Ailen, petisa con gran orto que te alegra la existencia - material automp

Hola foro. Venía medio bajón, la cabeza a mil, el bobo revuelto y el ganso deprimido. Así q decidí lo más sano para levantar el ánimo: revolear la guita por una pendeja q me haga olvidar de todo... y q mejor que Ailen, una petisita blanca, culona y con cara de querer portarse mal. Salió según lo planeado: se portó re mal y yo chocho.
Nos pusimos de acuerdo para la una de la tarde. Me tiró la ubicación de un edificio high level, todo bien puesto, con recepcionista en planta baja q te mira como diciendo: otro q viene a que le expriman el alma. Subo en asensor y al toque estoy tocando la puerta. Me abre... La petisa estaba explosiva. Un jean bien al cuerpo q le marcaba los cachetes del orto como si fueran dos globos a punto de estallar. Sonrisa complice y ese tonito dulce q te da ganas de q te hable sucio. Pasamos, me ofreció bebida, charlamos un toque. Yo ya no podía pensar en otra cosa q no fuera ese culo. Le aboné $80.000 por la hora, modalidad novia con bucal sin. Dejé mis cosas, me alcanzó toalla, y fui a higienizarme con el entusiasmo de un nene en víspera de Reyes. Volví y ni bien me acerqué la encaré con un beso con lengua q hace ruido. Ailen besa mucho y bien; con hambre y ternura al mismo tiempo. No sé cómo lo logra. En dos minutos ya estábamos en la cama y yo en cuatro atrás de ella, con la jeta enterrada en ese orto tan perfecto q te da ganas de invitarlo a cenar. Le di cariño lingual de calidad: concha, culo, vuelta completa. Se retorcía, jadeaba, se frotaba el botón mientras yo le hacía un lavado de pecado. Después vino la revancha: la mina quería mamar. Y q mamada, papá. Lustrada nivel leyenda. Babeo, garganta profunda, me miraba mientras me entraba todo el bife y lo lustraba con un profesionalismo q pocas veces vi. Me sacó el alma y me la volvió a meter por la pija. Alta terapeuta sexual. Pusimos globo y arrancamos con cuatro patas al ras de la cama. Se dejaba coger como si fuera su hobby favorito. Gritaba, empujaba para atrás, me decía cosas. El culo le temblaba con cada estocada, y yo en trance. Después pasamos a misionero, con los labios pegados, metidas profundas y un jueguito de miradas q me hizo sentir en la pelicula Bajos Instintos de Michael Douglas. Y como si fuera poco, se sube arriba. Primero de espaldas, se abre las nalgas y se baja con violencia. Cada sentada era como si me bajaran la presión. Me pegó una cabalgata intensa, ojo q si te agarran flojo te internan con suero. La piba es una máquina de garchar. Terminé adentro, entre gemidos y sudor. Me la sacó, se abrió las cachas y dejó q admire mi obra. Un monumento al garche. Me dejó sin alma pero feliz.
Después nos bañamos, le saqué unas fotitos (una diosa), me vestí, beso despedida, y chau, hasta la próxima.
Muy recomendable si te cabe la onda petisa con orto precioso y actitud caliente. Yo ya estoy planeando la repetición. Nos leemos, locuras.

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