Lugares (Privados, Boliches, etc.)

Jueves, pasada la medianoche, caigo en Affaire Recoleta (Guido, entre Junín y Ayacucho), con un amigo chileno, de visita en el país.
Las minas, buenas, pero no como para perder la cabeza (ninguna de las dos). Terminado el primer whisky, y sin que el panorama cambiara, estoy por proponerle a mi amigo partir hacia otros rumbos cuando por la puerta de entrada veo ingresar a mi amiga Alejandra, una venezolana de piel clara, cabello largo y abundante y uno de los mejores culos del mercado. Viene acompañada de una morochita que creo haber visto en otra oportunidad.
Nos saludan, se cambian y cuando vuelven a la sala escucho por primera vez en toda la noche, ahí en mi bajo vientre, la dulce llamada del sexo. Alejandra viene en un vestidito claro que ya se lo ví varias veces (sobre todo por habérselo sacado), una mini que apenas alcanza a taparle el culo. Qué par de gambas, por Dios! Su amiguita, que a esta altura debemos decir que se llama Giuliana, viene muy bien producida en un pantaloncito negro muy pero muy apretado, y un minitopcito que si bien no tiene demasiado para tapar, lo poco que hay es firme, turgente y muy apetecible. Mi amigo se engancha de entrada con Giuliana, y al poco tiempo los veo apretando e intercambiando manos y besos de una manera poco menos que impúdica. Yo aprieto los cachetes de Alejandra, que a su ves se aprieta contra mí. Estamos en una esquina de la barra, al fondo, lugar que aconsejo enfáticamente para aquellos visitantes que deseen dejarse convencer por las chicas del lugar (observación: si bien es cierto que el nivel de las chicas en este boliche es ligeramente inferior a otros boliches de la Recoleta, léase Madaho's o Black, la libertad que se (les) permiten adentro las torna a veces más interesantes).
Arreglamos precios ($150 cada una; hubo que conversarlo, Giuliana al chileno quería arrancarle casi el doble), partimos hacia el apart del amigo trasandino.
Adentro del taxi, y aquí empieza lo divertido, ya pintó el descontrol. Las chicas habían bebido (con nosotros, y me sospecho también antes), y lo sé por experiencia, el champagne la pone a Alejandra de un humor, y sobretodo, de una disposición especial. Sentado al lado del chofer, me extraña que mi amigo no me conteste las preguntas que le hago. Me doy vuelta y la veo a Giuliana sentada a horcajadas (sí, a horcajadas, adentro del taxi; recuerden que es menudita) comiendole la boca al chileno. Alejandra, para entretenerse, le había abierto la camisa mientras le pasaba una mano y le daba besitos por el pecho. El pantaloncito de Giuliana, a medias bajo, dejaba al descubierto la mitad del culito. Los dedos de mi amigo se enredaban en su tanguita negra. Miro de reojo al taxista, que sonríe y, anticipo, se encomendará a San Onán apenas llegue a su casa.
En el apart abrimos otro champagne. A solicitud nuestra, Alejandra nos bailó un striptease (dije que se operó las tetas? Si no lo dije debí decirlo: tiene un cuerpo de vedette, si bien no es alta. Lo único, el pequeño detalle que yo modificaría, para mi gusto, es un poco más de color. Un tono, nada más. Treinta segundos de cama solar). Terminado el show, me abalanzo sobre ella. Empiezo a besarle las tetas. Alternamos con unos besos de lengua que me ponen al palo. Pispeo al trasandino. En un sofá está dándole masa a Giuliana, por detrás, y debo confesar que a esta altura yo también se la daría. En algún momento, por efecto del alcohol, debo haber perdido la consciencia, porque cuando quiero darme cuenta Alejandra me está haciendo un PT sin que eriza los pelos. El chileno sigue dándole a Giuliana, que a esta algura gime como si gozara en serio.
Recuesto a Alejandra en el sofá y me hundo en su entrepierna. Le digo que se dé vuelta y entonces quedo ahí de frente con el motivo de mi existencia, de mi existencia en esa noche por lo menos: aquel culo redondo, perfecto. Enfundo la gomita y empiezo a darle. El amigo chileno, entretanto, es cabalgado furiosamente por Giuliana.
Es un espectáculo erótico demasiado fuerte para mí. Cuando quiero acordar estoy acabando dentro de Alejandra, las manos en su cintura, balbuceando incoherencias. Me inclino sobre ella y le beso la espalda.
La otra pareja, por el amor de Dios, sigue cojiendo como si el mundo se acabara. Creo que voy a soñar durante una semana con ese culito precioso subiendo y bajando sobre la pija del chileno, demorándose como pocas veces vi en la cabeza del miembro, haciendo girar con una delicadeza exquisita la conchita por el glande, sin sacársela de adentro, para volver a devorarselo todo en un solo quejido.
Después no sé lo que pasó, lo juro.
Sólo sé que cuando desperté las chicas ya no estaban y desde el dormitorio se oían los ronquidos indecentes del chileno.
Por Dios, qué lindas son las mujeres!
Y de entre todas las mujeres, me quedaré siempre con los gatos!!

Amén.

Alejandra:

[URL=http://www.jotapeges.com/v5.1/show.php/13106_Alejandra9.jpg][img:cb3c69c438]http://www.jotapeges.com/v5.1/out.php/t13106_Alejandra9.jpg[/img:cb3c69c438][/URL]

La foto de Giuliana se las debo.

Godfather y Pochon,
ya les contesté por MP.

Yeti: no sabés los días de purgatorio (léase de casado) que me llevó conquistar estas noches..!

En cuanto a usted, Pablo, mas vale que atienda a sus chicas de vez en cuando porque ya ni se acuerdan de su cara.
Respecto a la oficina, verá que se la conservo limpita (menos mal que no leyó otras XPs vertidas por mí en este mismo foro...).
Un abrazo cariñoso, pero no demasiado.

Loboviejo,
no crea que me olvidé de usted:
a ver cuando me chifla para darnos una vuelta por el Armenonville o el Tabaris...
Yo invito los whiskys del estribo, en Cocodrilo.

Un abrazo grande.