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Amigos foristas: Hace un tiempo (no demasiado) que no tengo relaciones carnales con las niñas de la comunidad. Esto no me alegra, pero quiero contarles por qué y compartir una experiencia que puede ser aprovechada. Y seguramente mejorada. Me voy a deschavar en algo: soy profesor universitario, soy casado, y cuando ingresé en el foro estaba muy deprimido por una relación que tuve con una alumna bastante menor que yo, (un clásico) que duró tres años y por la que casi me divorcio. Este romance había concluído y no tenía prácticamente interés en las mujeres. Gracias a las girls -Cerezita, Anny, Rominita- esta tendencia comenzó a revertirse. Pero a la vuelta de la noble entidad donde doy clases, suele haber al atardecer gatitas en busca de presas. Una de ellas me atrajo. Simpática, bien vestida, producida, con tacos, bonita. Menuda, 35 años. Y he salido varias veces con ella, ya que la ocasión es inmejorable. Salgo del laburo, y ahí está, al toque. O en una hora libre. Pero pronto volveré al selecto grupo de doncellas de BAG. Quiero reincidir con las que conozco. Y no puede ser que no conozca íntimamente a Caro, a Vero, a qué se yo cuántas más. Pero paso a contar mi experiencia mielera con esta gatita. Tenemos buena onda, a veces charlamos en la vereda y me cuenta cosas muy graciosas. La niña fue desflorada a los 14 años, y de allí en más vivió una intensa vida gateril, que comenzó a los 19 en un sauna. Un día le dije que trajera lencería y tacos bien altos para el otro día y lo hizo. Tiene experiencia, y busca poses diversas. El día de mi renacimiento total me hizo hacerlo parados frente al espejo, ella apoyando en él las manos. Como es algo bajita, se puso en puntas de pie. Pero el último encuentro fue -por lo menos para mí- fascinante. Para comenzar, retozamos un rato sobre el colchón. Después, mutuas caricias lingüísticas y una penetración sin culminar. La dama se entusiasma, agarra la verga con mucho cariño y dice ¡ay, que linda que se pone! Nos detuvimos para tomar un café y comenzó el round de la miel y los accesorios. Primero le pedí que se volviera a pintar. Me encanta ver a una mujer desnuda maquillándose. Mientras se pintaba bien pintada, como yo quería, la tomé por atrás de las tetas y le apoyé la pija en la cola. Le había traído dos aparatitos vibradores, con los que Carolina -así se llama- comenzó a pajearse. Esto la puso como loca, no creí que los juguetes iban a desatar tal placer en su cuerpo. Mientras la miraba, yo le hablaba, ella gemía. Me arrodillé delante de su cara, me masturbé también unos instantes e inmediastamente me introduje en su boca. Al tener ella las dos manos ocupadas, no podía sostener el pene por su empuñadura, por lo cual con una mano la tomé de la nuca y fui penetrando por completo entre sus labios todavía bien rojos. Con la otra mano, me ocupé de sus tetas. Los gemidos, al tener la boca ocupada, cambiaron de tono, se hicieron graves, apagados. Por momentos sacaba el instrumento de su boca, y sus grititos eran como música celestial. Cuando acabó, dejó los aparatos, y me besó. Pero yo le dije que se quedara acostada, descansando, que yo la iba a homenajear como debía. Tomé un frasco de miel y la desparramé por su boca, sus pezones, su concha y sus pies. Luego, lentamente, me fui comiendo la miel, lo que hacía retorcerse a la muchacha. Después, para aumentar tanta dulzura, le pedí que se llenara la boca con miel y en un beso apasionado me la pasara. Después la di vuelta y embadurné su culito, repitiendo la operación. Luego, fue ella, la que me untó la verga y comió la miel. Y entonces, me montó dándome la espalda y se puso a cabalgar acelerando cada vez más el ritmo. En el espejo se la veía sonreír, y ante mis ojos, el abrir y cerrar del culito era un espectáculo maravilloso. Acabé gloriosamente, descansamos, fumamos, y luego fuimos a la ducha ¡estábamos tan pegoteados! Pero la niña quería seguir. Mientras nos bañábamos y enjabonábamos, bajo la lluvia se abrazó y me dijo al oído. "Te quiero sacar otro". Yo le dije que no lo creía posible, pero ella se arrodilló y se mandó una chupadita que tuvo una tibia respuesta de mi parte. Entences me agarró del brazo, me llevó a la cama (estábamos mojados y enjabonados) y me chupó con ganas, comenzando por las bolas. Entonces se puso en 69 (parece que le encanta) (a mí también) y siguió chupando incansablemente, operación que finalmente tuvo su culminación ¡No lo podía creer! En fin, fue una tarde genial. Ahora tiene la fantasía de hacerlo con otra mujer, y quiere que le busque ladera para un trío. Me dijo que algunas veces lo ha hecho y le encanta estar con otra mujer. Bueno, les recomiendo miel y aparatitos para alegrar la vida. Y a las chicas de BAG, de un momento a otro vuelvo (con un frasco de miel). También tengo que atender a mi jermu. Un abrazo.
PD: ¡Si las abejas se enteraran a dónde va su esfuerzo laboral!

Amigos León y R2D2: La chica en cuestión, Carolina, tiene 35 años. Aproximadamente 1m65, morocha, pelo enrulado, ojos oscuros. Suele vérsela por las tardes, hasta las diez de la noche en Moreno entre Loria y 24 de noviembre. Su celu es 1555606589. Acepta un regalito de 100 por hora. El telo de enfrente vale 20. Desventajas: pete con y un regalito extra por el dorso. Conmigo tiene una onda muy buena, y a mi me viene fantástico ya que está a 50 metros de mi laburo. En la cama es muy buena, simpática y dulce. Suerte y no se empalaguen.