Traviesas & Transexuales

Cuando supe que Ivana emigraria -me lo conto una tarde en la que me hablo de una amiga que habia viajado a Italia y le iba bien, no recuerdo el nombre pero era una morocha que no publicaba demasiado-, se me estrujo el corazon.
Cada una de las visitas que hice a su depto de Sarmiento y Parana fue una demostracion de sutileza, categoria y femeneidad. Como una modelo de moda, con su look siempre actualizado y su figura envidiable y su presencia fina, distaba de la frialdad que suponen muchas mujeres con ese look. Con gran entrega, hermosa piel e inolvidables besos, caricias y petes, siempre me puso el volcan en erupcion y me hizo sentir comodo y agradecido. Que decir de su cintura diminuta y su cola perfecta, depredadora, activa desde sus movimientos de cadera y sus contracciones anales... Para mi sorpresa, por mucho que se comentaba, tambien tuvo momentos de mucha calentura en los que el amigo se comporto de maravillas, se puso de pie y por respeto a un clitoris tan limpio, perfumado y como adivinaba dulce, no tuve mas que llevarmelo a la boca para devolverle algunas gentilezas.
Supongo que si hubiera subido un poco la apuesta tambien me hubiese penetrado y habria confirmado su calidad en esa faceta.
Otra perdida insoportable. Alguna vez se dijo cuando emigraban cientificos: "No, a la fuga de cerebros". Ahora podriamos gritar: "No a la fuga de las estimuladoras de cerebros".

Sí, Andyfast, exacto era Valery.
Un día estuve con ella por sugerencia y consejo de Ivana y en realidad también era excelente.
Gracias por recordarme el nombre.

Una vez me encontré con Ivana e Ingrid en el Divino Bs As. Es decir, las crucé, las ví, no estaba con ellas y me divertí mucho viendo como tipos yuppies, que la iban de galanes y que se hacían los pijas, al verlas entrar, se volvieron locos. Me dediqué a observar como las perseguían, cómo les tiraban los galgos, cómo se hacían los bananas y cómo ellas los volvían locos con gran habilidad, seducción y sofisticación. Ivana estaba terrible y un veterano de varias batallas, un canoso putaniero, se manoteaba el pedazo de manera inocultable en la barra mirándola con un hilo de baba cayéndole sobre la solapa de un saco que parecía armani.
No sé quién se las llevó si alguien se las llevó pero deben haber obtenido suculentos dividendos porque todos tenían tremendos relojes y tremendos botes.