Daniela: Esos raros casos en los cuales la realidad supera a la expectativa.

El cine o la literatura suelen tener esa perfección de la cual la realidad carece. Los buenos le ganan a los malos, los moribundos confiesan sus secretos más oscuros minutos antes de su final, y todas las tramas tienen una explicación lógica y coherente que esclarece las motivaciones más oscuras de los personajes.

En la vida real vemos a diario como los hijos de puta salen airosos, la gente se lleva los secretos a la tumba y uno nunca termina de entender por qué carajo suceden determinadas cosas. Por eso las sorpresas gratas, por más pequeñas y efímeras que puedan parecer, merecen disfrutarse.

Con Daniela me pasó algo por el estilo. Me imaginaba una mina atractiva, onda novia, con un servicio tranquilo. Hace bucal “al natural” pero no hasta el final y no hace anal. Parecía un poco limitada la cosa para el arancel que maneja. Me resigné. Me gustaron las fotos así que iba con la idea de disfrutar de un rato agradable de franeleo con una linda mina. Pero me di cuenta que no sólo me encontré con una flaca atractiva, sino con una mina con una onda mucho más guarra de lo que me imaginaba. La "novia dulce" me terminó dando una flor que cogida que me sorprendió.

Arreglamos rápido por Whatsapp para vernos el mismo día. Me llamó la atención que en su speech solo menciona el servicio de una hora por $30.000. No hay referencias a la media hora. Como nunca voy por menos de una hora no indagué, así que desconozco si toma turnos más cortos. Departamento sobre Viamonte, casi esquina Callao. Linda zona. A una cuadra del Museo del Agua. Edificio moderno. No hay portero eléctrico. Un solo timbre, atiende seguridad, pregunta nombre y a qué piso uno se dirige. Llaman por teléfono a la destinataria y cuando dan el OK abren la puerta. Uno ni lo ve al guardia. Ascensor y pasillos modernos. Estilo hotel. El departamento de Daniela es un monoambiente. Apenas se ingresa se puede divisar la puerta del baño. Grande, espacioso. La dama ofrece toallón y jabón individual. Un pequeño pasillo desemboca en el único ambiente, iluminado con la luz roja de una lámpara, como si fuera un telo o un bulín de una película argentina clase B. Cocina integrada, separada por un pequeño desayunador, mesa con sillas, un sillón y al fondo, contigua a la ventana, la cama. Frente a esta, la televisión (por suerte apagada, sin canal choto de reggaetón). Música agradable por el celu. Una rara avis en estos tiempos.

Daniela. Mina atractiva. Muy linda de rostro aunque tampoco me voló la cabeza. Cuerpo que no pasa desapercibido. Un par de tetas enormes que me cansé de chupar y un físico generoso, con curvas pero muy armonioso. Yo soy más de estilo "modelitos" pero a Daniela la ves y te cagas en la sutileza de las formas. La pija se pone dura como un garrote al mirarla. Tenía una lencería rosa que creo que es la misma de la de la foto de perfil de WhatsApp. Si a eso se le suma la buena onda de la flaca, el combo resulta más que interesante.

Me di una ducha. Cuando salí me espera al lado de la cama. Acá empezaron las sorpresas. Los besos son realmente full. Besa con ganas, mete lengua y ella te busca la boca todo el tiempo. Toma iniciativa, es muy activa. Es una mina que propone todo el tiempo. No es de las que “se dejan coger” sino que coge a la par de uno, buscando también su propio placer. A mí, en particular, eso me encanta. Segundo punto a favor, la chupada de pija. Claramente no me la imaginaba así. Le gusta chupar. En un momento me tiró “Avisame cuando querés coger porque soy capaz de quedarme toda la hora chupando”. Además te lo dice con una sonrisa y toda la espontaneidad. La cantidad de saliva que me dejó en la chota y en los huevos fue impresionante. Escupe la pija todo el tiempo. La ves que para, te tira un salivazo y sigue. Mucho más hard de lo que pensé que iba a ser. Juro que no quería que pare. Me encantó. Finalmente le pedí que me ponga el forro porque me liquidaba con el pete y quería cogerla. Acá descubrí otra agradable circunstancia. Tenía la concha toda mojada. Estaba caliente y me lo hizo saber. De todas formas asumo conscientemente mi rol de “bien fungible”. Daniela quería coger y las circunstancias del destino quisieron que yo estuviera ahí, en ese lugar y en ese momento. Si yo no estaba cualquier otro podía ocupar mi lugar y ejercer la función de prestar la pija parada. Cogimos en varias posiciones. Me encanta que siempre que puede te busca la boca y te besa con lengua. Cuando estaba montada encima de mí, cabalgando, me estaba mojando la pija y los huevos. Efectivamente la concha estaba empapada. Por último, cogimos en misionero y mientras nos besábamos, exentos de toda sutileza, acabé dentro del forro. Ella seguía con los besos. Impresionante.

Nos fuimos a dar una ducha, cada uno por separado, y nos quedamos charlando un rato en la cama. Es muy simpática. En cuánto estuve medianamente recuperado empezamos a besarnos de nuevo. Daniela me empezó a hacer la paja y abrió las piernas invitándome a hacer lo mismo con ella. Otra vez tenía la concha mojada. Me calentaba sentirla así. Arrancó de nuevo con el oral. Me relajé y me dejé llevar por esa boca que jugaba con mi pija poniéndola en su dureza máxima. Sentía el sonido monótono de la mamada, interrumpida cada tanto por el ruido de la escupida. Lamida de cabeza, de tronco, chupada intensa, más suave, paja, lengüetazos en los huevos. Sacó todo el repertorio de la enciclopedia del buen pete. Si hiciera “hasta el final” hubiera acabado así. Pusimos forrito de nuevo y se me subió encima a cabalgar. Literalmente me cogió ella a mí. Cada tanto se inclinaba para besarme y volvía a hamacarse arriba de la pija. En uno de esos tantos besos le avisé que acababa. Me pidió que la espere. Salto un poco más arriba de la pija, me metió la lengua en la boca y aceleró la cogida. El final fue obvio. Nuevamente llené el látex. Ella se quedó un rato encima, moviéndose más suave y sin dejar de besarme. Yo tirado en la cama como si hubiera terminado de correr los 400 con vallas.

Me di la última ducha y nos despedimos. En Daniela descubrí ese plus que cada vez es más difícil de encontrar en las escorts. Una mina que sabe vender muy bien la fantasía. Que traslada sus ganas de coger al servicio que brinda. Fui con la idea de conocer a una linda mina y salí del departamento con la idea de frecuentarla. Cada uno evaluará de acuerdo a sus gustos si es acorde o no lo que busca. En mi caso fue una grata sorpresa. Como conclusión diría que mis expectativas quedaron rezagadas frente a la realidad. Y eso ya merece tomarse la molestia de escribir un pequeño relato.

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