Reincidencia con Abigail: Completa pero tranquila

Cómo si no fuera suficiente transitar la zona de microcentro cinco días a la semana, quiso el destino que tuviera que cumplir algunas obligaciones por esas latitudes el fin de semana.
Traté que mi estadía incluyera algún momento placentero y me acordé que Abigail está disponible sábados y domingos.
Le escribí por whatsaap, coordinamos en escasos tres mensajes y a la hora indicada me dirigí a su morada de la calle Sarmiento al xxxx.

A Abigaíl la había conocido a principio de año y me debía una reincidencia con ella. Para los que no la conocen es una morocha de pelo azabache alisado, transitando apenas algunos años dentro de su tercera década. A pesar de eso, hace muy poco que comenzó a ejercer este oficio. Delgada (tal vez demasiado para los amantes de las curvas pronunciadas) pero con una figura sumamente armoniosa, proporcionada y con las sutilezas de las féminas que, teniendo un cuerpo delgado por naturaleza, lo han sabido mantener en línea y resaltar la elegancia sin exageraciones desmedidas. Salvo el agregado de su delantera, provista por medio de la cirugía, el resto es un cuerpo natural que muchas competidoras de menos edad envidiarían profundamente. Los pechos medianos y bien parados, resaltan dentro de esa figura magra que los contiene. Recuerdo que a mi primer encuentro había ido con la expectativa baja, debido a algunas descripciones que desmerecían su rostro. Además, lo poco que puede verse de las fotos de baires sinceramente no la favorecen. Tal vez esa idea errónea hizo que la Abigail real superara en belleza a la imaginaria. Rostro delgado, alargado y boca grande con una sonrisa prominente. Su simpatía le imparte una expresión agradable que te hace empatizar casi de inmediato. Si tuviera que buscar un parecido diría que es un estilo María Susini.
Los fines de semana el acceso al edificio se encuentra cerrado con llave, lo cual hace imprescindible que la persona que vas a visitar tenga que bajar a abrirte. Esta circunstancia significaba que por primera vez iba a conocer a Abigail vestida. Irónico ¿no? Así que después de anunciarme por el portero eléctrico ella me avisó que bajaba. Tras una corta espera la vi bajar del ascensor con un vestido corto de noche, sandalias de taco y maquillaje, en el cual resaltaban sus labios pintados de un rojo profundo. Linda imagen de una mujer sexy y elegante.
Subimos juntos en el ascensor, los dos solos. Mientras charlábamos su mano fue a mi pija y la mía se metió por debajo de su pollera a acariciar esas nalgas firmes. Nuestras lenguas se reencontraron después de un tiempo y unos besos bien húmedos calentaron el ambiente.
Bajé del ascensor con la pija parada haciendo presión en el pantalón. Abi con ese vestidito me calentaba bastante. En la semana comparte los aposentos con Briana. Ya describí el departamento en la experiencia que relaté junto a su compañera. Entramos, duchita y pasamos a la acción.

Abigail es una mina fina, delicada. Si bien es completa en su servicio, no es guarra. Tiene una actitud más bien sumisa que se adapta al estilo del cliente con el que esté. Sin embargo, esto se traduce también en una falta de iniciativa. Si no proponés ciertas cosas, es difícil que partan espontáneamente de ella. La primera vez me pareció un poco más natural, aunque esta vez noté como si ejecutara una rutina básica y después esperara que el cliente la guie por dónde tiene que ir. Tiene más espontaneidad en la conversación que en el sexo. Conociéndola un poco mejor decidí tomar las riendas.

Ya despojada de su sexy vestido, nos fundimos en unos besos muy apasionados para seguir levantando temperatura. La lencería negra combinaba perfectamente con su cabello azabache y con el rojo furioso de sus labios, que a esta altura debido a la cantidad de besos que le había dado, casi había desaparecido. Me senté en la cama. Ella se arrodilló y empezó con un oral suave y baboso. Mi mano apoyada en su cabeza acompañaba el vaivén ascendente y descendente del bucal que me estaba haciendo y, como si fuera la batuta de un director de orquesta, le empezó a marcar el ritmo para que acelere. Ella se desabrochó el corpiño dejando ver esas tetas operadas pero que tan bien le quedan. Le dije que me llene de saliva la pija y me haga una turca. Enseguida la poronga quedó en medio de sus pechos y la cabeza mojada con la saliva de Abi era la única parte visible. Un rato de esa linda paja y pasamos a un 69. Ahí pude notar como se humedecía cada vez más y los gemidos dejaban de tener ese tono artificial para ser más auténticos. Era hora de la penetración. La acosté boca arriba y comencé a cogerla mientras nos besábamos en la boca. Me gustan sus besos. Son suaves pero van aumentando la intensidad cuando se excita. Es como un buen termómetro para ver si venís bien o no. Si la notás monótona algo hay que cambiar. Igual el que no venía bien era yo. Si la seguía besando en la boca iba a acabar seguro. Le pedí que me cabalgue. Agarré tus tetas mientras se hamacaba arriba mío. Lindos movimientos, suaves, con desplazamientos acompasados y dejándose penetrar hasta el fondo. Tenía ganas de probar su cola. La primera vez no lo había hecho. Se puso en cuatro y la penetré por la conchita. Ella me alcanzó el gel de la mesita de luz. Le unté gel en la cola y mientras me la cogía le metía el pulgar en el ano para prepararla. Colita cerrada. Me costó meter la pija, pero una vez que entró fui subiendo de a poco la intensidad. Igualmente traté de ser delicado. Ella se acostó boca abajo, yo encima haciéndole la cola mientras la besaba en el cuello. No quise abusar demasiado, además ya sentía que estaba por acabar. Le pedí acabar en la boca. Me acosté en la cama, saqué el preservativo y eyaculé mientras ella me chupaba. Esperó hasta que salió la última gota y escupió todo en la servilleta.

Charlamos un rato abrazados en la cama. Es una mina agradable. Disimuladamente miré el reloj y faltaba poco menos de diez minutos. Le di un par de besos y ella muy sutilmente sugirió ir cambiándonos. Amable pero terminante. No quedaba tiempo para intentar un ballotage. El hecho de tener que cambiarse para bajar a abrir hace que esos minutos te jueguen en contra, no me había pasado la otra vez cuando fui en horario laboral en la semana. Pasé al baño, cundo volví ya estaba vestida. Ojalá mis parejas en la vida real fueran tan veloces para cambiarse y estar listas para salir. De vuelta tenía ese color rojo en los labios. Bajamos en el ascensor y me dijo: &#xxxx;Te saludo acá&#xxxx;. Ni terminó la frase que ya me había metido la lengua en la boca, dándome unos besos muy apasionados mientras me abrazaba.

Nos despedimos con una sonrisa y promesas de un futuro encuentro.

Cómo epílogo creo que lo más importante a destacar, para aquellos que todavía no la conocen, es su estilo onda novia complaciente y su belleza sutil.

TABLITA DE LA EXPERIENCIA

Regalito: xxxx
Barrio: Tribunales - sarmiento al xxxx
Es Completa: SI
Bucal: HTA EL FIN
Es Independiente: SI
Besos: A full
Calificacion Gral: 8


Cara: 7
Lolas: 8
Cola: 8
Cuerpo: 8
Onda: 9
Lugar: 9
Porcentaje photoshop: 10 %
Relojea?: Si
Servicio: 8
Reinicidencia: Si