Traviesas & Transexuales

En una clara muestra de estrechar lazos con la querida Patria hermana, lugar de origen del entrañable Roberto Durán, tome contacto con dos connacionales de Mano de Piedra.
Ahorrándole trabajo al Canciller Bielsa, en primer lugar, visité a Stepahnie, en un privado de Palermo. Desde mi óptica las fotos no la representan cabalmente: tiene la piel más cetrina, rasgos aindiados, es esbelta, simpática, con una tonada que le da pinceladas de belleza a una estética exótica. Es delgada, con pocos pechos, mimosa y supongo que debe tener buenos atributos como activa porque a diferencia de Durán ella es Clitoris de Piedra. En los prolegómenos de la franela se le roquificó.
Buena boca y abnegación para la instrumentación de viento. Por demás aceptable. No sé si reincidiría pero la muchacha precisa cariño y sabe que el atajo más corto para recibirlo es ofreciéndolo todo...
Tonificado por la primera etapa de la misión diplomática me dediqué a esperar que Justine regresara de Mar del Plata. Supuse que la gélida Perla del Atlántico la iba a acobardar y su regreso sería inminente. Acerté sin creerme por esto un pitoniso: se caía de maduro.
Y tardé en volcar esta experiencia porque no está en mi ánimo mellarles el pan a tan cálidas representantes de la tierra del archifamoso Canal.
Pero Justine, a quien le tenía mucha fe, me decepcionó.
Piloto de aviones cuando era varoncito según me confió un amigo muy inquieto en estas lides, llegó al hotel de citas donde me convocó -no tiene depto, juega de visitante siempre- con un aire de noches de tripular nubarrones y tormentas eléctricas. Se le adivinan rasgos de nave de diseño de origen francés pero el fuselaje viene cascoteado y no de fábrica. Acaso la soledad del cokpit, la nostalgia, las malas compañías, la falta de comisarios de abordo gamba y media, la llevaron a peregrinar por vinos baratos y millones de ceniceros. Lo confió con candidez, su aerodinámica se le tornó un poco bofe en estos meses de argentinidad al trago. Y no hubo cinturón de seguridad ni bolsita de salvataje de catástrofes vomitivas que evitara el aterrizaje forzado en un campo de choclos. Desdeñada. Dulce sí, tratando de que el Caribe se impusiera a tanto paisaje urbano y rocambolesco. Con ganas de impresionar al pasaje pero con una peluca de canecalón que uno no se pondría ni en el corso de Caraza. Con mucha pereza y un olor a Particulares 30 en los dedos y una baranda en la boca a Parissiens, no logré que mi pasajero del asiento bajo despegara, ni siquiera se molestó en ponerse de pie. Por lo que pagué el boleto como buen samaritano que soy sin quejarme a Cara de Piedra Airlines y me tiré en paracaidas tan pronto advertí una formación de fardos donde caer.
No me produjo ninguna excitación, ni me entusiasmó, y por sobre todas las cosas me generó un sentimiento parecido a la pena: no sólo porque le tenía fe sino porque pienso que debe andar a la deriva sin divisar la torre de control y es una nena...

Gracias a todos... No, Ima, no volví. Nunca me fuí... siempre estoy agazapado en los pliegues de los escritos del foro leyendo atentamente una o más veces por día todo lo que postean...

No andaba con el centimetro a mano querido Java, hace años que dejé mi oficio de corte y confección pero a ojo de buen cubero -este saber popular no me cierra pero lo utilizo para recordar al abnegado volante velezano- creo que esa medida es una expresión de deseos.