Isa: la leona volvió a su jaula. Hay FOTOS

Buenas tardes a todos, colegas. Les vengo a contar otra experiencia con Isa, quien luego de un breve paso por el Microcentro, regresó a su lugar de (casi) siempre: el icónico edificio de Avenida del Libertador y Montevideo.

Todo arrancó cuando me puse en contacto con ella y quedamos para vernos el martes 2 de septiembre en horas de la tarde. Rato antes de la hora pactada, le mandé un mensaje, reconfirmamos el encuentro y le pedí que me espere con una tanga flúor que, honestamente, me saca de las casillas (en el buen sentido, claro ). Al ingresar al lugar y como es moneda corriente allí, me solicitaron el DNI y me anotaron en una hoja. Subí unos cuantos pisos por el ascensor, toqué timbre, escuché los tacos y la puerta se abrió con ella detrás de la misma.

Pasé y la encontré hermosa, como siempre. Hicimos una previa muy buena que incluyó muchos besos y toquetones mutuos. En general, toda la hora estuvo repleta de besos (con mucha lengua y vasta entrega). Repaso brevemente el departamento: lindo, ordenado, con sillón en el comedor y una habitación separada en la cual se ubica una cama matrimonial. Ah, y un espejo enfrentado a la cama que permite ver la acción en primer plano.

Después de la arrinconada del comienzo, Isa me llevó a la cama, se puso en cuatro y me pidió que le apoye la pija en el culo. Como pude y a toda velocidad, me puse en pelotas y acaté su pedido, con ella en cuatro patas. La apoyada siguió momentos después, conmigo abajo y ella arriba, aplastándome la garcha con su imponente orto. Se bajó y empezó a chuparme la pija, en lo que fue un gran y delicado pete. Luego, pasé a hacer yo mi parte y saboree su conchita hermosa. "Que linda lenguita que tenés, bebito", me tiró.

Bueno, ya no daba más y le pedí coger. Agarró un forro, lo colocó y me montó de frente, mientras seguía besandome. Esta posición la repetimos bastante durante la hora, ya que en lo personal me permitía ver toda la secuencia en el espejo. El placer ya era absoluto, pero mejor todavía era acabar con ella en cuatro y agarrándome de sus nalgas. Y así fue, tras algunas estocadas en esa pose, exploté contra el látex.

Higiene de por medio, tuvimos una linda charla, hasta que empezó a tocarme el pito. Volvimos a la cama, me acosté, se abalanzó encima mío y chapamos desenfrenadamente. Me la chupó nuevamente, pusimos el preservativo y otra vez a coger se ha dicho. Esta vez, me subí yo encima de ella y garchamos en misionero. Posteriormente volvió a ponerse en cuatro, pero ella (y sin que yo se lo pida) me tomó la pija y se la metió en el culo. La verdad, disfruté mucho al entrar en la cola de Isa.

Quité el preservativo, me volví a acostar, me besó y lengueteó toda la cara durante varios minutos, para luego volver a serruchar. Forro puesto, me dio una impresionante cabalgata que duró no menos de 20'. En serio, se la bancó de forma espectacular. Encima, no podían faltar sus comentarios característicos: "Tomá, toda la conchita mojadita para vos"; "me encanta cogerme al nene"; etc. El garche prosiguió en cucharita y otro misionero.

Para culminar, me hice la paja, le avisé que estaba por acabar, Isa abrió la boca, sacó la lengua y recibió toda la descendencia. Manché un poco la cama y nos cagamos de risa.

Me higienicé, aboné el servicio (200 usd. por una hora), charlamos un ratito más y me despedí a los besos.

Eso es todo, colegas. Tengo 3 fotos que le tomé una vez concluida la hora.

Abrazo a todos y hasta la próxima aventura gatuna.

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