulce que escuché en mucho tiempo.

La fui trayendo hacia mí, boca a altura perfecta de sus pechos, dos obras de arte naturales. No me entraban en la boca, así que alternaba entre amasarlas con una mano y chuparlas con desesperación, mientras con la otra le sobaba la conchita por encima de la tanga. Se mojó en segundos, se notaba en los dedos. Alta hembra.

Nos tiramos a la cama. Besos con lengua de los buenos, pero te advierte: si no tenés higiene impecable, no hay beso. Por suerte yo siempre voy con la boca lista para besar y pecar. Bajé por el cuello, los pechos de nuevo y aterricé en su entrepierna. Le saqué la tanga con cariño y me lancé sobre ella que suspiraba, me acariciaba el pelo y se sobaba las tetas mientras yo me devoraba su concha. Estaba mojada mal.

Después se puso a laburar ella: pete nivel final boss. Lo mama como si fuera un helado en el desierto, lo chupa profundo, lo escupe, lo vuelve a meter. Alterna con el tronco y huevos. También me regaló una turca gloriosa, las gomas rodeando la verga como si fuera un consolador VIP.

Pusimos forro y arrancó la verdadera batalla. Misionero con besos, lengua en sus tetas y gemidos suaves al oído que me derretían. Su concha mojada, caliente y con textura perfecta. Cambiamos a patitas al hombro, ahí la rompí toda. El rebote de sus pechos me tenía en trance, parecía que estaba viendo una porno premium pero con vibración real.
De ahí la llevé al borde de la cama, posición doggy, ella arqueó la espalda como toda una profesional y yo le serruché el alma. La tomé de los cachetes y terminé adentro del forro pero gritando internamente: “¡GRACIAS, Alesa!”

Nos tiramos a charlar un rato. Es divina, cero apurada, cálida, simpática, un tipo de mujer que te dan ganas de repetir mañana mismo.
Cuando recuperé fuerzas, salió segundo polvo: arranqué de nuevo en misionero, pasamos por perrito y me cerró con una chupada final de antología. Abrió los ojos grande cuando le llené la boca de crema pastelera, no se quejó ni un poquito, fue al baño a escupir y ducharse.

Después me higienicé yo y le saqué unas fotos, pero no son muchas porque fui a cojer, no a sacar fotos (no soy un forista documentalista). Me vestí, besito de despedida en la puerta, y a seguir el día con una sonrisa tatuada en la cara.
Me olvidé de aclarar que hace cola por un extra, me lo mencionó en la charla.

La verdad que fue una hora bien intensa, me fui como nuevo. Recontra recomendada.
No hay que enamorarse, pero es muy difícil con esta Colombiana...

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